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Fue el 23 de septiembre. El mismo día en que la Argentina recibía la noticia del embarazo de Fabiola Yáñez -reeditora de la perimida figura de primera dama- y se adaptaba a las consecuencias del embate de una de las mujeres más importantes de la política argentina. El mismo 23 de septiembre pero 74 años atrás, las mujeres conquistaban el derecho a votar. Después de una lucha de décadas, fue el peronismo el que lo avaló políticamente en 1947. El mismo 23 de septiembre pero 47 años atrás ese peronismo entronizaba en el gobierno a la fórmula matrimonial de Juan Domingo y María Estela Martínez. Hoy el peronismo -que no es el mismo pero es igual, cantaría Silvio Rodríguez- vacía de mujeres el gabinete y le concede todas las armas para el triunfo a Juan Manzur, un cruzado Opus Dei que reniega de la conquista de derechos de género.

Es maravillosa la historia, sus cruces y sus regresos.

Aquel 23 de septiembre, la CGT celebró la promulgación de la ley 13.010 con una movilización en Plaza de Mayo. La misma CGT que incluye a alguna mujer perdida en algún sindicato minoritario pero que desde su propia creación está colonizada por una estructura testicular que parece invencible.

Ese día Perón le entregó a Evita el decreto para que lo enarbolara públicamente como fruto de su campaña a favor de los derechos políticos de la mujer. Y ella habló: "La mujer del presidente de la República, que os habla, no es más que una argentina más, la compañera Evita, que está luchando por la reivindicación de millones de mujeres injustamente pospuestas en aquello de mayor valor en toda conciencia: la voluntad de elegir, la voluntad de vigilar, desde el sagrado recinto del hogar, la marcha maravillosa de su propio país. Esta debe ser nuestra meta". Así como hay tantas Biblias como intérpetes, habrá Evitas para todas las luchas. En este caso, ella pedía "vigilar desde el sagrado recinto del hogar". Y no salir a las calles en una lucha integral, como exigían las mujeres feministas que hacía más de sesenta años chocaban contra las paredes sólidas del poder masculino.

Ese mismo feminismo luchador en tiempos áridos, cuando la victoria era una utopía lejanísima, sintió la apropiación de esa lucha en las manos de alguien que representaba el poder concedido por un cónyuge. Las mujeres eran consideradas incapaces hasta un rato antes.

Las grietas argentinas tienen origen en la prehistoria.

Eva, más allá de las disputas por la propiedad del voto femenino, fue mucho más que eso. Mucho más que Perón, en su trascendencia mítica y en un procerato prácticamente indiscutido.

Y como hay Evitas para todas las luchas, el 15 de junio de 1947 en Madrid dijo, también, que "este siglo no pasará a la historia con el nombre de Siglo de las Guerras Mundiales... sino con otro nombre mucho más significativo: Siglo del Feminismo Victorioso".

En la aldea

En Olavarría la posibilidad de votar organizaba a las mujeres en 1947. "Unas setenta señoras y señoritas", decía EL POPULAR, se juntaron en febrero y fundaron la Agrupación Femenina Peronista. Deliberaron, Irma Maldonado hizo un discurso y se eligió la comisión provisoria. Los nombres eran: "Angela T. de Paredes, Dina G. de Lara, señora de Torres, señora de Armendano, señorita Irma Maldonado, señora de Zannini, señorita Melera, señorita Carmen Miranda, señorita Margarita Pérez y señora Parodi de Delfino", enumeraba el diario en esos días.

El peronismo naciente también irrumpió en el periodismo local con el semanario "Combate", que se definía como "defensor de una nueva conciencia argentina en marcha" con "la firme convicción de realizar una prédica sana y crítica constructiva, colaborando con los demás colegas a la concreción de aquellas iniciativas que redunden en beneficio colectivo."

Mientras tanto, asesinaban a un anciano en su casita de campo, explotaba una fábrica de explosivos y moría un joven, el secretario de la Sociedad Rural estaba fastidiado por la censura de su discurso en la exposición y se creaba la Junta Vecinal Pro Ruta 226. La obra no figuraba en el Primer Plan Quinquenal. Pedro Messina y otros sierrabayenses aseguraron haber visto un "plato volador". Fueron pioneros: nunca antes alguien había relatado una experiencia de ese calibre en Olavarría.

En julio morían Humberto Arregui y Juan José Falabella en un accidente de aviación. Ese domingo 19 de julio a las cuatro y media de la tarde despegaron desde la pista de Alfredo Fortabat en San Jacinto. El Aeronca cayó en movimientos de tirabuzón al intentar aterrizar.

Dos meses antes, el festejo del Día del Trabajador en la plaza central quedó trunco: las rivalidades entre obreros peronistas y antiperonistas terminaron con la celebración. El orador era el dirigente minero Alfredo Fernández. Años después sería intendente.

En el país

En el año en que a las mujeres se les concedía el derecho del voto, se sancionaban también la ley de enseñanza religiosa y la universitaria. Se creaba la DGI, se compraban los ferrocarriles a los ingleses, se habilitaba el puente Paso de los Libres - Uruguayana y se comenzaba a construir el gasoducto Buenos Aires - Comodoro Rivadavia.

