Hay un 65% de argentinos con exceso de peso, y la pandemia agudizó la problemática alimentaria
El "comer emocional" frente al "comer real" se hizo más evidente en medio de la emergencia sanitaria y de un escenario de incertidumbres y grandes cambios. ¿Cómo nos alimentamos en este contexto tan complejo? La falta de ejercicio físico, horarios y rutinas se conjugaron con el encierro y la ansiedad.
Como los tiempos actuales requieren, y a modo de antesala del Día del Nutricionista que se celebró ayer, el lunes pasado EL POPULAR realizó una entrevista vía Zoom con las licenciadas en Nutrición Regina Traverso, Marcela Edith Guerrero, Fernanda Cajén, Alejandra Burgos y Milagros Marchioni; y la doctora en Nutrición Estefanía Alsina.
Súper adaptadas a las herramientas tecnológicas, los consultorios virtuales también se impusieron en tiempos de pandemia con un enfoque integral en el que se profundizó este paradigma de "alejar un poco al paciente de la obsesión con la balanza" para dar paso a la generación de verdaderos hábitos saludables para toda la vida.
Lo cierto es que meses antes de que comenzara el aislamiento social, preventivo y obligatorio las cifras oficiales hablaban de un 65% de argentinos con sobrepeso u obesidad por lo que se presume que esas estadísticas crecerán en un próximo estudio.
Hoy la importancia radica en generar hábitos saludables, "ese es nuestro objetivo", graficaron las profesionales. Hablaron del "comer emocional" frente al "comer real", algo que se hizo más evidente en medio de la emergencia sanitaria y de un escenario de incertidumbres y grandes cambios que repercutieron en mucho casos en la manera de alimentarnos.
Fueron tiempos en los que la falta de ejercicio físico, horarios y rutinas se conjugaron con el encierro y la ansiedad, aseguraron las profesionales actualmente, ya con una fase 5 que permite mayor flexibilidad.
El aumento en el consumo de harinas y también de alcohol, tanto en adolescentes como en adultos, es un dato que deja la pandemia y que muchos especialistas ven con preocupación. También bajó el consumo de carnes, pescado, frutas y verduras; y al mismo tiempo "disminuyó la actividad física y el gasto energético que había en tiempos normales. Esto hace que se vea un aumento de peso: 6 de cada 10 argentinos lo manifestaron en una encuesta sobre el tema, y eso se ve también en la consulta".
Muchas cuestiones se vieron modificadas en la vida diaria. Con la pandemia por ejemplo, en los hogares "se designó a una persona para realizar las compras, entonces sucedía que muchas veces el criterio de elección fuera otro".
Al principio de esta cuarentena el hecho de cocinar en casa o volver a aquellas recetas de la abuela, "generó entusiasmo", pero no duró mucho.
¿De qué manera modificar esta tendencia? "Es necesario generar hábitos alimentarios saludables", destacaron las profesionales. Claro que lleva tiempo y muchos cambios, pero este es el camino para revertir la curva.
Más sano y mejor
Ansiedad, incertidumbre, bajones anímicos… las emociones repercuten en la alimentación y la pandemia –en ocasiones- exacerbó las emociones. "En un primero momento fue un caos, hubo mucha gente que empezó a cocinar más, pero fue momentáneo. Creo que cuando tuvimos que volver a fase 1 fue un quiebre y muchos pacientes bajaron totalmente la motivación que presentaron al comienzo", explicó la Lic. Marcela Guerrero.
En la misma línea, la especialista Regina Traverso definió que "ésta es una situación difícil que atraviesa a toda la sociedad".
Contó que en el marco de la emergencia sanitaria las consultas grupales en forma presencial no se pueden realizar y aunque se hacen de manera virtual, estos grupos de contención en donde siempre sucede que cuando uno está peor hay otro que está mejor, no se dan de la misma manera".
Así, los nutricionistas también asumieron el rol de contenedores anímicos, enseñaron nuevas recetas con alimentos saludables y hasta cómo conservar los alimentos teniendo en cuenta aquellos que son de estación, más accesibles al bolsillo y más rendidores.
Hay variedad de alimentos básicos que permiten comer de manera saludable. "Los que son procesados o mínimamente procesados son fundamentales", expuso Marcela Guerrero. Y mencionó verduras y frutas, legumbres, semillas, lácteos, carnes y pescado.
La Lic. Milagros Marchioni aclaró, además, que las comidas elaboradas con huevo están mal vistas en general, pero "tiene una proteína de buena calidad y se puede hacer un montón de preparaciones. Hay que jugar con las verduras que no son solo para ensaladas, hay miles de alternativas para incorporarlas".
Alejandra Burgos, por su parte, aconsejó "no comprar congelados sino verduras; esta opción es más económica –sobre todo las que son de estación- y más saludables. Se pueden comprar dos o tres atados de acelga, lavarlos y freezarlos. Con bananas o con avena se pueden hacer tortas que son ricas. Y tratar de comprar en un almacén saludable o dietética suele resultar más económico".
