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La historia política del país registra varias celadas. Seguramente pueden haber muchas más, pero citemos algunas. Una fue la convocatoria de Perón a los generales aliadófilos que le venían a pedir la renuncia justo el 8 de octubre, el día de su cumpleaños. Aquel día de 1945, el General, quien prefería mantener un rol neutral en la Segunda Guerra, esperó a sus oponentes en el Casino de Oficiales con todos sus amigos del Ejército. Al ver semejante escenario, sus adversarios desistieron de hacer la movida. Fue una jugada astuta de Perón y estrictamente política.

La segunda celada, censurable claro, fue la de 2001, cuando el ministro Cavallo impulsó la ley de intangibilidad de los depósitos, con lo cual la gente confió en que con semejante norma sus ahorros eran intocables. Pero dos meses después vino el denominado "corralito" aunque, digámoslo, mucho más leve que el "corralón" de Eduardo Duhalde, de diciembre.

Y la tercer celada fue la de esta semana cuando el Presidente convocó a tres intendentes de Juntos por el Cambio para defender la institucionalidad con el verso de que estaba en poligro, y los hizo cómplices del arrebato de fondos que le hizo al Jefe de la Ciudad. Rodríguez Larreta. Al final, y en este lenguaje de los gestos e imágenes, los jefes comunales quedaron apoyando el manotazo de Fernández de los fondos de la Ciudad.

Tal vez el Presidente quiso compensar el acto fallido que cometió cuando dijo que se estaba "cargando con la mochila que dejaron en 2010", apuntándole claramente al gobierno de Cristina Kirchner. ¿Se equivocó de año o lo piensa realmente así?. Si debió existir una quita, es posible que debio haberse hecho de otro modo y no de la manera con la que se la hizo. (ver recuadro)

Cuando Alberto anunció que le quitaba un punto de la coparticipación a la CABA, Jorge Macri estuvo a punto de levantarse de su silla e irse. No lo hizo, pero hay quienes piensan que por falta de audacia se perdió la oportunidad de llevar a cabo el gesto crucial que lo hubiese catapultado a la gobernación en 2023. Pero todo quedó en un amague, y nada más. Y de ahí deviene la otra pregunta: ¿por qué no se fueron los intendentes? ¿creen en el poder de la victimización?. Seguramente Larreta esperaba un gesto más emocional de sus compañeros de ruta y no esa mueca tan estoica que tuvieron. Va nuevamente: la política es un lenguaje de gestos y el pueblo lee mucho más las emociones que las palabras. Por algo tanta gente sigue los culebrones de la TV y de Netflix.

Una policía empoderada

Ese es el precedente que dejó esta negociación. Pero el problema no será solo con los sueldos porque ¿será esa la reacción policial cuando se pretenda enjuiciar un caso de tortura o gatillo fácil?.

Alberto, quien supuestamente venía para resolver la grieta, la terminó profundizando y acabó fortaleciendo a la policía que hoy sabe que lo que quiera hacer, aún defender las cajas negras, lo podría hacer exitosamente en la calle.

El saludo pandémico entre Berni y Kicillof, consagró la incapacidad de ambos, y ya les está costando bastante en la interna de La Matanza en donde se están sacando los ojos los camporistas, los bernistas y los peronistas no K.

Pese al relato que suelen instalar en los medios, el cristinismo no se ha dado cuenta aún que se ha fracasado con la pandemia, que tienen un pueblo sumergido en el hartazgo, pero les queda el rédito de haber asistido con los ATP y los IFE a los empleos formales privados y monotributistas.

El panorama es preocupante. Argentina ostenta hoy un lugar entre los top five de los contagios y las muertes por cada millón de personas, y con un sistema sanitario que amenaza con colapsar. No se sabe qué hubiese pasado con otro gobierno y si hubiese sido peor, pero el panorama actual con éste es desalentador.

Alberto, colonizado

Claramente, Alberto quedó subsumido en la lógica de Cristina, es decir, no la de los proyectos sino la de los conflictos, lo que podria decirse que Alberto ya sabe con quien y cómo pelear. Su racionalidad científica de un comienzo, trocó en un estilo completamente emocional y prefirió preservar un mandato meramente formal a plasmar un estilo de gobierno basado en el diálogo y en el consenso. Ese "peronismo institucionalista" que pregonaba y que reafirmó en varias entrevistas, quedó como una verdadera utopía ahogada en las obsesiones bélicas de su compañera de fórmula. Las otras consecuencias son las de un Gobernador que ha quedado desdibujado por su incapacidad para resolver el conflicto policial y por un Berni (y sus franquicias políticas en cada ciudad) que ve como se van licuando sus aspiraciones políticas.

