-¿Qué provincia de Buenos Aires dejó usted en aquel momento, luego de su período como gobernador?

-Yo tomé la Provincia incendiada. Con pago de patagones, en una situación desesperante para el país. La dejé enderezada, ordenada, con la obra pública que pude hacer, que fue bastante a pesar de la poca plata que había. Tenía un presupuesto que era más o menos 33% más bajo que lo que tiene Scioli hoy. Sin embargo, hice más obra pública que él. Hicimos las obras hídricas necesarias hasta donde pudimos. Creo que hubo un cambio muy importante en la policía y bajamos enormemente la tasa de mortalidad en ocasión de robo, uno de los problemas más graves. Incluso ha subido mucho de nuevo. Promovimos programas nuevos que se referían a la participación de la gente. Uno fueron los foros barriales de seguridad. Otros fueron los centros de prevención de las adicciones (CPA), donde queríamos que se formaran redes de padres. Todo lo que hicimos fue desvirtuado. Hice una ampliación del Patronato de Liberados para prevenir. Necesitábamos saber si humanitariamente los ex presos estaban buscando trabajo, y hacer seguimiento con asistentes sociales. Queríamos llegar a una cada cuatro liberados. Pensé que Scioli iba a seguir con eso, ya que es una forma de prevención estupenda. Además, cuando muchos salen no tienen familia, no tienen hogar...

-¿Hoy el Patronato de Liberados ha dejado de cumplir esa función asignada en su gestión?

-Absolutamente. Está en su mínima expresión. Estos programas directos que dependían de los Ministerios, como por ejemplo Atención y Contención a la Víctima. Imagínense cualquier persona que necesita contención psicológica, que ha perdido un familiar. No tiene abogados, no sabe cómo se hace un juicio penal. Víctimas de la policía, de estafa, de la violencia de género. Para mí fue muy importante esa etapa. Esos programas se dejaron caer, había que militarlos, no bastaba con leyes que lo sostuvieran. Respondían a nuevas demandas. Esas nuevas demandas se han multiplicado, lamentablemente.

-Teniendo en cuenta el discurso de campaña de Scioli, ¿cuál es su opinión sobre esta nueva Policía Local, del CPC?

-Los nuevos policías son chicos que tienen seis meses de entrenamiento, y más miedo que los peatones, que van al lado de ellos. Sin dejar de ser policías, deben volver a reeducarse. Su efecto es un efecto visual buscado en año electoral en que el gobernador busca a cualquier costo ser presidente. Todo se acelera en el año electoral. Si le decimos que la Provincia está subgestionada, subadministrada, ¿él con qué responde? Con una gran campaña publicitaria llamada Activa. Se responde a todo con campaña publicitaria. Que es mucho policía joven, recién preparado, con la responsabilidad en la calle. Con eso busca disuadir. Quieren engañar a la gente. Yo controlé mucho mejor la policía, de abajo y de arriba. Hice que la policía sea manejada por civiles, creé la policía comunal en localidades menores a 70.000 habitantes. Quieren la misma policía pero dirigidas por el intendente, supervisada por la Provincia. A la policía se la controla con rigor y se la paga mejor, o la policía no funciona. Un buen policía es mucho más importante que más policía.

-Hay varios cuestionamientos en Olavarría al funcionamiento de las fuerzas...

-Eso se soluciona con control. Educación, en la academia... es más plata, sí, pero hay que hacerlo. Yo declaré la emergencia policial y penitenciaria que Scioli derogó. Ambas leyes me permitían separar de las fuerzas a una persona, sacarle el arma y la chapa, dejarlo con medio sueldo y mientras tanto realizar el sumario correspondiente. Y eso tenía su efecto. Separé casi 5.000 policías, del comisario para abajo.

-¿Eso se dejó de hacer?

-Absolutamente. La clave de todo esto es el control y que haya premios y castigos. Si el policía es el que investiga y pone el cuerpo, vale oro. No un policía que saben que no pasa nada, deja el patrullero y duerme la siesta, o hacen jueguitos con el celular. Si los dos ascienden, entonces estamos muertos. Y la policía no tiene sentido.

-¿La Justicia que rol tiene en esta cuestión de la seguridad?

-En primer lugar, frente a los hechos, hay que buscar que el fiscal aparezca enseguida. Es fundamental. Y para eso el gobernador tiene que tener comunicación con la Procuración General, para exigir que el fiscal aparezca enseguida, siempre. Ustedes no se imaginan cómo mejora el Estado cuando aumenta la presión y el rigor de arriba. Para eso hay que tener el traste limpio y trabajar 20 de las 24 horas. Hay que ser gobernador, olvidarse de la publicidad, no hay que querer ser presidente, hay que dedicarle lo mismo a la Provincia todo el día, y tener un equipo y un gabinete de lujo. Que trabaje igual que uno.

-En las PASO en Olavarría terminó segundo, si tenemos en cuenta los candidatos. ¿Cómo piensan subir eso?

-No hay fórmulas mágicas. Pero hay una que está dando resultado. Es decir lo que uno va a hacer. Lo está haciendo Sergio Massa. Todo el tiempo está diciendo cuáles son sus propuestas para el país.

-¿Qué opina de la candidata local, Liliana Schwindt?

-Es muy saludable, no hay nada mejor que estar con alguien que sabés que no te va a traicionar.

-Massa, ¿en qué temáticas plantea sus propuestas?

-En economía, inseguridad, educación, que es un tema clave, en drogas, en un país en el que lo más urgente a vencer es el narco. Y donde no reacciona el gobierno nacional. La vicejefa de Gobierno de la Ciudad, María Eugenia Vidal, quiere combatir las drogas cuando en Capital Federal está entronizado el mayor número de cocinas de paco del país, y nunca los he visto a Mauricio Macri o a María Eugenia Vidal hablando de ese tema.

-Sorprende cómo llega la droga a Olavarría. Hubo dos casos importantes. ¿Qué pasa con esta situación? ¿Qué pasa cuando la Justicia está sospechada?

-Crear una nueva agencia federal, cuando debería haberla hace muchísimos años. Profesionalizada al máximo, que se relacione con Brasil, Bolivia, con otros países, porque los operativos son transnacionales. Las fronteras no están bien controladas y entra cualquier cosa a la Argentina.