Fue Director Nacional de Cambio Climático en el Ministerio de Ambiente que dirige Juan Cabandié. El proyecto de bajar la emisión de gases de efecto invernadero tocó los tobillos de Agricultura y Energía. Todo se derrumbó, incluso la presentación de Alberto Fernández en Glasgow. Gabriel Blanco habla de las alternativas energéticas, en tiempos en que todo el sistema está prendido con alfileres. Relata la experiencia de Tandil con energía solar y sostiene que en Olavarría Coopelectric y el gobierno municipal "son muy conservadores y es muy difícil poder hacerlo". Asegura que Vaca Muerta cuesta 10 mil millones de dólares por año, que no hay grieta a la hora de firmar acuerdos con Chevron por el fracking o con China por una central nuclear y que "el extractivismo garantiza la perpetuidad en el poder".

Gabriel Blanco se graduó en la Facultad de Ingeniería de la UBA y se posgraduó en la Universidad de Massachusetts. Es profesor titular e investigador de la Facultad de Ingeniería de la UNICEN. Especializado en energías renovables, cambio climático y sustentabilidad. Hace unos días, en el contexto de los temas que se debaten acaloradamente en el país, quedó en medio de uno que toca la matriz productiva: la posibilidad de la explotación petrolífera mar adentro frente a las costas de Mar del Plata. Dijo que "cuando se dice que en la Argentina no hubo derrames, habría que preguntar cómo se sabe eso porque no hay registro oficial de tal cosa". El dato surge de un informe de su equipo en la UNICEN, que sostiene una afirmación abrumadora: "para algunos niveles de producción estimados para la plataforma argentina, la probabilidad de ocurrencia de derrames es mayor a 99%. Incluso de derrames de grandes cantidades, de mayores a mil barriles de petróleo". La explotación off shore parece un tabla salvadora al nivel de Vaca Muerta.

El statu quo –ése que es intocable- le saltó a la yugular. 

"Para mí no es el eje de la discusión", aclara con fastidio. "Me parece que la discusión es otra".

-¿Por dónde pasa el debate entonces?

-El debate es el modelo de país que se pretende, por un lado y los que pretendemos otro, por otro lado.

-Y el modelo de país está cruzado por la matriz energética…

-Para mí la matriz energética es un reflejo muy claro del modelo de desarrollo o de país que se quiere. Es un reflejo que se puede ver con mucha claridad. En el caso de la energía, se ve muy clarito la cuestión del extractivismo, la concentración económica y tecnológica, la concentración de poder político que lo tiene todo porque 'a la energía la concentro yo y te la doy yo' porque ese 'yo' es un privado o es el estado en todos sus niveles. Y eso es muy poderoso. El que lo controla tiene las de ganar. Por eso creo que es ésa la discusión.

-Ahora, que hace calor y se corta invariablemente la luz, queda expuesto el manejo de la energía eléctrica, apenas a través de las tarifas y según su conveniencia política… ¿Es el subsidio o el tarifazo, pero nunca buscar alternativas renovables?

-Sí totalmente. Pero en el caso de la energía y los grandes negocios –que son un reflejo muy patente- no existe la grieta. No la hay. Todos se sientan a firmar contratos secretos con la Chevron. Hacen fila para sentarse a firmar contratos inaccesibles con China por una central nuclear o con quien sea por las represas del río Santa Cruz y todos están: azules, amarillos, el color que quieras.

-Es así, en América Latina la mayor parte de los países basó su economía en el extractivismo. Y eran y son gobiernos de derecha, de izquierda, de centroizquierda…