El ex militar y ex médico y que ahora pasaría a ser un ex candidato, desapareció durante el conflicto. Quizás, cuando el Presidente de refirió a quienes "se escondían en los patrulleros", no aludía al personal policial sino al propio ministro de seguridad de la Provincia.

En tanto, el massismo busca un acercamiento con el Jefe de la CABA pero no se sabe si para salvar el diálogo o para ir conformando un plan "B" por si el Frente de Todos se radicaliza.

Mauricio, el ansioso

En el medio y casi como un desafío propio de la ansiedad, Mauricio Macri se expuso nuevamente a los medios al convocar a su quinta a dos intendentes, entre ellos, entre ellos, Ezequiel Galli, quien recibió la invitación, según dijo, como "una grata sorpresa". Y no solo se comprometió él con la sociedad sino que además expuso a los dos jefes comunales porque los obligó a tener que dar explicaciones facilmente evitables.

Como queriendo parar las críticas, el Intendente le dijo a este columnista que "anteayer, Mauricio se hizo el hisopado y le dio negativo". De todas formas, el ex presidente de la Nación ya se la había mandado convocando a una reunión "social" a dos intendentes en medio de la cuarentena que debía cumplir luego de regresar del exterior.

Todo se ha complicado. En el país aumentan exponencialmente los contagios y las muertes en el país a causa del Covid-19, lo que evidencia el fracaso de la estrategia oficial.

Tanta política, tanto aislamiento estricto para que el Gobierno base ahora la lucha contra la pandemia en la responsabilidad individual. ¿Y si hubieran empezado por ahi, cuántas quiebras y pérdidas de puestos de trabajo se habrían evitado?.

Macri les dijo que estaba preocupado por la situación social y económica, pero no les dijo nada si sería o no candidato.

Por lo tanto, es inexplicable tanta ansiedad para expresarles algo que facilmente se los pudo transmitir telefónicamente. Para decir lo que les dijo, hubiese esperado una semana más para decírselo y no pasaba absolutamente nada.

Radicales x 3

La interna radical sugiere mucho más que una lucha por el poder del partido. Por un lado, la gente de Martín Lousteau enarbola la bandera de un frente en el que "la cabeza y el corazón" sean radicales, mientras que quienes llevan como candidato a Maxi Abad, le reservan a la UCR un rol menos hegemónico.

En Olavarría, Lousteau y Posse irán representados por el actual oficialismo, liderado por Gonzalo Dolagaray y Belén Vergel.

Ahora se sumó a la misma línea Rubén "Bebe" Lanceta con una lista propia en lo local aunque no se descarta un cierto apoyo del Intendente quien no ha dudado en involucrarse en la interna radical como lo hizo cuando respaldó la candidatura de Guillermo Lascano pero con un resultado incierto puesto que hoy los tiene tanto a él como a Celeste Arouxet ubicados en la vereda de enfrente.

Celeste ha comenzado a denunciar a la gestión porque, según su opinión, "viene aumentando el déficit porque sigue habiendo más egresos que ingresos y eso ha disminuido el patrimonio a la mitad". A ello le añadió otra denuncia por el gasto en horas extras. La edil presentó una lista para la interna liderada por Franco Illescas y con las figuras de Abad y Daniel Salvador.

Las listas del oficialismo y Lanceta levantan ambas la figura de Martín Lousteau, uno de los candidatos con mayores posibilidades para 2023 después de un Rodríguez Larreta fortalecido después del arrebato de fondos del Gobierno Nacional. Se sabe que la victimización es una forma de poder.

Lousteau debe superar aún la Gral Paz para nacionalizarse, pero algunos suponen que más allá de Capital, al ex ministro de Economía se lo sigue viendo muy vinculado a la Resolución 125 y éste sigue siendo su mayor desafío para penetrar en el electorado no peronista.

Semáforos

Miguel Lunghi, intendente de Tandil, como un vicio de profesión, quiso ser el brujo de la tribu y decidió aplicar en su ciudad sus propios protocolos.

Fue el de los semáforos, pero se encontró con una contradicción y fue que la gente podría interpretar que el verde podía ser un "vía libre" para todas las cosas.

La actitud del jefe comunal de Tandil es opinable pero podría decirse que tampoco resulta lógico ese sometimiento "orgánico", como le dicen, de quienes plantean una estrategia sanitaria contra la pandemia dirigida verticalmente desde La Plata y sin la autonomía de los propios municipios.

