Joyería Luna y una tradición familiar reflejada en seis décadas de experiencia
En Joyería Luna conviven lo moderno y lo clásico, la más actual tecnología se mezcla con relojes a cuerda que muchos clientes llevan a reparar y que se han heredado de generación en generación, conservando así ese valor sentimental incalculable.
Lo antiguo y lo más novedoso forman parte de esta joyería que nació en 1960, de la mano de Lucio Luna y que luego continuó su hijo, Omar (54), y ahora también su nieto Franco (27).
El tradicional comercio de Necochea 2734 integra la atención al público y los más variados artículos de relojería y joyería, con un taller propio que hace que el oficio sigue vigente, aunque -claro está- amoldándose a los nuevos tiempos en una joyería que actualmente tiene también una importante presencia en redes sociales: desde whatsapp hasta Facebook, Instagram y Mercado Libre.
Pasaron seis décadas de aquella joyería que Lucio abrió en San Lorenzo y Belgrano, domicilio comercial que permaneció durante largos años y que incluso convivió con el actual negocio céntrico que Omar Luna lleva adelante desde hace más de tres décadas.
"Al principio era como una especie de extensión del comercio. Recuerdo que mi abuelo y también mi abuela venían acá muchas veces. Aunque también sabía de joyería, él hacía todo lo que es relojería que era su especialidad, en ese entonces eran relojes a cuerda y automáticos. Ella se encargaba de atender a los clientes", cuenta Franco sobre aquella imagen que todavía mantiene fresca en su memoria.
La pasión por la relojería de Lucio fue luego heredada por Omar, quien aprendió el oficio de su padre y cuya actividad aún conserva en el taller propio que tiene en el mismo comercio. Ahora también Franco va interiorizándose en este mundo que es parte de la tradición familiar. "Yo dijo que es tener un maestro en casa", define.
Y confiesa que "aprendo con relojes a pila, los relojes a cuerda son más antiguos, de 40 años para atrás y de eso se encarga mi papá".
Franco se incorporó al negocio familiar definitivamente hace unos cuatro años, pero no es nuevo para él. "Siempre he venido. Venía a ayudar unas horas o a suplantar a mi papá cuando él viajaba, pero hoy en día él delega un poco más el trabajo", expone mientras recuerda que cuando era chico "veníamos con mis hermanos a ayudar a poner las etiquetas, aprendimos a calar y a soldar, cosas así... Crecimos en este negocio".
Aunque todavía resta perfeccionarse en relojería, una tarea que va aprendiendo poco a poco, Franco asegura que para formar parte del negocio "hay que conocer todo el rubro en general".
Así como su abuelo le enseñó a su padre, "el me enseña también a mí", resume Franco en un relato seguro y confiado, a pesar de que por primera vez tomó la voz para hacer pública la historia de esta tradicional joyería familiar.
Variedad y buen servicio
En Joyería Luna existe una amplísima variedad de marcas en relojes. Solamente superan las 20 aquellas que conforman la lista de las preferencias, pero se exponen muchas más.
Por mencionar algunas, en Joyería Luna puede encontrarse todo lo que es relojería a pila, sumergibles, de vestir o más informales, de cuero, con caucho, metal o acero. Y se suman desde hace algunos años los relojes inteligentes (ver aparte).
A su vez, "trabajamos todo lo que es joyería, grabados y también podemos crear piezas que nos piden en el taller que tenemos", explica Franco con el orgullo propio de formar parte de un negocio de esta trayectoria y experiencia. A esto se suma el sector de venta.
¿Qué trabajos realizan? De los más variados. "Siempre intentamos dar una solución al cliente". Así, además de conocimiento, en Joyería Luna recurren al ingenio y la creatividad.
Un ejemplo bien puede ser el grabado que un cliente quiso hacer en una agenda, aprovechando así el pentógrafo láser computarizado, última adquisición en el negocio.
Este equipo de moderna tecnología permite imprimir grabados en cualquier tipo de metal. No solo grabados, pueden imprimirse diversidad de imágenes, frases o nombres, incluso hasta una fotografía puede retratarse en una medalla.
