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El sector de la hotelería viene siendo uno de los más perjudicados de la actividad económica desde la irrupción de esta distopía sanitaria que se acerca al año y medio de existencia.

Olavarría no debería por qué ser la excepción de una pandemia que sufre el mundo en cuanto a turismo, y hotelería en específico.

Sergio Yakiche es propietario de los hoteles "Demetrio" y "Riyak".

El primero viene trabajando a ritmo de pandemia y el segundo está cerrado desde el 19 de junio de 2020, cuando se inició la cuarentena más estricta en la Argentina.

"El panorama está tranquilo, queriendo mover lentamente. Hay poca circulación de gente, aunque tenemos expectativas en la medida que se vaya soltando todo de empezar a trabajar" se esperanzó.

"Nosotros estamos trabajando casi nada los fines de semana y en la semana de tres a cuatro habitaciones cuando el complejo tiene 40 departamentos. Un buen día para nosotros es con 30, cosa que no sucede desde la prepandemia" detalló Yakiche

Valoró como "un buen mes en marzo, cuando se soltó todo a la altura de Semana Santa. En ese momento existió mucho movimiento, con el hotel lleno varios días".

En contrapartida, "abril, mayo y junio fueron meses terribles. No hubo casi nada y eso que somos los únicos que tenemos un protocolo muy exigente, porque al ser departamentos espaciosos, muy equipados, le ofrecemos todo al cliente para que no se mueva de ahí adentro asegurado"

"Demetrio" nunca cerró, y en plena cuarentena dura el mismo Yakiche era el encargado de abrir las puertas a los ocasionales visitantes de urgencia. "Iba, les abría, les daba la llave y de hecho hasta les hacía los pedidos en el supermercado y les llevaba la mercadería", recordó.

Yakiche resaltó que la empresa se comprometió a mantener todos los puestos de trabajo.

"En nuestro caso hemos hecho un esfuerzo enorme para mantener todo el plantel" subrayó.

"Siempre pagamos los sueldos, con la ayuda de los ATP, pero hay cosas que todavía debo. Con Coopelectric tengo un saldo que no es mucho, pero vengo tratando tengo de achicar, porque aún mantengo la ilusión, y estoy convencido, de que de a poquito vamos a empezar a mover" expresó.

"El Riyak lo cerré y cuando soltaron un poco el trabajo de la construcción aproveché para reconstruirlo, porque en plena actividad es imposible hacerlo. Un inmueble así cuando uno lo tiene cerrado no se queda quieto, se viene muy abajo" comentó Yakiche.

En los últimos días cambió un poco la tendencia con la "burbuja" de básquetbol que se jugó en el Maxi del Parque Carlos Guerrero por la Liga Argentina.

"Gracias a Dios recibimos a varios planteles, y fue un terrible alivio, porque coincidió con el pago del aguinaldo. Me vino perfecto" mencionó.

Coincidiendo con algunos pronósticos de funcionarios y especialistas en salud, Yakiche opinó que "a partir de septiembre vamos a empezar a mover. La gran noticia es que la campaña de vacunación viene muy bien, pero hay que entender también que en la hotelería se recibe gente de afuera. Necesitamos salir del miedo y en algún momento aprender a convivir con este virus cuando se convierta en una especie de gripe que no mata".

La situación de Santa Rosa es idéntica en cuanto al nivel de ocupación de las habitaciones, pero tiene matices lo vinculado con el panorama laboral y la utilización de espacio.

"Nosotros ampliamos nuestra oferta. Ya teníamos habitaciones alquiladas como oficinas y pusimos a disposición otras habitaciones como oficinas, pero el hotel sigue funcionando normalmente, esperando que vengan los pasajeros, y la cosa no es nada prometedora" reveló Mariano Tenca.

"Venía siendo muy malo el panorama. Arrancamos en diciembre, cuando nos permitieron volver a trabajar; tuvimos un verano de baja ocupación, pero entre nada y baja muchas veces sirve, en particular porque Olavarría no es una ciudad turística y siempre cae la ocupación en esos meses de año" apuntó.

También mejoró el nivel de actividad en marzo, y se derrumbó en el otoño con las nuevas restricciones.

