El relato es sostenido todo el tiempo por la resignación y la impotencia. Se trata de una mujer que eligió a El Popular para detallar la situación que atraviesa en la puerta de un campo ubicado sobre Ruta 51, la "vieja ruta que llevaba a Azul", donde desde hace años se ha formado un basural clandestino y necesita respuestas concretas para terminar con la situación.

Tiene miedo. Lo dice y lo repite. Pero no aguanta más.

"La basura me la tiran en la puerta del campo, en el camino que va a Colonia San Miguel. Hace cinco años que vengo con el problema" explicó Stella como si fuesen "los medios" una manera de que alguien evite que se replique esta práctica. 

"Yo hice todo lo que pude, fui a la Municipalidad, llamé, busqué pero no se resuelve y yo estoy muy cansada" expresó.

Y a este nivel de detalle le siguió la preocupación porque prenden fuego de manera intencional esa basura, y se preguntó "¿quién se va a hacer cargo si se prenden fuego los alambrados, la cosecha y todo eso?".

Y lo último que encontró en la entrada de su casa fue el cadáver de una vaca con todo lo que eso implica. En otra oportunidad recordó además que también supieron tirar el cadáver de un chancho.

"Lo que quiero es que alguien reaccione" manifestó indignada e instó a quienes pueden tomar medidas para cambiar la situación, que así sea.

Consideró también que quizás si se multara a las personas que forman este tipo de basurales clandestinos, este tipo de prácticas se terminarían porque de hecho es un delito tirar desechos en lugares no destinados para tal fin.

Además de la mugre, y del aspecto de este basural que tiene más de 100 metros de largo, "es una cuestión de salud pública y un olor a podrido que no se puede aguantar" remató.

Volvió en este punto a insistir con el pedido para que multen a las personas que van y tiran la basura en el lugar, y propuso además "que controlen. En dos noches que me quedé en el campo vi como traían y autos y camionetas dejaban basura en la puerta de mi casa" dijo.

"Como ven basura, siguen tirando" manifestó muy enojada. E incluso contó de experiencias en las que siguió a personas que en sus autos se acercaban al lugar con intenciones de dejar allí sus desperdicios.

EL MIEDO Y LA PREOCUPACIÓN

"Yo lo que digo es, si a mi me prenden fuego todo, el alambrado, el sembrado o la casa. ¿Quién se hace cargo de eso?. Tiene casi 100 metros de largo el basural" remarcó preocupada. 

En una oportunidad, en uno de esos episodios en el que de manera intencional prenden fuego la basura, tuvieron que acudir los Bomberos Voluntarios. "Primero llamé a la Policía, vino, después vinieron los Bomberos. Era un día como hoy -muy caluroso-, con más viento y un desastre. Busqué agua en lo de los vecinos pero fue el policía el que me ayudó a terminar a tapar con la pala", porque explicó que es casi imposible apagarlo de forma "casera", siempre queda alguna brasa.

"El riesgo es grande porque como tiran de todo, y es todo tan combustible. Desde bidones con restos de combustible, latas de aceite" enumeraba en el mismo hilo en el que apela a los medios como uno de los últimos mojones antes que darse por vencida.

"Hace cuatro o cinco años que vengo con esto", y en ese apartado destacó el accionar del delegado de Sierras Bayas, Guillermo Rikal como uno de los pocos -sino el único- que le dio una respuesta a la problemática, aunque las personas no dejan de tirar basura en la entrada del campo, muy cerca de la casa.

Advirtió que espera represalias, que sabe que "hablar me puede causar daño, pero necesito que esto se termine. Es la entrada de mi casa, no un basural" sostuvo.