Es decir, dentro del combate que le quiere librar al jefe de la CABA, Horacio Rodríguez Larreta, quiere hacer ahora lo que no hizo durante un año y medio e insiste en apelar a medidas medievales para enfrentar a la peste: encierros y carencia llamativa de vacunas por negligencia o negociados que impidieron comprar las dosis necesarias para cuidar al pueblo argentino.

El presidente, como un buen ariano, solo quiere lidiar con alguien. Lo movilizó más la derrota sufrida por el fallo del Procurador en contra de su DNU, que el sufrimiento de la gente a causa de la falta de vacunas y por la desprotección que padece la población desde hace tiempo.

Posiblemente Aries, como signo del zodíaco, podría tener algo que ver con Ares, el dios de la guerra en la antigua Grecia, y por ello su afán de pelear muchas veces por el solo hecho de hacerlo y sin ningún objetivo o sentido racional.

En la mitología griega, el dios Ares se casa con Afrodita (la diosa del amor) para conferirle un poco de drama y de tragedia a la guerra. De lo contrario sería un hecho sin sentido y sin trascendencia. Pero Alberto se siente tentado por la batalla por el solo hecho de no aburrirse, y pone en juego la vida de los demás. En la mitología del Presidente, Ares (quizás de ahí provenga su signo zodiacal) no se casa con nadie, solo con Cristina, que de ninguna manera es una émula de Afrodita y mucho menos representa al amor.

El matrimonio mitológico y político entre Alberto y Cristina no tiene nada de trascendente y solo procura el poder, así de vacío y carente de contenido humaístico.

Alberto solo quiere guerrear por aburrimiento, como buscándole un sentido a su vida tan errática y tan poco trascendente. Si hasta llegó al gobierno con el voto del cristinismo y del massismo. El no aportó ninguno, quizás sí el de su pareja.

Pero el pacto que hizo con su Afrodita de este tiempo lo condiciona a tener que pelear con alguien de vez en cuando. Esta vez, el objetivo de su belicismo intrascendente fue Rodríguez Larreta y está haciendo todo lo posible para lograr aunque sea un empate y sobre la hora, aunque acabe sacrificando la salud de la gente y la educación de los chicos.

El ariano Presidente, si es que viene de Ares, es un dios de la guerra muy singular porque nunca peleó con nadie ni por nada. Todo le llegó de arriba, sea durante la gestión de Alfonsín, luego de Menem y más tarde la de Néstor Kirchner. Pero la vida ha sido extremadamente benévola con este presidente que de pronto, desde el ostracismo político, terminó siendo la segunda figura en importancia del país y con ganas de alzarse, lo mismo que Rosas, con la suma del poder público. Solo le falta llevarse puesto un Facundo Quiroga porque su Mazorca (la policía política) ya la tiene y es la que ahora escracha y pretende destruir al Procurador Eduardo Casal con un carpetazo para hacerle pagar su fallo contrario al DNU presidencial. El brazo armado lo aporta el gobernador quien ayer mandó un control contra quienes se iban al Interior por el fin de semana.

Hoy, el nuevo DNU represente el deseo de Alberto de hacerse cargo de esta dificil situación y de paso demostrarle al resto de los gobernadores que es él quien manda y no Cristina a través de Kicillof y que además demostrar que es más duro e inconsciente que el gobernador bonaerense. De paso presiona a la Corte para que resuelva este entripado y le deriva (al menos lo intenta) toda la responsabilidad de lo que está sucediendo.

Ese encanto de prohibir

Cuando Alberto era jefe de gabinete, en 2008 se enfrentó con Cristina por la batalla contra el campo pero la entonces Presidenta no dudó un instante en quitárselo de encima. Lo hizo con tanta celeridad y desaprensión como la que tuvo en 2019 para utilizarlo y ganar una elección. (Siempre hay un Sergio Massa para usar aunque el tigrense y la Vice se viven sospechando).

Pero aquel secretario de gobierno ha vuelto ahora como Presidente y con una tremendas ganas de prohibir y construir un Estado policial de control y vigilancia. Ya lo hizo el año pasado y parece sentir nostalgia de ese país confinado e inmóvil en sus propias viviendas. No deja de ser esto un indicio que permite extraer de algún modo el perfil ideológico de este presidente.

