En este país, tan acostumbrado a repartir lo que no se tiene y a un capitalismo de Estado sui generis, con una economía manejada por los monopolios u oligopolios, y con una subestimación absoluta hacia las pymes, siempre se ha valorado a los "hacedores", aquellos que "roban pero hacen", permitiéndoles cualquier cosa, desde la arbitrariedad, hasta los delitos de Estado.

El desafío entonces, es otro. Ayer, José Eseverri sentenciaba con toda certeza: "ya no queda nada para repartir". Se ha inventado dinero hueco, se han vendido empresas estatales para poder seguir repartiendo a una masa clientelar que no logra conseguir un trabajo simplemente porque no hay y el poder ´político se lo ha pasado emitiendo relatos, panfletos baratos e increíbles, eslóganes emocionales y de escasísima racionalidad y abusando del Estado con un nepotismo que ahoga a la gente. Hasta los neoliberales, que venían a poner el país en marcha, se tuvieron que ir cono su tremendo fracaso a cuestas.

Como diría Pichetto, se exalta a la pobreza como si fuese el valor fundamental y se desprecia a los emprendedores. Poco a poco ha ido prevaleciendo ese concepto medieval y cínico de santificación de la pobreza que esgrimió la Iglesia durante siglos mientras ellos coqueteaban con la nobleza y con el poder monárquico y sostenían una desigualdad irritante. En Argentina todavía se vive en algunos lugares dentro de este paradigma cínico y paralizante.

De ese modo, los subsidios o planes sociales otorgados indiscriminadamente para tapar la incapacidad de generar empleo genuino se termina concibiendo como acto de justicia económica y dignificación cuando en realidad muchos de ellos conforman un acto de indignidad. Porque los planes sociales son un hallazgo del keynessianismo para preservar la demanda, pero deben ser transitorios hasta que el beneficiario pueda conseguir un trabajo que lo extraiga de la humillación de no poder ganarse la vida con su propio esfuerzo. En todos los países socialdemócratas, los subsidios por desempleo son temporales, hay un seguimiento del beneficiario para capacitarlo o ayudarle a conseguir un empleo para que pueda huir de esa situación anómala, pero en Argentina la oferta de trabajo es casi nula y no hay miras de que esto mejore. Como dijo Eseverri, "Hace diez años que no se crece", un diagnóstico que fusila tanto a Cristina como a Macri.

Regresiones

Mayans, casi un emblema de la Argentina que no debe ser. Llegó a decir que en pandemia no hay derechos. Bajo esa premisa, el régimen de Insfrán encerró tres mil personas con el pretexto de cuidarles su salud y el de toda la población, confiriéndole un contenido muy acotado al valor salud y justificando cualquier violación en nombre de la vida o lo que allí se considera como tal.

La estructura social de Formosa, como la de otras provincias, ha ido generando este tipo de representantes que conducen al país hacia una profundización de la injusticia social y de la antidemocracia.

De esa manera, Argentina, que supo ser un país que se enorgullecía de su clase media y de su capacidad de generar trabajo, es hoy una sociedad-colmena, con ciudadanos-abejas sumergidos en la forzada igualdad de los planes sociales y no del trabajo.

Los susidios estatales fueron creados como recursos para socorrer a quienes han quedado rezagados por falta de trabajo y para combartir el darwinismo social que suelen sostener los liberales a ultranza, pero ha pasado a ser la herramienta principal de un Estado que no ha sabido crear un modelo de desarrollo que dignifique las personas por medio del regulador social por excelencia que es el trabajo. De esa manera se fue constituyendo un electorado con absoluta dependencia del partido gobernante y con una relación clientelar con el Estado. Entonces, y si se sigue funcionando así, la epidemia política formoseña podría transformarse facilmente en una pandemia nacional.

"Fracasados"

Luego de una prolongada lejanía con el mundo político actual y local, el ex jefe comunal, José Eseverri se descolgó con algunas opiniones sobre los efectos de la pandemia, los planes de vacunación, el massismo y el peronismo vernáculo que realmente sorprendieron por su crudeza. Todo parece indicar que Eseverri se cansó, no aspira a ninguna relación con La Cámpora, y ante la imposibilidad de un diálogo con esta agrupación, la salida sería enfrentarlos expresando sus verdades y sin retaceos.

José fue tan directo y lacerante que ninguno de los aludidos podría hacerse el distraido y mirar hacia otro lado. Indudablemente, al ex intendente ya no le interesa construir absolutamente nada con ese sector del kirchnerismo que hoy maneja los hilos del FDT.

