Dicho galardón, iniciativa de la Agrupación de Mujeres Rurales Argentinas, es un tributo a la memoria la primera mujer en recibirse de ingeniera agrónoma de la Universidad de Buenos Aires, en 1927.

La doctora Valerio se graduó, en primera instancia, como licenciada en Antropología con orientación en Antropología Social en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional del Centro.

En 2009 obtuvo el doctorado de la Universidad de Buenos Aires en el área de Antropología Social por la Facultad de Filosofía y Letras (FILO-UBA).

La tesis aprobada con defensa, con una calificación de 10 sobresaliente con mención, fue "El Movimiento de Mujeres Agropecuarias en Lucha: la dimensión socio-política cultural, en un contexto económico de globalización".

Para dar una idea de la envergadura de su trayectoria, el curriculum vitae consta de 47 páginas con numerosas menciones a cursos de post grado, especializaciones, labor docente, producción en docencia, premios y distinciones, como miembro del Tribunal de Concurso Docente, miembro de Tribunal de Trabajo Final de Grado, investigación y producción científica, participaciones en revistas, eventos científicos, charlas, debates, paneles, cursos y capacitaciones, tareas de asesoramiento, consultorías y asistencia técnica, tecnológica, actividades de índole profesional y formación de recursos humanos, entre otros.

"La sola nominación para mí es un gran reconocimiento" subrayó la doctora Valerio y, consultada sobre la categoría en la que fue incluida apuntó que sería en investigación e innovación tecnológica.

"Es una caricia al alma, es un reconocimiento no esperado más allá de mi curriculum. A veces los reconocimientos vienen desde afuera y no desde el mismo lugar donde uno se formó, como en este caso" reconoció ayer María de Carmen, que había recibido la notificación hace algunas semanas, aunque la lista de las 100 mujeres argentinas seleccionadas tomó estado público recién el jueves.

"A esta mención la hace diferente que uno no sabe quiénes la postularon, porque fue público y secreto. Al menos yo no lo sé. Cuando me llamaron me quedé muy sorprendida, emocionada. Esto fue como otro doctorado, como cuando defendí la tesis en la UBA" dijo.

Nativa de Oberá (Misiones), estudió Ciencias Económicas hasta que se radicó en Olavarría por cuestiones familiares.

Recurrió a sus raíces y conectó esta distinción "con el trabajo comunitario, el trabajo en territorio, la lucha por la agroecología y ser nieta de chacareros".

Que haya partido de mujeres lo hace especial, según María del Carmen: "Cuando surge el Movimiento Agropecuarias en Lucha, que nació en La Pampa, nosotros comenzamos a investigar con Ringuelet e Inés Siris".

"Irrumpió y llamó la atención, porque por lo general el colectivo rural es masculino. A partir de ahí comenzamos a indagar y fue muy grande la heterogeneidad que encontramos en el movimiento, como también ahora en la Agrupación de Mujeres Rurales Argentinas" comentó.

Los abuelos de María del Carmen llegaron desde Brasil al norte de la argentina para instalarse en la tierra colorada.

"Una región netamente de chacarera. Ahí compraron una chacra y, si bien no los conocí, sí tengo muy grabado en mi memoria ir de niña a la chacra de gente amiga, que para mí era un juego extraordinario" recordó.

Inició Comunicación Social en 1988, el primer año que se dictó la carrera en la flamante Facultad de Sociales, y luego se pasó a Antropología.

"Cuando se abrió la Facultad no lo dudé y me anoté. Me había inscripto para comunicación; pero descubrí la antropología, me enamoré y me pasé" confesó María Del Carmen.

Aún como estudiante derivó a su otra pasión, la docencia, tras ganar un concurso en antropología rural.

"De todos modos tuve experiencia de trabajar en antropología y salud, antropología y educación, también urbana. Fui sumando experiencia en todas las áreas principales dentro de la antropología" relató.

Como la distinción llega desde la ruralidad, pedida una definición sobre el área de estudio de la antropología rural, la doctora Valerio precisó que "es una especificidad dentro de la antropología social. Por lo general la mirada separa la antropología urbana de la rural, y no son cosas separadas".

"No hay un corte, sino que hay una continuidad. Es relacional, es muy complejo, y además trabajar territorio, hacer trabajo de campo es complejo por las distancias, cómo llegar para hacer las entrevistas. En lo urbano uno lo tiene más a mano" apuntó.

"Permite conocer la diversidad y la complejidad que tiene la ruralidad" subrayó y pidió "romper con ese concepto que identifica a lo rural con el campo".