Inculcar hábitos saludables, comer mejor y más variado; de eso se trata esta profesión que toma una enorme importancia en estos tiempos. La tendencia en la especialidad "es sacar la balanza del paciente porque no se trata del número sino de crearse un mejor hábito que dure toda la vida", destacó la Dra. Estefanía Alsina.
No creer en dietas mágicas es otra receta para mantener saludable. "Hay muchas dietas de moda y la gente se ve atraída muchas veces porque buscan resultados a corto plazo. A largo plazo no resultan efectivas. Comer más sano y mejor es lo más aconsejable", reafirmó la Lic. Fernanda Cajén.
¿Hay más conciencia sobre la importancia de una buena alimentación? Para las especialistas "hay una percepción que es así, pero los números dicen otra cosa. Un relevamiento en pandemia revela que "la gente se autopercibía como más saludable en lo alimentario, pero cuando se contrastaba con los resultados, en realidad estaban comiendo peor".
Para las profesionales, los buenos hábitos alimenticios son importantísimos si se adquieren desde la infancia.
La mayoría de los niños y niñas con problemas en la alimentación "son derivados por el pediatra" y ahí se empieza a trabajar con la familia.
"No es que el nene debe comer diferente al resto de los integrantes de la familia, lo ideal es que todos adhieran a este cambio de hábito", argumentaron las nutricionistas.
"A veces cuesta mucho incorporar frutas y verduras", por eso no vendría mal por ejemplo "que los chicos acompañen a sus padres a la verdulería, que conozcan qué productos hay y que puedan meterse en la cocina también, que empiecen a probar porque hay muchas preparaciones que les puede resultar interesantes y ricas".
Generar hábitos saludables desde la infancia implica que en casa haya comida saludable. "Disminuir los alimentos ultraprocesados, las galletitas, los jugos por más que sean sin azúcar, las gaseosas y las golosinas", explicaron las especialistas.
Y aclararon que "en el caso de los niños no se restringen los alimentos sino que se les ofrece otra manera de comer".
Remarcaron que este vínculo con las pantallas que se vio intensificado durante el aislamiento no se asocie a la comida. "Muchas veces están jugando a la play, mirando youtube o la televisión y tienen el paquete de galletitas al lado. El comer frente a la pantalla hace que no tengan registro de lo que comen. Por eso es importante la preparación antes de comer, que se sentar a desayunar o merendar o conocer sobre las porciones durante el almuerzo y la cena".
Establecer horarios y rutinas, aún en estos tiempos. Es que "la población infantil es la más bombardeada por la industria. El marketing apunta a ellos y la industria va moldeando el gusto".
Contra esto, la educación también debe jugar su rol. "Sería interesante que en la escuela existiera una materia sobre nutrición y que desde el jardín de infantes ya se trabaje este tema", propusieron.
Desde la infancia
Para las profesionales, los buenos hábitos alimenticios son importantísimos si se adquieren desde la infancia.
La mayoría de los niños y niñas con problemas en la alimentación "son derivados por el pediatra" y ahí se empieza a trabajar con la familia.
"No es que el nene debe comer diferente al resto de los integrantes de la familia, lo ideal es que todos adhieran a este cambio de hábito", argumentaron las nutricionistas.
"A veces cuesta mucho incorporar frutas y verduras", por eso no vendría mal por ejemplo "que los chicos acompañen a sus padres a la verdulería, que conozcan qué productos hay y que puedan meterse en la cocina también, que empiecen a probar porque hay muchas preparaciones que les puede resultar interesantes y ricas".
Generar hábitos saludables desde la infancia implica que en casa haya comida saludable. "Disminuir los alimentos ultraprocesados, las galletitas, los jugos por más que sean sin azúcar, las gaseosas y las golosinas", explicaron las especialistas.
Y aclararon que "en el caso de los niños no se restringen los alimentos sino que se les ofrece otra manera de comer".
Remarcaron que este vínculo con las pantallas que se vio intensificado durante el aislamiento no se asocie a la comida. "Muchas veces están jugando a la play, mirando youtube o la televisión y tienen el paquete de galletitas al lado. El comer frente a la pantalla hace que no tengan registro de lo que comen. Por eso es importante la preparación antes de comer, que se sentar a desayunar o merendar o conocer sobre las porciones durante el almuerzo y la cena".
Establecer horarios y rutinas, aún en estos tiempos. Es que "la población infantil es la más bombardeada por la industria. El marketing apunta a ellos y la industria va moldeando el gusto".
Contra esto, la educación también debe jugar su rol. "Sería interesante que en la escuela existiera una materia sobre nutrición y que desde el jardín de infantes ya se trabaje este tema", propusieron.