Lo cierto es que los servicios de los nutricionistas son requeridos para una variedad de propósitos y situaciones. Algunas personas pueden contar con la ayuda de un nutricionista para que las ayude a cambiar sus hábitos alimenticios insanos y problemas de peso. Otros los pueden buscar para que los ayuden a crear un plan alimenticio que pueda mejorar una enfermedad o deficiencias médica que tengan.

Recién llegada de la primera reunión del Comité de Docencia del Colegio en La Plata, la Lic. Guerrero explicó que precisamente en ese encuentro se abordó la cuestión "del rol del nutricionista, de los lugares que ocupamos, que generalmente se asocia con bajar de peso pero cuando empezás a mencionar todo lo que abarca, no deja de causar sorpresa".

Es que aunque las nutricionistas, en su rol de licenciadas, no son médicos y por ello no pueden ni diagnosticar ni prescribir medicación, su punto de partida es la posibilidad de ampliar, mejorar y enriquecer la dieta alimenticia de quien lo necesite. "Desde el que tiene el colesterol alto, o quienes padecen patologías raras que los médicos comienzan a derivarnos, como la celiaquía, la sensibilidad al gluten o la intolerancia a la lactosa, algo mucho más específico".

No sólo derivan los clínicos; también lo hacen los endocrinólogos, los cardiólogos y hasta los médicos psiquiatras, "porque hay algunas depresiones en las que, por ejemplo, influye la mala alimentación. Por eso decimos que hay muchas áreas que se pueden explorar todavía".

Respecto de la Medicina, una carrera milenaria, la nutrición "es una disciplina relativamente nueva". Lo cierto es que su tratamiento pasa exclusivamente por la alimentación, por educar la alimentación, inducir los cambios en los hábitos alimentarios para mejorar aquello que fue diagnosticado por el médico. "Estamos en el detalle, en el acompañamiento, y vamos guiando al paciente en la cadena de la alimentación, desde planificar para poder hacer la compra, y luego guardar, esto es la parte bromatológica, respetando la cadena de frío, hasta cómo prepararlos, dándole formas de cocciones correctas, enseñándoles que hay alimentos que se pueden hacer mucho más rápido y más sencillo, y, finalmente, cómo comerlos y cómo debe ser la sobremesa".

Una parte importante de la tarea de una nutricionista es informar a los pacientes sobre los riesgos y beneficios potenciales de comidas especiales y sobre cómo eliminarlos o incorporarlos en sus dietas puede ser beneficioso. Actualmente, las nutricionistas trabajan "en tres nutrientes específicos cuyo consumo resulta preocupante: los elevados consumos de sodio y las escasas campañas oficiales alertando sobre la peligrosidad de su abuso; las crecientes ingestas de azúcares en gaseosas y golosinas, sobre todo entre los más chicos y el consumo de grasas, que normalmente incorporamos mal".

Hoy por hoy, cualquier dieta tiene en cuenta el cómo y es por eso que constituye un plan de alimentación, en el que lo más importante es "la adherencia al tratamiento, que perdure para el resto de su vida".

Los nutricionistas también pueden ser consultados para alcanzar o revisar objetivos nutricionales en familias, escuelas, compañías, hospitales y otras instituciones. Ellos confeccionan un plan de comidas basado en los objetivos y viabilidad de los clientes. Por ejemplo, un hospital u otro centro de salud puede contar con su ayuda para crear un plan alimenticio rentables, beneficioso para los pacientes y que cumpla con las normas establecidas.

Lo cierto es las nutricionistas responden al Colegio de Nutricionistas y Dietistas de la Provincia de Buenos Aires, que las habilita en su trabajo a través de la matriculación, y al mismo tiempo, les brinda asesoramiento legal. Esa organización dispone de una página web en la que, además, incluyen consejos para la población. Su dirección es www.nutricionistaspba.org.ar.