Al peronismo, una identidad que lo atacó durante todo su gobierno aún representando él al Frente para la Victoria, le disparó: "el peronismo olavarriense es es una sucesión infinita de fracasados", y les vaticinó que nunca podrían ser gobierno con conductas como las que tuvieron durante su gestión o como las actuales. Sobre ello les reprochó que le habían hecho una oposición "que ni a Galli se la han hecho".

El ex intendente reaccionó de pronto con una fuerte carga negativa contra la dirigencia peronista justificada, según interpretó, y acumulada durante años, por el rol de ésta durante su gestión. ¿Fue justo o desproporcionado en su respuesta? En política no hay merecimientos, sino acciones y reacciones, intereses y valores, según la comprensión que se haga de los hechos y la conducta de los actores. Ciertamente, Eseverri, aún formando parte del kirchnerismo, debió soportar una oposición automática de parte del peronismo que pertenecía paradójicamente al mismo colectivo político.

Entonces, aquella conformación política imaginada por Néstor Kirchner de una transversalidad entre peronistas y radicales, en Olavarría no funcionó muy bien que digamos y terminaron chocando.

Eseverri siguió siendo para la dirigencia peronista, no se sabe si por ideología o resentimiento o por lo que fuere, el enemigo público número uno, y habría que hurgar en la historia local para comprender semejante catarata de emociones encontradas.

Quizás esa cúpula peronista no le perdonó jamás ni a Helios ni a José que fueran invencibles en esa eterna batalla electoral que los venía enfrentando desde 1983 en las cuales, (salvo en 1987), el electorado justicialista asumiera al padre y al hijo como sus representantes genuinos, aún llevando la boleta radical.

Sin piedad

Eseverri interpretó que la pandemia ha ido generando "un capitalismo de vigilancia", dijo, lo que podría denominarse "Estados policiales" sustentados en cuarentenas estrictas y sine die como suele decirse en el lenguaje jurídico.

José Eseverri tampoco se ahorró críticas a Cristina y a su gestión. "Hace diez años que no crecemos", dijo, involucrando el último período de la Vice junto con el de Mauricio Macri, y remató su crítica diciendo que hoy existe un 50 por ciento de pobreza y que nos se puede continuar con gobiernos que buscan soluciones en el pasado y que solo saben abrir ventanillas de planes en el Estado para evitar que la gente se muera de hambre. En ello coincidió con Miguel Angel Pichetto y su "pobrismo" y cargó contra los "gerentes de la pobreza", tal como lo calificó el ex senador K al inefable Juan Grabois. Pero José fue más allá y los trató tanto a estos "gerentes..." como también a cierta dirigencia sindical de ejercer el método de la "política extorsiva". En síntesis, el ex intendente no dejó títere con cabeza.

Una teoría social asegura que la objetividad de un fenómeno estaría dada por la resultante de juicios subjetivos siempre y cuando coincidan. Se podría inferir entonces que estos juicios estarían representando a la misma realidad, único referente de verdad, según Aristóteles y Perón, aunque no se sabe quien lo dijo primero.

Pero José Eseverrri también puso a La Cámpora en la línea de fuego. Atacó al intendente de Tapalqué por algunos gestos represivos contra jovenes retenidos de una fiesta y le dio al affaire de las vacunas perdidas en el Hospital de Oncología una dimensión inesperada aunque tal vez la tuvo. "En la Provincia existe un antes y un después del caso", tras lo cual elogió enfáticamente el modelo de vacunación de Bolívar. El mensaje parece claro, como el que el "mimo" que le hizo al Presidente al considerarlo posiblemente capaz de llevar adelante un modelo de desarrollo que está faltando en el país.

La peste nacional

Como lo graficó claramente Albert Camus en "la peste", o Hermann Hesse en "Narciso y Goldmundo", las epidemias pueden llegar a ser políticas (una dictadura por ejemplo) y con conductas muy similares. El egoismo, la ignorancia, los juicios acotados e intencionales, la profundización de las condiciones de desigualdad, el autoritarismo, el aprovechamiento de la situación y tantas cosas más son comunes a una peste como la que ocurrió en aquel pueblito de Orán de la novela como también a la de una dictadura. Son momentos muy especiales de la vida humana en donde o bien se puede retirarse a un bosque a contar historias como en el Decameron de Bocaccio, o luchar inocentemente contra la plaga como lo hace el médico de Camus para salvar su alma.

