Fabián Irassar, referente de la Facultad de Ingeniería de Olavarría (FIO) y reconocido profesional a nivel internacional, analiza la profesión y compara a quienes egresan en la Argentina con sus colegas de otras partes del mundo.

- ¿Cómo visualiza el impacto que la tecnología genera en la Ingeniería?

- La tecnología, y particularmente la computadora, cambió la profesión. La Ingeniería siempre está para dar soluciones a las necesidades de la gente, de la industria y de los gobiernos. La Ingeniería, con la irrupción de la computadora, cambió notablemente porque muchos métodos que fueron desarrollados alrededor de 1930, con la computadora pudieron resolverse muy rápidamente. El cálculo numérico, el dibujo técnico, todo eso cambió totalmente.

- Esos cambios, ¿facilitaron el ejercicio profesional o también cambió la concepción de la profesión?

- También cambió la forma de concebirla, porque antes ¿qué se requería? Había que tener una gran experiencia para, con el menor esfuerzo posible en cálculos que eran muy laboriosos, obtener una solución acorde. La experiencia era muy valorada, y hoy en día eso cambió porque muchas soluciones se pueden obtener con muchos diseños que se van afinando para llegar a una solución adecuada. Entonces el menor esfuerzo de cálculo permite innovar en soluciones que antes parecían más rígidas, porque no había tiempo para hacerlas. Creo que el gran cambio es en la instrumentación de la producción. La robotización ha cambiado absolutamente los conceptos. 

- ¿Se refiere a la ingeniería de procesos?

- A la de procesos y a la ingeniería tradicional. Pongamos un ejemplo: en la ingeniería civil el cálculo de estructuras era algo para ciertos grupos profesionales muy desarrollados, hoy pasó a ser un software que tiene muchas potencialidades. No digo que el ingeniero no tenga que saber lo que hace, pero en la parte operativa cambió mucho. Y en la parte de procesos hubo, para mí, un gran cambio en lo que hace al proceso flexible. Antes uno tenía un proceso que requería una mano de obra especializada, un diseño pensado para esa mano de obra. Y hoy hay una conjunción entre el diseñador y el proceso a través de todo lo que es sistemas asistidos. 

- ¿Qué rol ha jugado internet?

- Internet ha aportado en cuanto a cuestiones básicas de conocimiento. Durante mucho tiempo el conocimiento estaba en los libros y en las mentes. Internet lo primero que dio fue conseguir más oportunidades y después el acceso al conocimiento. Y hay otro punto que da internet, que es la búsqueda de soluciones en otros lugares que uno no accedería si no tuviera una experiencia personal. Y me parece que eso es muy importante buscar soluciones parecidas y poderlas transformar al medio local.

- ¿Podría pensarse que internet potenció la profesión?

- Creo que Argentina ha tenido un desarrollo muy importante de la "Ingeniería de conocimientos". No fue una Ingeniería de manufactura. Hay países que tienen un ingeniero técnico y un ingeniero de diseño. Argentina decidió que todos sus ingenieros eran de diseño. Entonces tienen mucho conocimiento básico. Nosotros tenemos un conocimiento básico muy formativo, y eso nos permite leer cosas que pueden estar dentro de la información que otros profesionales no podrían ver. Entonces yo creo que no es solo el acceso sino la capacidad de procesamiento de esa información. Hoy en día lo que más importa es la velocidad a la cual uno pueda procesar información significativa y desechar la que no lo es. Yo creo que eso en la formación de la Ingeniería argentina es muy fuerte. Ha tenido una formación básica que le permite adaptarse muy fácilmente a los distintos cambios, es decir que uno puede usar la computadora, puede usar internet, pero porque interpreta todo lo que eso le da. 

- Entonces ¿los cambios en la profesión no han sido tan duros para la Ingeniería argentina?

- Creo que cambió el estrés del cálculo por la posibilidad de hacer cosas mucho más complejas para lo que se requiere una formación y una mente también mucho más complejas. Creo que la ingeniería argentina ha sabido resolver eso, porque mantiene un estado de conocimientos básicos y permanentes y sobre todo tiene la capacidad de adaptación. Existe siempre una tensión entre la formación básica tecnológica y las cuestiones del momento. Las empresas, por ejemplo, que quieren resolver el día a día, se quejan de que nos falta una formación "del momento". Es cierto que no sabemos el último software, pero el punto es que no necesitamos mucho tiempo para aprenderlo. A mí me parece que eso es muy importante. Creo que eso no debemos dejarlo de lado en la formación de Ingeniería, porque eso es lo que hace que seamos competitivos. Porque dar soluciones en un país como Argentina es muy interesante. Y no nos olvidemos que la formación de ingenieros es para dar soluciones a los problemas. 

- ¿Los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas (ODS) simbolizan los cambios que vienen en la profesión?

- Sin dudas. Cuando uno analiza los ODS, cualquier ingeniería tiene injerencia en la mayoría de ellos. ¿Por qué? Porque el diseño de una solución tiene que respetar la cuestión de la especie humana; la sostenibilidad completa, económica, social; la cuestión ambiental. Entonces, hay un cambio de la solución posible. Al haber un cambio del escenario en el que debe producirse esa solución, la ingeniería tiene muchos desafíos. Lo ejemplifico: nosotros cuando estudiábamos teníamos una casa y calculábamos el tamaño del aire acondicionado que le teníamos que poner. Y hoy tenemos que ponerle este tamaño de aire acondicionado y ver cómo construimos la casa. El cambio ha sido muy importante. Estamos ante un problema muy grave: cómo seguimos viviendo con la misma calidad de vida estando atados a un 2050 de emisiones cero para lograr un cambio de la temperatura del planeta de 1,5 grados. El futuro es mucho más incierto que lo que teníamos antes. Trabajar con la incertidumbre forma parte de ese gran problema que tenemos en la Ingeniería.