El aula número 4 de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional del Centro lució colmada ayer por la tarde para escuchar la disertación que a lo largo de dos horas exactas brindaron el escritor e historiador Sebastián Avila y el doctor Carlos Landa (especialista en arqueología histórica) de la cuestión "Hacia una arqueología de la Guerra de Malvinas". 

Para "bajar" esas dos horas de charla y darle un perfil periodístico ambos accedieron amablemente a una entrevista con este medio luego de la conferencia, que disfrutaron docentes y alumnos de la casa de altos estudios y tuvo como invitados especiales a veteranos de guerra olavarrienses. 

Avila viene de ganar en 2021 con su primera ficción, "Ovejas", la segunda edición Premio Futurock Novela entre 589 textos inéditos. El jurado estuvo compuesto nada menos que por Claudia Piñeiro, Fabián Casas y Sergio Bizzio. 

"Estamos haciendo una serie de entrevistas a veteranos de Malvinas, que tienen como particularidad hablar con ellos respecto a sus objetos y sus experiencias. Es algo que está dando frutos muy interesantes para analizar, en una investigación que está en proceso" develó Avila. 

Acerca de la charla, dijo, "básicamente consiste en las distintas líneas de abordaje que estamos afrontando con el equipo en pos de estudiar desde la cuestión arqueológica lo que fue la Guerra de Malvinas, con una multidimensión de aspectos, que van desde la memoria de los veteranos, los objetos que crearon para sobrevivir, la logística, qué tipos de memorias disparan estos objetos". 

"En particular contamos un proyecto bastante nuevo, en el cual existe la posibilidad aún no confirmada de hacer arqueología en las Islas, no intrusiva -sin excavación-, pero sí algunos análisis terrestres, de mapeo, etcétera" anunció. 

Haroldo Duhau fue el anfitrión de estos investigadores en Olavarría. "La guerra es la misma, pero todas las entrevistas son distintas. Hay algo de la memoria individual que a veces se subestima y siempre aportan su particularidad" marcó Sebastián. 

"En este sentido, lo que logran los objetos es descentrar los relatos y nos sacan de ese casete que tenemos armado. La que tuvimos en Olavarría fue sumamente interesante, porque nos tocó un ingeniero que trabajó en un montón de tareas, como el minado, la preparación de obstáculos de combate y otras que, hasta ahora, de las 56 entrevistas fue el primero que nos habló" comentó. 

Avila rescató que en esta narración encontró una dimensión desconocida de la Guerra de Malvinas, como es la preparación y todo lo que requiere la defensa de un territorio, y en este caso el ingenio para regenerar objetos. 

Duhau compuso uno de los últimos contingentes de soldados argentinos en abandonar las Islas tras el cese del fuego. "Ello le otorga un privilegio, si vale el término. Por un lado saber qué pasó con los que no volvieron inmediatamente en la posguerra, y fue testigo además de cómo quedaron los campos de batalla y cómo los encontró en 2008 cuanto tuvo la oportunidad de volver a Malvinas. El pudo ver las diferencias, cosas que ni yo ni Carlos nunca vamos a saber" subrayó. 

Avila presentó también ayer en Olavarría su novela "Ovejas", que según la crítica pinta una atmósfera gris e inquietante en el contexto de este conflicto bélico. 

Sin spoilear su corazón, Sebastián reveló que versa "sobre una patrulla de 4 soldados y un teniente, que están en un faro, tienen como misión defender esas costas sin ninguna conexión con el resto de las tropas".

"La novela empieza cuando dos de estos soldados encuentran a un soldado soviético desmayado sobre unas rocas y lo llevan hacia el faro" agregó. 

"A partir de ahí se desarrolla esta idea en un lugar completamente desolado, con muchas dificultades y con la premisa de abordar una faceta de la guerra que es muy compleja y tiene mucho que ver con la psicología del combatiente, con el miedo, con la espera, con la ansiedad, con lo onírico, con la locura también" sumó.  

