Daniel Lovano / [email protected]

Pedro Saborido, el cerebro detrás de "Peter Capusotto y sus videos", el guionista y su particular sabiduría para hacer un análisis de la realidad social argentina a través del humor más absurdo; escritor, difusor del rock, "original, colorido, melancólico y sentimental" en su forma de abordar el peronismo -según la revista "Sudestada"-, protagonizará este domingo el cierre del Festival del Libro "Olavarría 2022".

Nació hace 58 años en Gerli, una ciudad repartida entre Lanús y Avellaneda, se inició como técnico de sonido y tuvo participación nada más y nada menos que en dos íconos del cine argentino de la década de '80, como fueron las películas "Los chicos de la guerra" (1984) de Bebe Kamin y "Esperando la carroza (1985)" de Alejandro Doria. 

Su genialidad estuvo detrás de "Tato, la leyenda continúa", "Good Show", "Delicatessen" (como guionista); "Todo por dos pesos" (como director, guionista, productor); "Compatriotas" y "City Hunters" (guionista) y tal vez la más célebre de sus participaciones: entre 2006-2016 como director, guionista y productor de "Peter Capusotto y sus videos".

Saborido atraviesa todos los formatos: conductor de "Universo Conurbano", el flamante ciclo de Canal Encuentro que se emite los jueves a las 22, cine, radio, podcast, su nuevo libro "Una historia de la vida en el capitalismo" (el cuarto de su autoría), y charlas en teatros y centros culturales.

El domingo se presentará en la Sociedad de Fomento Mariano Moreno, como parte de una nutrida agenda, que en las últimas semanas incluyó presentaciones en General Roca, Laprida, Tres Lomas, Morón, San Martín -entre otras- auspiciadas por el Instituto Cultural Bonaerense.

Estas es una de las razones por lo cual no fue fácil ubicarlo para la entrevista, aunque al fin se pudo dar camino al Alto Valle, en las horas anteriores a su disertación en Cipolletti.

"Conozco Olavarría, he pasado de chico muchas veces. Creo que la última vez que estuve allá habrá sido por 2018 y es una ciudad que siempre me ha dejado impresionado" resaltó.

"Uno a veces, en esta búsqueda de identidades bonaerenses, va reconociendo lugares, pero también pierde las dimensiones" reconoció.

En el caso de Olavarría, Saborido la calificó como "una ciudad grande. A mí me sorprenden de esas grandes ciudades de la provincia de Buenos Aires que uno desde esa mirada porteñocéntrica o conurbanocéntrica las quiere apegar siempre a una relación directa nada más que con el campo y tienen una vida propia, sus gremios, potencial industrial e identidades muy fuertes".

"Se siente otra cosa. Es una fuerza económica distinta; no sé si mejor o peor. Pero ojo, no es una mirada objetiva, es la de un tipo de Buenos Aires, del AMBA" aclaró Saborido.

- ¿Con qué nos va a sorprender Pedro el domingo? 

- Ah, no lo sé todavía. Ojalá que los pueda sorprender con algo. Voy a hablar de los libros que estoy sacando, de lo que hice, de una la historia del peronismo, de la historia del conurbano y del capitalismo.  

Son libros en los que voy haciendo una especie de "sociología de pizzería", construyendo medianamente con la gente un mapa de cómo vivimos, sin soberbia, ni nada. Desde una mirada psicodélica, ficticia, humorística.  

Ver lo que veo y de una manera relajada meternos a hablar de algo, de cómo vivimos, de cómo estamos, de qué es lo que nos angustia. Y que se repite en cada ciudad y en cada lugar. 

También de los condicionamientos porteñocentrísticos de la Capital, las distintas postales que hay sobre el peronismo, el conurbano y esa vida que muchas veces tenemos en el capitalismo, pero condicionados a partir de la necesidad de sobrevivir en esto. 

- ¿Por qué dice que el Conurbano es una construcción de la Capital?  

- La Capital dice que el Conurbano es un problema y el Conurbano ha hecho a la Capital como la Capital al Coburbano, pero a partir de ese dominio de la Capital en esta construcción de un federalismo poco desarrollado que habla del interior como si fuera el exterior. 

El Conurbano es lo que deja afuera ese centro financiero y de consumo. La gente no viene del interior porque le encanta, sino para vivir mejor. Los salames se fastidian porque la gente del conurbano les usa los hospitales, pero son los que vienen todos los días a laburar y dejan su esfuerzo, sus consumos y su plusvalía.  

- ¿Cuándo repasa la actualidad del país, no siente que la realidad superó en la ficción a Micky Vainilla al comprobar que algunos sectores de la política ya no se cuidan en posturas negacionistas o antidemocráticas? 

- No creo que sea así. El racismo, el egoísmo y el avasallamiento del otro estuvieron siempre, desgraciadamente. Solamente ahora han perdido el pudor, y habrá que ver cómo retornamos a la situación anterior para que vuelvan a tener ese pudor. 

Son tensiones entre sectores. La grieta nunca va a desaparecer; el tema es administrarla, para que medianamente podamos convivir en paz y no dejar de hablar con nuestras madres, por ejemplo. Por eso existe la democracia, porque hay grieta. Y de todas estas cosas vamos a hablar también. 

La exacerbación de la grieta estuvo a punto de llevar a un lugar de difícil retorno hace dos meses, con el intento de magnicidio a Cristina Fernández. 

Esperemos que esas cosas ayuden, aun disimuladamente y sin querer ofender a nadie, a que tomemos conciencia de que no podemos llegar a semejantes niveles de virulencia verbal, porque de la metáfora se puede pasar a la literalidad. 

Confío en que algo de eso aprendimos. Por ahí no es tan declamado. Aspiro a que con el tiempo no se repitan estas cosas, pero hay que estar atentos para que vuelvan a ocurrir. 

En la final de una charla, interrumpida varias veces por las dificultades en la comunicación telefónica, Saborido volvió a la visita de este fin de semana, y dejó una promesa: "Vamos a hablar de temas muy serios, porque lo son, pero la vamos a pasar bien. Hablando descontracturadamente de temas serios, sería la idea".