-Total. Porque es el modelo que garantiza perpetuidad en el poder. Y ni siquiera te hablo de corrupción porque es incomprobable cuánta guita te podés quedar en un contrato por una central nuclear con China. ¿Quién puede determinarlo?. Dejémoslo de lado. Pero fijate lo que hacen los gobernadores de Neuquén. Tienen casi todo su presupuesto provincial dependiendo de las regalías del petróleo. Y te dicen: "no, no podemos no tener petróleo ¿cómo les pagamos a los maestros?". Empezá de abajo para arriba o al revés y andá a Catamarca, San Juan, La Rioja. En Mendoza se la frenaron un poco porque hay un poco más de movimiento y no sé si decir conciencia social, que no estoy tan seguro de que la haya. En Neuquén el extractivismo garantiza la perpetuidad en el poder porque distribuís desde arriba lo que sea. Sean las regalías del petróleo, las retenciones de la soja… sea lo que sea. Después 'el que distribuye soy yo': el que está sentado allá arriba. Alguien me puede decir "pero bueno, no querés el estado redistribuidor?". No, no es eso. Yo hablo de que hay que empoderar a quien se debe empoderar. Que la producción de alimentos no sea un Arcor sentado no sé dónde distribuyendo comestibles en las escuelas de la Argentina. A veces a uno lo corren con eso: "hay que distribuir, porque están las zonas pobres, los vulnerables…". Pero no… empoderalos y dejá que decidan también. Dales la plata y que decidan.

-En el caso de la energía eléctrica está todo detonado. Partiendo de que con el viento de la Patagonia se puede dar energía a toda América Latina, ¿cómo sería una ampliación de la matriz energética mirando hacia otras alternativas?

-Argentina tiene una ley de 2018 que fue ninguneada, cajoneada, que es la Ley de Generación Distribuida de Energía. La ley salió medio torcida pero en la reglamentación se podría haber trabajado un poco más. La norma permitía a una empresa, a una comunidad, a una vivienda particular generar su propia energía o por lo menos parte de ella. Algo que a mi juicio podría ser transformador. Claro que no es sólo con la ley porque de hecho la cajonearon y todo murió ahí. Pero debería empezar a ser el camino porque permite diversificar recursos. Cada región tendrá más o menos un recurso. Algunos tendrán más energía solar, otras se arreglarán con un poco más de biomasa. No digo que podés reemplazar todo, no en principio, pero es uno de los caminos. Diversificar y descentralizar. Toda esta batalla de las tarifas, de que salga el diputado 'equis equis y' diciendo 'yo voy a poner la tarifa más barata en las zonas frías porque entonces los pobres…' y el tipo sale clavándose los puñales y defendiendo a los pobres. ¿Por qué no le dejás la generación distribuida y permitís que la comunidad pobre tenga los recursos para generar su propia energía?. No, es el diputado, el senador o el ministro el proveedor.

-¿Qué posibilidades de diversificar hay en Olavarría?

-Lugares como Olavarría son más manejables. Algunos, de hecho, empiezan a en la producción descentralizada de la energía. Tandil está en esa movida. Yo estoy trabajando con La Usina de Tandil para empezar a pensar en descentralizar. Lo hacen desde un punto de vista económico y no me importa. Ellos lo ven como que todo el tiempo aparece el ministro J que les sube la tarifa y el otro que la baja. Con una inestabilidad que los complica económicamente. Entonces empiezan a pensar en independizarse un poco. En Olavarría, la Cooperativa y el Municipio son más conservadores y no la ven, hablé mil veces con ellos, y quieren seguir con el negocio habitual. Ellos compran y venden energía y no quieren complicarse la vida. Aunque en algún momento van a tener que repensarlo. Pero con este gobierno municipal no lo veo.

-¿Qué podría hacerse en Olavarría?

-Hay que verlo de modo más macro. Olavarría paga por la energía y, en números redondos, habrá 50.000 medidores que pagan 1000 pesos por mes. Esa cuenta da 50 millones por mes que salen de la ciudad hacia afuera. Obvio que no todo sale porque una parte queda aquí. Por ahí son 500 ó 600 millones de pesos al año que se van sólo en eso. Y si uno lo piensa y dice ¿no podemos hacer algo? Por supuesto que siempre está la traba cuando hablamos acerca de dónde sacás la plata inicial que empieza a mover la rueda pero hay que pensarla y ver por dónde ir. Lo que está haciendo Tandil es empezar a generar un pool, una vaquita, entre todos los que quieran poner. Ponen algo y con eso se construye y se suministraría parte de la energía que después consumiría esa gente que pone. Esa puede ser una manera y se pueden pensar otras. Hay que sentarse de manera creativa a pensar soluciones. No digo que sea fácil pero creo que hay que dar los primeros pasos.

-¿En qué energía tipo se está pensando en Tandil?