"Conocer qué sucede con estos soldados que están muchos días sin dormir, sin comer, bajo fuego. La ficción siempre le busca la vuelta a ese objeto tan inabordable que es la guerra, y en este caso Malvinas en particular, que tiene una relación de larga data con la literatura, porque la primera novela se escribió durante el mismo conflicto" completó Avila.  

Por su lado, el doctor Carlos Landa confesó hace algún tiempo que llegó a la arqueología en los campos de batalla tomando como punto de partida un trabajo paradigmático a comienzos de los '80 sobre el combate de "Little Bighorn", un enfrentamiento armado entre las fuerzas combinadas de las tribus lakota, cheyennes y arapajó contra el 7º Regimiento de Caballería del Ejército de los Estados Unidos entre 25 y 26 de junio de 1876 en las cercanías del río del mismo nombre. 

La primera pregunta para Landa fue si se puede hacer un trabajo arqueológico completo sobre el campo de batalla sin haber tenido aún la posibilidad de visitarlo, y sin saber si tendrán permiso de las autoridades isleñas para hacerlo. 

Landa individualizó "una instancia en el trabajo, que se llama de gabinete o de laboratorio, donde uno puede hacer grandes análisis y sacar mucha información desde lo que denominamos sensores remotos".  

"Básicamente, se trata de información que proveen satélites u otros dispositivos, por ejemplo drones, y pensar la dinámica de la batalla en función de los grupos humanos que participaron, las estructuras defensivas, las vías de aproximación para el ataque y los obstáculos que hayan tenido" precisó el doctor Landa. 

En la Argentina los trabajos pioneros desde esta perspectiva fueron hace más de 20 años, con el doctor Mariano Ramos al frente, y sus estudios sobre las 8 horas que duró la batalla de la Vuelta de Obligado. 

Si se da la chance de ir a campo permitirá enriquecer todas las instancias: "En Malvinas podremos determinar fehacientemente dónde estuvieron las posiciones, poder registrarlas, ver que materialidad asociada tienen". 

"Por ejemplo, si en un nido de ametralladoras encontramos vainas significa que ahí se combatió" graficó. 

Los permisos para entrar a Malvinas están en trámite, con lo delicada que es cada gestión con la cuestión de soberanía siempre inmanente. "El tema es manejarse con mucha cintura; es como caminar sobre cáscara de huevos. Contamos con el permiso de las autoridades de aeropuerto de las Islas y la gente que nos va a hospedar. Ahora, si vamos a una instancia superior no sabemos si podemos complicar a ese nivel. Es algo que tenemos que debatir en todos estos meses" reconoció el doctor Landa. 

Durante la charla de ayer en FACSO tanto Landa como Avila utilizaron como referencia trabajos arqueológicos realizados sobre la Primera Guerra Mundial, la Guerra Civil Española y la Segunda conflagración universal. "La bibliografía específica de los grandes conflictos del Siglo XX hablan de un cambio radical en las formas de combatir. No se parecen a las Guerras Napoleónicas del siglo XIX y tampoco son iguales a las cruentas y totales Guerra del Paraguay o Guerra del Pacífico a fines del siglo XIX" advirtió. 

Landa explicó que en estas guerras "se peleó en varias dimensiones: abajo del agua, sobre el agua, en la tierra y en el aire. Esos tipos de guerras dejan un registro arqueológico particular, y Malvinas no es la excepción, porque incluyó tácticas de la Primera Guerra Mundial, de la Segunda, y tácticas de guerras tecnológicas modernas, dando comienzo a la guerra digital". 

Aún sin el trabajo en el territorio, el doctor Landa anticipó los desafíos que persigue la investigación. "Uno es el frente académico, siguiendo una analogía bélica. Se presentan tesis, artículos de investigación y libros" consignó y añadió que "otro es el frente comunicacional, donde se hacen llegar a la sociedad cuestiones vinculadas con la investigación en formatos audiovisuales, de audio, a través del canal de YouTube". 

Completó el listado de expectativas diciendo que "seguramente también ofreceremos detalles de nuestro trabajo en un documental para la televisión".