Esta vez, como tantas, los gobiernos, con la excusa de un estado de excepción, asumen la totalidad del poder público para disponer de la vida de todos los argentinos. No es la primera vez que pasa esto, y ejemplos abundan en la historia para ver como los gobernantes aprovechan estas situaciones para centralizar el poder y gobernar con absoluta arbitrariedad e impunidad. Lo correcto hubiese sido preparar el sistema sanitario y comprar vacunas. Nada de eso se hizo. Por lo tanto se apela a lo mismo, a encerrar a la gente, como en la Edad Media, para ocultar la inoperancia e imprevisilidad de un gobierno que en vez de hacer lo que debía se dedicó a dormir.

A modo de emblema

En Olavarría abundan carteles con la fotografía, a modo de emblema, del doctor Germán Caputo, secretario de Salud municipal, con la leyenda "cuidemos a quienes nos cuidan", lo que para algunos avezados lectores de la publicidad política representaría una suerte de lanzamiento del médico para los comicios de este año.

Caputo mide bien y en algún momento corrió la versión de que podría encabezar la lista de concejales, pero él mismo le dijo publicamente a este columnista que no quería saber nada con la política y que su vocación pasaba por la medicina y nada más. Pero, es dificil descartar a alguien que puede impulsar hacia arriba los números de un comicio, aunque después se lo transforme en testimonial y se lo retorne a la función que hoy está cumpliendo.

Pero, habrá que creer en lo que dijo y en lo que opinan en los altos ámbitos municipales que ya tienen la figura que va a encabezar la lista de concejales. Nadie duda que será Bruno Cenizo y que Hilario Galli también sería el primero de la nómina seccional, aunque podría ser además el candidato para 2023 si es que Ezequiel no puede ir por la reelección.

Pero en estas elecciones, si el Intendente no puede lograr que Hilario vaya por una banca en el Senado, estaría resuelto a ir con boleta corta, aunque hasta ahora sería solo un amago.

Monzó y Posse

Desde arriba, suponen que si va María Eugenia Vidal como candidata en la lista de diputados nacionales, podría abortarse el intento de ir por las Paso a los grupos que conforman Juntos por el Cambio. Radicales y monzoístas ya amagaron con hacerlo. En efecto, Emilio Monzó amenazó el miércoles que van a presentar lista en los 135 municipios y que trabajan en articular una alianza con el radicalismo de Gustavo Posse, que en Olavarría lo representa el ganador de la interna.

Se dice que ya anduvieron intentando algunos acercamientos con el peronismo independiente y moderado. Además, uno de sus hombres, Guillermo Bardón, conforma un bloque con el possismo en la Cámara Baja de la Provincia.

El mismo Monzó hizo algunas importantes declaraciones para este Diario. Dijo que "no hay ninguna posibilidad de ir por afuera de Juntos por el Cambio", que no piensa en un acuerdo con Randazzo, Urtubey y Lavagna porque "no tengo idea de lo que esta armando", declaró, aunque la relación del economista con el kirchnerismo es muy mala ya que desde los sectores más duros le viven atacando a su hijo, Marco, por los índices que publica el Indec. ¿Se querrá resucitar el Indec de Guillermo Moreno para exhibir una realidad paralela y falaz para las elecciones?. Ahora los K lo estarian presionando a Lavagna para sacar el DNU presidencial a cambio de la permanencia de Marco en el Indec.

Son varios

En tanto, el peronismo más cercano a Cambiemos no demuestra una posición homogénea. En lo local, los "peronistas por el cambio", que integran Mariano Ciancio, Marcelo Fabbi, y han sumado a Emilio Vitale, entre otros tratan de ser los alfiles de Galli en los barrios para sumar dirigentes comunitarios. En ese ámbito, el macrismo no tiene la llegada que sí podrían tener algunos -no todos- peronistas.

El pichettismo de Mario Cura consolida su relación directa con el Intendente y parece no preocuparle otra relación que la superestructural y la que ya conservan en la comunidad.

