Cacho Fernández

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La tentación de analogar esta situación con otra del pasado es parte de la naturaleza humana. El establecer una similitud se corresponde con un afán de comodidad intelectual y a la vez despoja a la realidad de la incertidumbre angustiante de no poder desentrañarla.

Los hechos son siempre nuevos y hay que leerlos como tal. Frente al golpe de efecto de Cristina Fernández de Kirchner de plantear una fórmula presidencial colocando a su ex jefe de gabinete, Alberto Fernández a la cabeza y relegándose ella misma al segundo lugar, surgió de pronto el recuerdo de aquellas jornadas de 1973 cuando se hablaba de Cámpora al gobierno y Perón al poder.

Una Olavarría diferente

Pero, como la decisión de Cristina pegó por los cuatro costados y en todos los niveles, también tendrá su efecto en lo local. Podría devenir en una unión del peronismo, y esto mismo podría ocurrir en Olavarría, en el que esta identidad presenta una realidad muy fragmentada.

De los tres tercios imaginados se pasaría a una polarización entre la gestión de Ezequiel Galli y el peronismo unificado. Pero para eso haría falta unirlo y esto está todavía muy lejos, no tanto por las emociones sino por los intereses.

Por el lado de Unidad Ciudadana, César Valicenti y posiblemente Miguel Santellán persigan una banca en Diputados, algo que supuestamente demora la unidad de ese sector y hasta podría impedirla. El líder mercantil no abandonó aún su idea de cerrar su campaña político-sindical con un broche legislativo, un objetivo que nunca habría abandonado. En tanto Valicenti ya podría estar contemplando que el armado de la lista seccional será otro diferente al que venía rigiendo.

José Eseverri, quien desea polarizar con el Intendente hablando de la existencia de hambre en la ciudad y ausencia de obras con recursos propios, está dejando hacer siempre y cuando le sumen votos. Por eso busca conciliar la probable aspiración que podría tener Liliana Schwindt (entre Massa y Lavagna) para una banca nacional en Diputados. En tanto, seguramente comenzará a pensar cómo seducir a Germán Aramburu, quien ya figura en los espacios públicos de la ciudad con pancartas y pasacalles, y Marisel Cides, aunque enrolada en el cristinismo. De todas maneras, si el peronismo logra unirse, esto no sería un obstáculo.

A Ezequiel Galli le tocaría leer de nuevo la realidad y apartarse de la polarización para poder sumar. Por el contrario, ante un escenario con límites tan difusos, Galli no tendría otra alternativa que la de abrir su espacio un poco más al radicalismo y al peronismo que viene quedando desplazado por los manejos sectoriales que se fueron dando últimamente. El curismo es uno de esos espacios atractivos por su historia y su infraestructura para trabajar cualquier campaña. Ayer, Mario Cura se disponía a juntar a su tropa para leer la realidad con ojos nuevos y para estar preparados para cualquier eventualidad.