Los intendentes son quienes en mejores condiciones están para determinar qué fase aplicar. Conocen perfectamente la cobertura sanitaria con la que cuentan, saben de sus propias realidades económicas y facilmente podría integrarse en un todo orgánico provincial pero partiendo al revés, esto es, de lo particular a lo general o desde sus propias singularidades.

Dicho sea de paso, en donde habría que aplicar el sistema Lunghi seria en el Concejo Deliberante de Olavarría regulando las exposiciones con las luces de un semáforo. Las sesiones son verdaderamente maratónicas, y evidencian una falta de trabajo previo en las comisiones.

Los concejales parecieran desayunarse de los proyectos en las propias sesiones en donde el asombro y el debate se conjugan al mismo tiempo y sin conocimiento o debate previo de los expedientes.

"Falta el trabajo de comisión. Los concejales no se reúnen como deberían reunirse y los proyectos se llevan así, virginales a las sesiones", dijo uno o una de los ediles, no importa quién.

Esta realidad no es nueva ni mucho menos. Se viene arrastrando desde hace años, cuando las sesiones comenzaban a las 20 y se extendían innecesariamente hasta las 4 de la mañana. "Y se cobra bien, tanto como para dedicarle más tiempo al trabajo legislativo en las comisiones", agregó.

El semáforo de Lunghi, entonces, podría aplicarse en el Concejo, para que los bloques no continúen chocando innecesariamente por falta de conocimiento y debate previo de los proyectos. Seguramente el rojo sería el color más usado como advertencia para quien se exceda en el tiempo lógico de explicación o de defensa de cualquier proyecto. Además, ese tiempo podría pautarse claramente como se lo hace en los órganos legislativos nacionales.

El fruto prohibido

Hay quienes dicen que el pecado original de Adán y Eva no radicó en que se hayan comido la manzana prohibida sino que fue porque violaron las reglas.

Por ahí, como en el Génesis bíblico, el "pecado" de Alberto también pudo haber sido haber transgredido los caminos institucionales y legales para transferir ese punto de coparticipación de Capital a Provincia.

El Presidente violó las reglas, y trasladó el conflicto de los policías a la Corte Suprema que hoy se ha transformado en el ámbito principal de la política nacional.

En el medio, el gobernador Kicillof quedó como una suerte de Kiko, el personaje del Chavo, quien apeló a resolver el problema policial "acusándolos" ya no con su mamá sino con el poder central, y Sergio Berni terminó escondido, según la frase de Alberto, en uno de los patrulleros de la fuerza.

Ahora, después del arrebato, todo se dirime en la Corte que ha pasado a ser el escenario central de la política argentina.

Es cierto que la Provincia viene cargando desde mediados de los Ochenta con la injusticia de haber cedido 6 puntos de coparticipación durante la gestión de Alejandro Armendáriz para beneficiar a provincias peronistas del Noroeste argentino y garantizarle la gobernabilidad al entonces Presidente, Raúl Alfonsín. En ese momento, el Presidente había recibido la presión de los gobernadores peronistas que manejaban el Senado y amenzaban con no dejar pasar un solo proyecto.

Ese desfasaje con los fondos bonaerenses nunca más se resolvió. Sólo Duhalde exigió el Fondo del Conurbano, pero quedó desactualizado por la inflación. Sin embargo, los gobernadores que le sucedieron se callaron la boca y acabaron sometiéndose al poder de turno. Fueron los casos de Ruckauf, Solá y Scioli quienes prefirieron seguir siendo clientes de la Presidencia a pelear por la dignidad de los bonaerenses. Más tarde, María Eugenia Vidal intentó ir a la Corte por el reclamo pero también acabó sometida al pedido de Mauricio Macri de retirar la demanda. Y el problema financiero continuó impactando en los sectores más vulnerables de la Provincia. Las tomas de tierras de hoy son una consecuencia de ello.

Alberto Fernández habló con Rodriguez Larreta en marzo de los desniveles de la coparticipación y no lo hizo más. Esto fue confirmado por el mismo jefe de gabinete nacional. El Presidente pudo haber elegido un camino más institucional para hacer lo mismo pero prefirió el arrebato.

Entonces, la falla de Alberto no fue por haber arrancado una parte del fruto prohibido de la coparticipación sino fue porque violó las reglas que garantizan legalidad y convivencia. De esa manera se arriesgó a perder un aliado para la gobernabilidad y para su interna con Cristina (si es que existe, claro).

Quedó una policía absolutamente empoderada que se ha dado cuenta que si quiere aumento no tiene más que ocupar la calle con sus armas en la cartuchera y los patrulleros a mano.