Lo cierto es que "sobre la tapa de la agenda que era de cartón, hicimos una chapa de alpaca y sobre ella pudimos grabar lo que querían", cuenta Franco al tiempo que asegura que "siempre se puede dar una solución, por eso es importantísimo para nosotros tener el taller.
Con la máquina, explica, "se puede hacer casi cualquier cosa y en cualquier pieza. Hemos hecho cosas en esclavas, anillos, bombillas, medallas y hasta en los huesos que se usan a modo de medalla para colgar en el cuello de las mascotas".
Entre lo más clásico, hecho por Joyería Luna se pueden mencionar los anillos de sello sobre plata o conjugando plata y oro.
Además de variedad, calidad y precio en relojes, el tradicional comercio del rubro ofrece todo lo que es joyería en acero quirúrgico, plata y plata con oro. Pero también se suma la línea de plata rosé que es última tendencia.
Aunque pasaron 60 años hay muchas cosas que en la joyería siguen haciéndose a la manera de Lucio, "sobre todo en aquellas cuestiones que tienen que ver con la relojería".
De todo este amplio mundo de la joyería y relojería, una de las cosas que Franco más disfruta es ver satisfecho al cliente. Y el servicio de post venta tiene mucho que ver en ese sentido. "Me gusta el respeto con el que tratamos a nuestros clientes y con el que ellos nos tratan a nosotros. El hecho de que nos conozcan genera confianza. Me gusta el contacto con la gente. No quiere decir que no me guste hacer joyería, de hecho hicimos nuestros propios diseños y eso está bueno porque vas creando tu propia mercadería", afirma mientras hace llegar un saludo especial a amigos, clientes y colegas en este Día del Joyero.
Los relojes inteligentes son tendencia
Desde hace ya un tiempo, en la tradicional joyería de Necochea entre Rivadavia y Vicente López uno de los artículos más requeridos son los relojes Smarth que se conectan al teléfono celular y tiene una amplia variedad de funciones tales como medir la presión y el ritmo cardíaco, ofrecer información sobre el consumo de calorías o sobre el sueño. A través de un censor, toda esta información que almacena el reloj se traslada al teléfono.
Un reloj inteligente (en inglés smartwatch) es un reloj de pulsera dotado con funcionalidades que van más allá de las de uno convencional. Los primeros modelos desempeñaban funcionalidades muy básicas, pero los actuales ya son capaces de acceder a Internet, realizar y recibir llamadas telefónicas, enviar y recibir correos electrónicos y SMS, recibir notificaciones del teléfono inteligente e incluso consultar las redes sociales.
Joyería Luna es agente oficial en Olavarría y la zona de estos relojes en la línea Mixo que tienen tecnología de Xiaomi, aunque ofrece toda variedad de marcas y precios.
Si bien conviven con los relojes tradicionales, los de última generación son de los más buscados y "los usan tanto gente joven como personas mayores", explica Omar Luna, al frente de su negocio desde hace tres décadas, continuando así con el comercio que inició su padre 25 años antes que él.
Estos dispositivos tecnológicos pueden incluir características como un acelerómetro, giroscopio, brújula, pulsómetro, barómetro, altímetro, geomagnetómetro, geolocalizador (GPS), altavoz, micrófono, ranura para tarjeta de memoria externa etc. También cuentan con mecanismos de conectividad como el Bluetooth (para conectarlo al celular, auriculares u otros dispositivos).
Cualquiera dispositivo cuenta con un procesador, memoria, entrada y salida. Se puede recoger información de los sensores internos o externos. Se puede controlar, o recuperar datos de otros dispositivos.
Los relojes inteligentes, como las pulseras, dan la hora, miden los pasos, el consumo de calorías y -en algunos casos- monitorean el ritmo cardíaco; al tiempo que permiten ver las notificaciones que llegan al teléfono: SMS. mail, Whatsapp, Facebook. Y, en algunos casos, interactuar con esas notificaciones.