-En energía solar. En bioenergía. Sin decir que es sencillo, creo que hay cosas que se pueden porque no requieren grandes montos de dinero como los 10.000 millones de dólares que requiere una central nuclear. Necesitás un puñado para empezar a mover la rueda. Que se generen cadenas de proveedores, de servicios locales. Que instalen todo para la electricidad solar o para calefones solares para agua caliente. No sé, hay muchas alternativas, tecnológicas e incluso algo más hablando de soberanía energética. Como esas tecnologías son modulares y requieren inversiones infinitamente menores que una central nuclear o que una represa en el Río Santa Cruz, son también plausibles de generarlas localmente. Hasta en Olavarría se pueden desarrollar esas tecnologías. Y eso se puede trasladar seguro a dos cuestiones: energía y alimento. Cada vez que paro en una estación de servicio, porque necesito parar para comer algo y me dan el sanguchito envuelto que no sé de dónde viene y le digo un poco en broma y un poco en serio al tipo de la estación de servicio: '¿no hay alguien que viva al lado que prepare sanguchitos de miga? Y no, me dice, nos vienen ya preparados…'

-El tema es el poder y cómo se ramifica. El presidente de los industriales alimenticios es el presidente de la UIA. Hay discusiones que con demasiada frecuencia se pierden...

-Ahí está el problema… Yo trabajé en 2020 en el Ministerio de Ambiente de la Nación. Fui Director Nacional de Cambio Climático. Me fui pero quedé con buena relación con (Juan) Cabandié y alguna otra gente. Me pidieron que continuara colaborando desde afuera y durante 2021 lo hice. Preparamos una estrategia para que el país logre bajas emisiones de los gases de efecto invernadero para 2050. Eso empezaba a tocar a todos los sectores. Un tema que fue debatido durante todo el año, con Energía, Agricultura y demás. El año fue avanzando y Argentina, a través del propio presidente, Alberto Fernández, se comprometió a hacer carbono neutral en 2050. Suena muy fácil decir eso. Pero tenés que transformar el país y dar vuelta Argentina como una media. Trabajamos en eso y en el gabinete de cambio climático, que junta a todos los ministerios, hicimos reuniones todo el tiempo. Cuando llegó noviembre, había que presentarlo en la COP de Glasgow. Teníamos todo listo. Agricultura salió diciendo "esto es inaceptable para nosotros", "está basado en falsedades" y el Ministerio sacó una solicitada junto con la Sociedad Rural Argentina y CRA (Confederaciones Rurales Argentinas) diciendo que ellos iban a ir por otro camino. Y que las vacas y la soja nos iban a sacar de la pobreza. La Secretaría de Energía hizo otro tanto. Sacó una resolución diciendo "éste es nuestro proyecto de país, nuestro proyecto de sector energético, bla, bla, bla". Conclusión: Alberto Fernández no presentó este documento en Glasgow cuando viajó y se abortó todo. De de ahí en más, Cabandié firmó la resolución habilitando la exploración off shore y demás. Y te hago este cuento porque es algo que no sé si se registra en la historia. Que es una sociedad cerrada entre las grandes corporaciones, los medios de comunicación masivos y el poder político. Creo que nunca estuvieron tan juntos como ahora. Cerrados en un bloque monolítico.

-Claramente este panorama dificulta cualquier cambio…

-Y sí, no tengo ninguna duda. Habrá que ganar las calles… Pero claramente el manejo de la pandemia les vino bárbaro. ¿Por qué las universidades fueron las últimas en abrir? Debe ser éste el único país que no tiene a los universitarios en las calles. Y en la pandemia se encargaron de guardarla. Tenés a gente de planes sociales en reclamos, pero no hay otros salvo los que surgen ligados a cuestiones ambientales.

-¿Los únicos reclamos realmente transformadores llegan desde los pueblos que ven amenazada su salud ambiental?

-Es así. Mendoza, Chubut… y yo te decía antes que no sé si hay una real conciencia social. No hay una masa crítica por más que estén buenos esos reclamos. Pero no creo que todavía tenga esa fuerza de transformación. Muy a pesar de los vecinos autoconvocados, creo que estamos lejos de todo esto.