Los visitantes fueron Ladislav Lenovsky y Peter Chrastina, académicos de la Universidad de San Cirilo y Metodio de la ciudad de eslovaca Trnava (ubicada a 45 kilómetros de la capital Bratislava) e integrantes del Departamento de Etnología y Estudios Extraeuropeos, y especialistas en proyectos de investigación de minoría étnicas de colectividades eslovacas en países extranjeros, quienes llegaron junto con la profesora de la lengua eslovaca Kristina Lukacova, nacida en Eslovaquia, residente en nuestro país y quien ofició de traductora. En ese marco, a lo largo de este año, Lenovsky y Chrastina han visitado distintas ciudades argentinas que tienen colectividades eslovacas, como la ciudad de Buenos Aires, Berisso, Córdoba y Roque Sáenz Peña (Chaco).

El martes, el lugar del encuentro fue La Calera 1888 sierrabayense, donde se compartió un almuerzo con una veintena de descendientes de eslovacos, entre ellos Irene Spisiak (de 88 años y primera generación de descendientes de inmigrantes), los hermanos Mirta y Ricardo Belusky, Raúl Cernak, Chany Simkovic, Carolo Jouanny, Celia y Gladys Spisiak, Juan Cernak, Marina Sventek, Jenny Zamora, Noely Cernak y Marcos Rikal. Allí los visitantes contaron los motivos de su visita y se interiorizaron en detalles de la historia de los inmigrantes checo-eslovacos llegados a la localidad serrano, de lo cual este año se cumple el centenario de la llegada del primero de ellos.

Lenovsky y Chrastina contaron que cada localidad argentina con colectividad eslovaca tiene características particulares que están determinadas por su ubicación geográfica, los rasgos de su sociedad y la actividad económica predominante en el lugar; en el caso de Sierras Bayas, se caracterizó por gran parte de los eslovacos arribados se dedicaron a la actividad minera (gran parte de ellos como obreros de la fábrica de cemento San Martín). Al igual que otros visitantes, se mostraron gratamente sorprendidos por la riqueza patrimonial existente en la localidad serrana vinculada a la historia de la actividad minera, de lo cual existen varios proyectos vinculados a su preservación, ya que constituye un caso único en nuestro país.

En el encuentro, a modo de presentación, Kristina Lukacova expresó "muchas gracias por recibirnos y por esta bienvenida. La idea nuestra era venir, poder conocerlos y pasar un rato con ustedes. Para nosotros es muy agradable estar acá y este recibimiento es muy lindo".

Luego tomó la palabra Ladislav Lenovsky, quien indicó que "agradecemos mucho su recibimiento. Hemos estado trabajando con comunidades de eslovacos al sur de Eslovaquia, en Croacia, en Serbia, en Rumania y en Hungría. Y ahora tenemos la suerte de venir acá a Argentina y encontrarnos con ustedes y otras comunidades del país. Cuando venimos en mayo, que vine yo con otros colegas, visitamos a las asociaciones de Berisso, Buenos Aires y Chaco. Ahora no nos podemos ir sin visitarlos a ustedes, porque nuestros amigos en la ciudad de Buenos Aires nos preguntaban si ya habíamos estado acá; cuando les dijimos que no, todos nos decía que teníamos que venir a conocerlos. Así que estamos muy contentos de estar acá".

Por su parte, Peter Chrastina señaló "yo estoy completamente maravillado de que tan lejos de Eslovaquia vive gente que nos entiende, y por más que no entiendan nuestro idioma, que tienen nuestra sangre y que es lo más lindo que puede haber. Me gusta mucho el lugar, y me gusta mucho la cultura industrial que tiene, y me encantaría volver, porque muchas veces estudiamos más las cultura agricultoras, pero mi esposa viene de un ambiente de este tipo y para mí todo lo que es esta localidad es algo muy cercano. Ahora en junio estuvimos en Hungría y ahí también tienen fábricas de cal y nos encontramos con un horno de cal; pero acá es una maravilla con todo lo que veo de patrimonio histórico minero... es impresionante y yo estoy feliz".

Ladislav Lenovsky y Peter Chrastina expresaron sus deseos de retomar en un futuro el contacto con la colectividad eslovaca de Sierras Bayas, con el objetivo de recoger testimonios de sus integrantes de las diferentes historias individuales y grupales de los inmigrantes y sus descendientes, desde su llegada al país hasta nuestros días. Para ello buscarán articularlo en la forma de un proyecto de investigación, sobre lo cual poseen una vasta experiencia ya que a lo largo de casi veinte años han concretado iniciativas similares en colectividades de eslovacos en distintos países del mundo, las cuales luego han volcado en libros.

Posteriormente, los visitantes realizaron un recorrida por las instalaciones de La Calera 1888 (actualmente dedicada a la preservación y difusión de la historia de la actividad minera en Sierras Bayas), donde desde fines del siglo XIX hasta 1990 funcionó una fábrica de cal, y que ha sido recuperada como sitio histórico. Finalmente, se realizó una visita al Monumento a los Checoslovacos en Sierras Bayas se encuentra ubicado en el parque de la bicisenda frente a la iglesia Cristo Rey, que homenajea a los inmigrantes de dicha colectividad, fue inaugurado en 1979 y es una obra de arte cinético diseñada por el escultor eslovaco Milan Dobes.

Los organizadores del encuentro agradecieron por la colaboración para su realización a David Priola, Mario Serjen, Cervecería Sur del Sur y La Calera 1888 (y a su responsable Cecilia Alves, anfitriona junto con sus papás y quienes se encargaron de la organización del lugar y la preparación del almuerzo).

En marzo de este año, la colectividad eslovaca sierrebayense también recibió la visita de funcionarios del gobierno eslovaco, a través de representantes de la Oficina de Residentes Eslovacos en el Extranjero, su presidente Milan Jan Pilip y Pavel Meleg, quienes se realizaron una gira de visita a colectividades de eslovacos de América Latina, y que llegaron a Sierras Bayas acompañados del embajador eslovaco en la Argentina, Ratislav Hindicky.