"Se ha hecho difícil, muy difícil. Pero afortunadamente formamos un gran equipo, los chicos, las familias, los docentes", asegura Maitén Arrondo desde la dirección del Instituto de Enseñanza Oral (IDEO), donde cotidianamente educan a niños, niñas y jóvenes con discapacidades auditivas e hipoacusías.

En el marco de este aislamiento social, preventivo y obligatorio por la pandemia de Covid-19, mucho se ha hablado de la utilización obligatoria del barbijo y con él, la imposibilidad manifiesta de quienes sufren disminuciones auditivas de apelar a la lectura de labios. Por eso, en los últimos tiempos se popularizó a través de informaciones y redes, la utilización de tapabocas que incluyan una transparencia a la altura de la boca, como para permitir esa lectura labial.

En este sentido, Arrondo precisó que "se ha visto en todas las redes alguno niños que utilizan este tipo de elemento, pero la idea es que lo tome la mayor cantidad posible de personas, porque esto es lo que permite también acompañar a través de la lectura labial, la lectura del habla, lo que es lo que es la comunicación".

Asimismo, en los últimos días se conoció que la Universidad de Tres de Febrero puso en marcha una aplicación gratuita que convierte la señal sonora de la voz en texto que se visualiza de forma "rápida y sencilla" en la pantalla de cualquier dispositivo tecnológico.

Desde IDEO se precisó que "todos estamos aprendiendo" en referencia a este nuevo tiempo que implica reacomodamientos y nuevos aprendizajes. En la misma línea, Arrondo precisó que "obviamente, el uso de la tecnología es fundamental para acercarnos a nuestros estudiantes: en todo esto fuimos aprendiendo y también practicando prueba y error". A su entender, "hay familias que están muy presentes y también pueden sumar desde la experiencia cotidiana".

Así, cada grupo informa con qué tipo de recurso tecnológico cuenta el sentido, en el sentido de que se trata de un celular, una tablet o una computadora y el equipo docente se comunica a través de videollamadas, en una primera instancia siempre "con un mediador que puede ser un papa o un tutor presente".

Claro está que hay que tener en cuenta el tipo de pérdida auditiva de cada estudiante. "Algunos de los chicos nos entienden bastante bien a través del audio; igualmente siempre tenemos que ser expresivos. Además, utilizamos recursos, desde lo que es una pizarra, carteles, dibujos y aunque no siempre, logramos el objetivo de transmitir una actividad, un contenido".

Todo constituye "un trabajo muy minucioso", enriquecido también con videos y tutoriales, para que los alumnos "los vean en conjunto con la mamá, con el papá, con un hermano, porque esto también organiza", indicó Maitén Arrondo. Antes de iniciar la actividad, que es en forma pautada con día y horario, les pedimos que tengan a mano todos los materiales, que intenten que el lugar elegido para comunicación sea lo más silente posible, que no haya distractores. A veces se logra y a veces no", confió la referente educativa, para admitir inmediatamente que la tarea "es difícil, es muy difícil".

"En realidad, todos estamos aprendiendo", deslizó luego. Porque también "hay familias que tal vez no tienen los recursos tecnológicos, entonces buscamos la forma (de ponerse en contacto), ya sea a través del formato papel o por un llamado teléfonico. Inclusive en la entrega de alimentos, siempre con el protocolo y cuidando todo lo que tiene que ver con medidas de prevención, buscamos explicarles a los papás".

En este marco, "el resultado hasta el día de la fecha ha sido muy satisfactorio y la verdad es que vemos mucho compromiso: formamos un gran equipo ya sean los chicos, las familias, los docentes", estos últimos con encuentros periódicos a través de la plataforma Zoom. "Y como manejamos propuestas de inclusión, nos juntamos con las escuelas, hacemos videollamadas cuando se presentan temas puntuales y, esencialmente, concretamos devoluciones a las familias, un pequeño informe o una simple palabra de aliento, que ayuda muchísimo, porque todos necesitamos estar motivados".

