"Comenzó la historia el 23 de noviembre de 1961 con una comisión provisoria que estaba presidida por el ingeniero Alfredo Ibáñez, junto con McGaw, y los dirigentes de ese momento decidieron organizar una ayuda para la salud de la gente. Así fue que tramitaron una mutual. Es que las obras sociales no estaban en ese momento, y tres meses después lograron conformar una comisión directiva que tuvo como presidente a Ibáñez y el nombre de la institución primeramente fue Soicca (Sindicato Obrero de la Industria de Cal, Cemento y Anexos).

Sin dudas, esos dirigentes tuvieron una gran visión para ayudar a los trabajadores a través de la ayuda mutua, para que tuvieran una cobertura. Se inscribió como mutual y el 23 de julio de 1964 recibió la inscripción ante el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social, y quedó legalmente oficializada como AMPCA (Asociación Mutualista del Personal de Calera Avellaneda), pero en 1996 se hizo una reforma en el estatuto y quedó con el nombre de AMCA, ya que se sacó la palabra personal así quedaba abierta la posibilidad de que cualquier ciudadano pueda asociarse hasta la actualidad que es así" comenzó contando Ricardo Salazar, presidente de AMCA, para hacer un balance de la vida institucional de la reconocida mutual.

¿Cómo continuó la historia?

Alfredo Ibáñez siguió como presidente en la década del ´60, hasta 1969 precisamente. Y ese año asumió Gregorio Báez, quien llevó adelante la mutual durante la década del ´70 y parte del ´80, es decir alrededor de quince años y posteriormente -sobresellevando todos los problemas de esa época, pero siempre apoyados por la empresa Cementos Avellaneda, que en ese momento se llamaba Calera Avellaneda- se hizo cargo de la presidencia Roberto Albertario. Sin dudas, Roberto fue un titán para la institución, con una enorme visión, se capacita y trabajó con mucha dedicación para los asociados. Así fue que lograron en ese momento muchos beneficios, cuando las empresas tenían alrededor de mil personas, pero se encontró con uno de los primeros inconvenientes que sufre la entidad que es la salida del personal de fábrica, hubo acuerdo para que se vaya la gente, se incorporó mucha tecnología.

¿Ahí seguramente bajaron los ingresos?

Sí. Se dio un cambio importante en la empresa que pasó a trabajar con menor cantidad de gente y eso hizo que también afectara a nuestra institución porque pasó a tener menor cantidad de asociados. Eso pasó en la década del ´80, pero Roberto Albertario -que estuvo más de 21 años como presidente- en la década del ´90 logró que AMCA tuviera una farmacia, a partir de 1993 hasta 1997. Dentro de sus objetivos tenía abrirse a la comunidad de Olavarría, por lo que hubo que hacer una reforma del estatuto en 1996. Apoyado por la asamblea, se sacó la letra P del nombre y quedó AMCA, es decir Asociación Mutualista Calera Avellaneda y así le permitió incorporar adherentes de cualquier empresa o de la comunidad en general. En 2008 Roberto comenzó con algunos problemas de salud. Yo ingresé en esa época a comisión directiva como vicepresidente, invitado por los dirigentes, y en realidad jamás pensé que iba a ser vice de esta institución. Pero la CD me apoyaron y en 2010 me tocó asumir como presidente interino ante el fallecimiento de Roberto Albertario, que ocurrió el 9 de noviembre de ese año. Hasta 2012 estuve como interino y se hicieron las elecciones sin tener lista de oposición, así que seguí durante cuatro años. Pero sigo en el cargo todavía.

¿La sede es el gran orgullo de AMCA?

Sin dudas. El primer objetivo en 2012 fue tener una nueva sede y la logramos, que la tenemos en la calle General Paz 2567. En el segundo período nos propusimos trabajar fuerte en los beneficios de la institución, siempre con prioridad enfocada en la salud, pero siempre apoyado por los dirigentes ya que tenemos un ingreso genuino. Hubo que hacer cambios y apuntamos a mejorar los beneficios, a incorporar otros, y trabajamos fuertemente con la parte social y entonces incorporamos la ayuda para la colonia de vacaciones, las becas de estudio -que en este momento no están dándose-, así como podología, licencia de conducir, subsidio por nacimiento, etc. Todo eso nos potenció como institución. Y seguimos con todo lo relacionado con el turismo, ya que tenemos contratados 5 departamentos y un hotel en Mar del Plata, y dos casas y dos hoteles en Necochea, que el afiliado comienza a pagar al mes siguiente y en seis cuotas.

¿Cómo afrontaron la pandemia?

Lamentablemente llegó la pandemia y nos obligó a replantearnos algunas cosas. Inclusive en nueve meses perdimos tres miembros de comisión directiva (Carlos Messineo, vocal titular; Luis Graselli, miembro de junta fiscalizadora, y Omar Iribe, que era el tesorero). Fue un golpe durísimo para mi, eran tres personas valiosísimas. El protocolo para la pandemia ha mejorado, está más flexible, así que este martes a las 11 horas en nuestra sede, al aire libre, haremos un pequeño acto para celebrar el 60o aniversario, para recordar y homenajear a dirigentes fallecidos, y compartir un buen momento con los asociados que se acerquen.

¿Y cuál es el futuro de la entidad?

En mayo presentamos la lista de comisión directiva porque fue imposible hacer las elecciones el año pasado y vamos a continuar otros cuatro años, apoyados por la dirigencia que en esta oportunidad tiene incorporada gente más joven, es aire fresco para trabajar en el próximo período. Así que continuaremos trabajando por los hijos de los afiliados, apoyados siempre por Cementos Avellaneda y por AOMA Olavarría, que siempre están presentes, y veremos cómo encaramos 2022 para hacer lo mejor para la institución.