El monzoísmo, como lo manifestó su líder, se acerca al radicalismo de cualquier orientación, no solo el possismo, y habría comenzado a hablar con algunos eseverristas, un espacio que cree estar dentro del Frente de Todos. El destino del eseverrismo es todavía incierto y se debatirá entre una convivencia muy conflictiva y tóxica con La Cámpora, en otra más cercana a JxC, aunque por ahora, y por prejuicio ideológico rechazan, y la posibilidad de una división interna a causa de esta pulseada.

Emilio Moriones, Jorge Larreche y Juan Zyla intentan ampliarse llevando su mensaje a empresarios, dirigentes de clubes y políticos de todo color, desde radicales hasta peronistas ortodoxos, para ir por internas. El tema es que la dirigencia provincial se las habilite. Concluyendo, si Perón viviera ya no diría "peronistas somos todos", sino "somos varios y diferentes".

Mitos e historia

Parafraseando a Karl Marx, la mitología surge en Grecia como la expresión de la tragedia y ahora se presenta como farsa. Los dioses Ares y Afrodita en una unión conyugal portaban un significado poético y trascendente. El vínculo político entre Alberto y Cristina es el grotesco o la farsa de aquella unión mitológica.

Ahora, el ariano Alberto quiere todo el poder para concluir la construcción de un Estado policial y poder manejar a su antojo la voluntad de todos los gobernadores y de la totalidad de los argentinos para erigirse en una suerte del " restaurador del siglo veintinuo".

Su afán de poder es ilimitado. De no representar nada en la política nacional, hoy está a un paso de erigirse en una especie de Luis XIV para terminar personificando al Estado argentino, como aquel monarca, pero como delegado de su regente, Cristina, de la casa santacruceña de los Kirchner.

Al final, tanto remar para morir en la orilla. Tanto esfuerzo por quitarnos a los militares de encima para acabar sometidos a un gobierno ejercido por dos filo-absolutistas. ¿Y la democracia? ¿y la república?. Ambas se fueron perdiendo en los meandros de una historia que en vez de avanzar, ha venido retrocediendo hacia el ámbito de los instintos del estado Naturaleza, como lo imaginó alguna vez el filósofo Thomas Hobbes.

¿Qué festejamos?

Ayer se incurrió en la paradoja de festejar el día del trabajo en un escenario de creciente desempleo. Argentina es un país condenado a repetir sus propios errores. Hoy se vive una coyuntura similar a la del menemismo cuando quien perdía el trabajo, lo perdía para siempre. Por lo tanto, la gestión de Alberto y Cristina lleva a cabo el sueño liberal de regular el mundo del trabajo y del nivel salarial utilizando el famoso "ejército de desocupados", que pensó el liberalismo como elemento de regulación del mercado laboral.

En un año y medio se perdieron, casi un millón de puestos de trabajo, formales e informales y es tan grave la situación laboral que los sondeos indican que la gente está más preocupada por el trabajo, la economía y la inflación que por la pandemia. El trabajo se va perdiendo por millones y todo se mide de esa manera, como las dosis de vacunas que nunca llegan. Lamentablemente, en esta Argentina todo es relato, menos el desempleo y la inflación.

Pero para llegar a esta situación el Gobierno precisó de la complicidad de los gremios, cuyos dirigentes les satisface mucho más gozar de esta convivencia espuria con el poder político que le ha dado hasta privilegios en la vacunación que ser dignos representantes de los trabajadoes. De ese modo, la dirigencia sindical, no todos pero la gran mayoría, ha venido aceptando paritarias indignas y a la baja, y sistemáticas pérdidas de empleos a cambio de poder continuar con sus negociados y vacunatorios VIP.

La gente considera hoy que la pandemia del desempleo es más letal que la del Covid 19 mientras que el Gobierno se obstina en cerrar herméticamente la economía como si quisiera engrosar el famoso ejército de desocupados para domesticar a los que todavía trabajan.

En este caso, de los gremios docentes sólo uno de ellos decidió apartarse de esa máquina de domesticar rechazando el mísero aumento que el resto acabó aceptando sumisamente para obedecer al poder político de turno y ser parte del Estado. Algo similar ocurrió con otros gremios estatales, provinciales y nacionales. Sus dirigentes prefirieron continuar compartiendo el poder político para gozar de algunos privilegios que defender el poder adquisitivo del salario de sus afiliados.