A su juicio, "lo más importantes es que todos estamos mirados. Siempre pensamos en conjunto y si no resulta, lo volvemos a plantear y buscamos otro camino, porque en todo esto hay mucha solidaridad. La idea es que todo esto pase pronto, ha sido un gran desafío para todos, tuvimos que aprender desde todos los lugares".

Claro que las escuelas de nivel también mostraron un compromiso indudable y entonces, los estudiantes del Secundario vienen concretando sus tareas a través de Classroom. "Obvio que la presencialidad implica un trabajo más efectivo, más rápido, que ahora lo ha reemplazado la virtualidad y esto implica más tiempo y más esfuerzo. Pero, repito, formamos un gran equipo. Pasamos por distintas etapas: al principio fue hacer y hacer; luego se impuso una pausa, reflexionar qué resulta y qué no, reformular, pensar nuevas estrategias. Después vino alguna meseta y ahora miramos al receso de invierno para descansar porque hemos trabajado muchísimo", finalizó, referenciando este nuevo escenario hecho de llamadas telefónicas, solicitudes en cualquier momento de la jornada y "el estar haciendo, y pensando y mandando y respondiendo" que "nos ha pasado a la mayoría".

Una aplicación gratuita

El uso obligatorio del barbijo llegó para disminuir la propagación del Covid-19, pero no contempla la necesidad de comunicarse entre personas hipoacúsicas. Para responder a esta complejidad, eel Centro Integral de Servicios Tecnológicos de Acústica y Sonido (Cistas), perteneciente a la Universidad Nacional de Tres de Febrero (Untref), desarrolló una aplicación gratuita que convierte la señal sonora de la voz en texto que se visualiza de forma "rápida y sencilla" en la pantalla de cualquier dispositivo tecnológico.

La aplicación se denomina "Te Escucho" y se encuentra disponible en la página de la Universidad. A ella puede acceder cualquier persona con un dispositivo que tenga un sistema operativo Android. Fue creada para que personas que se desempeñan en puestos de atención al público logren comunicarse con quienes sufren de hipoacusia o tengan dificultades auditivas, describió Carolina Ortiz en una nota aparecida en el diario Página 12.

En primer lugar, el uso del barbijo perjudica a las personas hipoacúsicas porque no pueden efectuar la lectura de labios. Pero eso no es todo. Ocurre además que quienes tienen una disminución parcial en la audición no logran comprender por completo lo que se les dice, debido a que el barbijo produce una atenuación en las frecuencias agudas, y hace que la inteligibilidad de la palabra se pierda, indicó al diario capitalino uno de los coordinadores del proyecto, David Chaikh.

En la mesa del análisis se debe incorporar además que las personas hipoacúsicas conforman "un grupo social muy amplio que hay que incluirlo de alguna manera" y por ella la aplicación está adaptada para que el texto se visibilice en letras grandes, con el objetivo de "respetar la distancia prudencial" solicitada en el contexto de la pandemia por el coronavirus.

Con el fin de concientizar a la sociedad, Chaikh advirtió "la idea es generar una mentalidad en la gente, porque no es una aplicación hecha para el hipoacúsico, sino para que los demás intenten comunicarse con ellos".

La intención del Cista es que las personas con hipoacusia no se esfuercen de forma "desmedida" por hacerse entender, aseguró el ingeniero, sino que el objetivo es "educar a la sociedad" para garantizar la inclusión de aquellas que necesitan de otras herramientas para comunicarse y así contribuir para "mejorar la calidad de vida de todos".

Los estudiosos de la Universidad Tres de Febrero ya trabajan en un sistema superador al actual, que realice una conversión de voz a texto de manera continua, lo que permitiría un subtitulado inmediato en espacios donde se llevan adelante charlas extensas, como las que se desarrollan en la actualidad a través de la plataforma Zoom.