En junio Eva Duarte realizaba una gira por España, Italia, Francia, Suiza y Portugal y era recibida por el Papa. A Bernardo Houssay le entregaban el Nobel de Medicina y el fútbol traía noticias interesantes: el campeonato local de River y el Sudamericano para la Selección.

En esos días aparecía en el cielo de las estrellas deportivas José María Gatica.

En el 51

Más de tres millones y medio de mujeres votaron por primera vez aquel 11 de noviembre de 1951. Juan Domingo Perón accedió a un segundo mandato y Evita fue protagonista en varias imágenes dramáticas. Una de ellas fue el renunciamiento a la vicepresidencia: ya estaba gravemente enferma pero, fundamentalmente, el ejército no la quería en ese lugar. Nadie toleraba la posibilidad de que ocurriera algo con Perón y ella se convirtiera en presidenta de la Nación. Algo así sucedería 23 años después, pero nadie lo imaginaba.

La otra imagen fue la del único voto en su vida, en la cama, pálida y delgadísima. Siete meses después moriría apenas a los 33 años.

En Olavarría, 5163 votos femeninos fueron para el peronismo. 4362, para los radicales.

La primera unidad básica femenina había sido abierta el 13 de febrero. La subdelegada, designada por Eva Perón, era Ana María Di Giulio. La misma militante peronista que salvó el busto de Evita volteado de las pérgolas de la avenida del Valle por los militares golpistas en 1955. Y lo resguardó durante décadas.

26 años, 60 años

A 26 años de ese 23 de septiembre, otro pero de 1973 se escribía una página más de la historia: el matrimonio Juan Perón y María Estela Martínez, la célebre fórmula Perón – Perón, era votada por siete millones y medio de ciudadanos. Muy atrás quedaba la segunda fórmula: los candidatos radicales Ricardo Balbín y Fernando De la Rúa. 61,85% a 24,42%. Lapidario.

Diez meses después Perón moría, asumía su esposa y comenzaban los años más trágicos de la historia reciente.

A 60 años de ese 23 de septiembre, pero un mes y cinco días después, Cristina Fernández de Kirchner se convertía en la primera mujer de la historia elegida para la presidencia de la Nación.

Reelecta en 2011, CFK mantiene un poder político incontrastable. El 23 de septiembre de 2021, 74 años después de la consagración del voto femenino, ella detonaba el gobierno de Alberto Fernández en una demostración de fuerza descomunal.

Breve historia de una lucha

_NOTA

S.M.

Cecilia Grierson, la misma que había estudiado medicina para tratar de curar a su amiga Amalia Koenig, fue la primera médica en el país. Se graduó en 1889. Un año después fundó el Consejo de Mujeres. Fue Alicia Moreau de Justo quien, en 1907, creó el Comité Pro-Sufragio Femenino.

Dos de los nombres más resonantes en la lucha de las mujeres por quitarse el sello de incapaces.

No fue extraño que en 1910 Buenos Aires fuera elegida sede del Primer Congreso Femenino Internacional. Mujeres latinoamericanas exigieron el derecho de votar.

Julieta Lanteri fue una de las más audaces: como no encontró ninguna señal legal que prohibiera votar a la mujer –simplemente era natural- tras una presentación judicial logró su carta de ciudadanía y se inscribió en el padrón municipal de 1911. Votó y fue la primera en Sudamérica. Quiso hacerlo otra vez pero la Ley Sáenz Peña le cerró las puertas: el padrón electoral se basaba en el empadronamiento militar, en el que sólo figuraban hombres. Ella intentó empadronarse pero fue imposible. La Ley Sáenz Peña consagraba el sufragio secreto, obligatorio y… universal.

Ocho años después creó un partido de mujeres –la Unión Feminista Nacional- y lanzó su candidatura a diputada, con el apoyo de Alicia Moreau de Justo y Elvira Rawson: las leyes decían que las mujeres no podían votar, pero no que no podían ser votadas. Logró 1.730 votos. Todos masculinos, por supuesto.

En 1911 Alfredo Palacios presentó el primer proyecto de ley que impulsaba el voto femenino. Ni siquiera fue tratado. Las mujeres, incapaces legalmente, recién consiguieron cierta igualdad en 1926 con la ley 11.357. Igualdad que no incluía el voto ni la patria potestad compartida.

En 1932 se aprobó en Diputados un proyecto que Mario Bravo presentó en 1929. Pero no pasó el reducto duramente conservador que era el Senado. Donde el senador Francisco Uriburu dijo: "cuando veamos a la mujer parada sobre una mesa o en la murga ruidosa de las manifestaciones, habrá perdido todo su encanto. El día que la señora sea conservadora; la cocinera, socialista, y la mucama, socialista independiente, habremos creado el caos en el hogar".

Desde el proyecto de Palacios de 1911 hubo otros 22. La bancada socialista fue la que luchó y sostuvo las iniciativas a pesar de los embates conservadores y militaristas. El 9 de septiembre de 1947 se sancionó la ley 13.010 que establecía en su primer artículo: "Las mujeres argentinas tendrán los mismos derechos políticos y estarán sujetas a las mismas obligaciones que les acuerdan o imponen las leyes a los varones argentinos."

El 23 de septiembre Evita salió al balcón de la Rosada, dijo "mujeres de mi patria" y anunció ese derecho que ella sólo pudo ejercer una vez.