"Abril y mayo fueron muy, pero muy malos, junio repuntó un poquito, pero sigue siendo bajo. Uno es consciente de la realidad y no pretende trabajar como en la prepandemia, pero lamentablemente nuestra realidad ni siquiera cubre las expectativas de una ocupación baja" acotó.

Tenca destacó a Olavarría como un buen mercado para la hotelería, pero con sus particularidades: "Nosotros generalmente atendemos gente relacionada a las fábricas y al comercio. Nuestros pasajeros no son turistas, sino trabajadores".

"El 90% de nuestra ocupación proviene del AMBA, con los cual las restricciones que hubo en esa zona la gente no salían, no viajaba, y por supuesto eso nos impactó muy fuerte. Cuando tengan un poco más de libertad allá se va a empezar a mover un poquito acá" explicó.

La plantilla laboral del Hotel Santa Rosa se redujo drásticamente. "Nosotros redujimos personal razonablemente, porque en el salón de abajo dejó de funcionar el restaurant y lo convertimos en un espacio comercial para alquilar" informó Tenca.

"Ante la incertidumbre se le prepuso retiros voluntarios al personal, la gran mayoría aceptó y se logró un acuerdo extrajudicial. Antes de la pandemia éramos 24 empleados y ahora somos 11" significó.

Advirtió que, pese a la baja ocupación, "la caldera hay que encenderla, el cable e Internet también y si bien bajó el consumo de electricidad, los costos fijos son altísimos. De 40 habitaciones diarias en la prepandemia hoy no llegamos a 8".

El deporte, otro demandante de hotelería, estuvo casi inmovilizado en los 16 meses precedentes.

"Del fútbol de Racing sólo alojábamos a los árbitros, sí algunos equipos de básquetbol. Particularmente en la burbuja estuvo cuatro días Ciclista Juninense, árbitros, auxiliares, miembros de la AdC. Eso obviamente fue una bocanada de aire fresco para nosotros" agradeció.

El deporte motor hizo un aporte, aunque magro comparado con años altos de la actividad: "Las dos competencias que hubo generaron movimiento, y este fin de semana requirió muy poquito con el karting".

No es ninguna novedad, pero los tiempos grossos para la hotelería los impulsaba una sola categoría.

"Con las categorías menores la ocupación siempre es baja; los pilotos vienen con motor home y paran en el Autódromo, pero el TC nos movía todo, es la categoría premium. Teníamos todo el hotel ocupado desde el miércoles hasta el domingo, con las habitaciones completas" recordó.

Su esperanza también es iniciar una tendencia más positiva desde septiembre.

"La vacuna es la luz al final del túnel, se viene vacunando muchísimo, pero uno ve lo que sucede en Europa con las nuevas cepas y los nuevos brotes y trata de no hacerse demasiadas ilusiones" admitió.

Un ícono de la ciudad, como el Hotel Savoy, bajó las persianas el día que se decretó el cierre total del país por la pandemia, y no las volvió a abrir.

Oscar "Coco" Urrutia trabajó 18 años en la empresa. "Desde la pandemia Miguel (Held, su propietario) no volvió a abrir y no piensa hacerlo" anticipó.

"Por el momento lo que él hizo fue arreglar con los empleados y dio de baja a todos. Esta pandemia es terrible para nosotros, nos mató. Pero el edificio está impecable" dijo.

Mientras estuvo el aporte estatal vía ATP los empleados cobraron sus salarios. "Este año, en mayo, decidió no abrir, arreglamos todos y nos fuimos. Yo sigo yendo, miro, veo cómo están las instalaciones" precisó "Coco".

La mirada empresaria pretende a corto plazo reestructurar todo el sector de cocheras, con tecnología de última generación, para cubrir la alta demanda que existe en ese sector céntrico.

Pero el Savoy parece ser ya parte de la historia de Olavarría.

Como la Villa Von Bernard, la Escuela Nº 24 en su tradicional ubicación, los bancos Olavarría y de la Edificadora, el señorial bellísimo que se levantaba en el espacio que hoy ocupa una multinacional del supermercadismo, y tantas otras cosas.