En el mundo, cuando los grandes poderes martilleaban con el concepto de la solidaridad y que solo juntos, unidos y solidarios podríamos salir de esta pandemia, ocurre lo contrario. Esos grandes poderes mundiales se apropiaron con la mayor cantidad posible de vacunas dejando a los paises pobres, sea por falta de fondos o de compromiso, con las góndolas sanitarias vacías.

Esa misma lógica puede aplicársela dentro de un mismo país con una profundización de la desigualdad entre quienes se apropien de las vacunas y las grandes mayorías queden condenadas a no poder vacunarse.

Entonces, de persistir esta lógica se corre el riesgo de tener un mundo y países divididos en dos: los sanos y los enfermos, con vacunas distribuidas clientelarmente como instrumentos políticos de poder.

Entonces, en países tan desiguales como la Argentina siempre está latente la acechanza de condenar a los pobres a la no vacunación y a una enfermedad eterna. En fin, casi un castigo como el que padeció Job, aquel personaje bíblico condenado a tener que demostrar eternamente su fe inquebrantable frente a una adversidad en crecimiento constante.

Un contraejemplo

Dentro de este enturbiado contexto formoseño, el senador José Mayans, presidente del bloque de Cristina Kirchner, se ha ido transformando poco poco en el emblema del régimen que los argentinos deben ir superando.

Como decíamos, lo malo no es que compare a Merkel con Insfran, sino que lo riesgoso es que no sepa diferenciar ambos regímenes. Porque de ese modo, Mayans podría facilmente apoyar cualquier régimen, así no esté encuadrado dentro de lo republicano y democrático.

Porque ¿cómo se podría evaluar si un gobierno o régimen es bueno o malo? ¿cuáles serían los criterios de demarcación para hacerlo?

Problemente uno podría ser establecer como ejes de valoración lo que carece Mayans, esto es, el de preguntarse si ese gobierno es republicano y democrático, esto es, si repeta la división de poderes, el imperio de la ley por sobre cualquier personalismo y la transparencia y condiciones de igualdad para que el ciudadano emita su voto.

El segundo eje o criterio de demarcación seria el económico y preguntase si ese gobierno procura constantemente combatir la desigualdad social y no hacer uso electoral de ésta para su propio beneficio. Establecer reglas de juego claras para poder crecer económicamente sin caer en el capitalismo prebendario o la utilización corrupta del poder político que traiga aparejada una desigualdad de relaciones con el Estado y con el mercado en desmedro de sus competidores.

Y envolviendo todo, está el eje de los derechos humanos, una política que a partir de determinada época se la terminó mezclando promiscuamente con los intereses del partido gobernante tal como hizo el secretario Pietragalla en Formosa.

Nombres

Cuando ya se baraja la postergación de los comicios esperando tener indicadores mejores para poder captar mas votos, ya se viene discutiendo la conformación de las listas.

El kirchnerismo local ya tiene su borrador con la nómina local la que encabezaría Guillermo Santellán, un concejal que entró por el cupo que le corresponde al perdedor en 2017, asumió por la licencia de Federico Aguilera cuando asumió en Provincia.

Asumió Guillermo, quien aunque había quedado quinto (entraron solamente tres), debió ocupar la banca para preservar la paridad de género ya que la cuarta era una mujer, pero hoy es uno de los que ostenta una relación privilegiada con el jefe general del espacio, César Valicenti que le permitiría liderar la lista de concejales. Y podría ir Eduardo Rodríguez o Marcelo Latorre por el massismo.

En la Séptima se sigue hablando de Juan Carlos Gasparini (Chinchu) como número uno de la lista del FDT y Mercedes Landívar en segundo lugar.

En Juntos por el Cambio, todavía no está claro si va a encabezar la lista local Bruno Cenizo o María José González pero van ambos y en la Sección Olavarría sabe que encabezará la lista aunque todavía no está claro si será Diego Robbiani o Hilario Galli quien lo haga.

Y, cuando se dudaba que María Eugenia Vidal fuese como primer diputada nacional por la Provincia, la ex gobernadora ha dicho a los suyos que está dispuesta a hacerlo "si fuese necesario para el espacio". Hasta ahora mide mejor Patricia Bullrich (43%) que Vidal, quien está unos cinco puntos por debajo de la ex ministra de Defensa. Pero igual se habla de un enroque con Capital. Solo resta esperar el resultado de la interna radical para definir su participación.