Desde el comienzo de la pandemia, allá por marzo del 2020, uno de los debates centrales que emergió en este contexto fue el de "presencialidad sí o no" en las diferentes instituciones educativas. Sin embargo, en muchas ocasiones, las discusiones estuvieron centradas en el nivel de educación primaria y secundaria, y se ha pasado por alto el ámbito universitario, con una notable trascendencia e impacto para la vida juvenil de la ciudad.

Lo cierto es que los y las estudiantes universitarios también se han visto perjudicados con la suspensión de la presencialidad y el pasaje a la virtualidad, sobre todo quienes estudian carreras que requieren de aprendizajes manuales o técnicos, al igual que quienes comenzaron su primer año en una Universidad y aún no pudieron tener la experiencia de recorrer los pasillos ni los salones de la institución.

En este marco, y teniendo en cuenta que la vacunación contra el Covid-19 avanza con rapidez en la ciudad, y que muchas actividades están volviendo a la "normalidad" poco a poco, el Comité de Emergencia de la Unicen a principios de agosto solicitó a cada unidad académica un informe, que debía incluir un listado con todas las actividades que requerían la presencialidad, en el marco de los protocolos correspondientes. Los mismos fueron aprobados en la reunión que se realizó el pasado 17 de agosto.

La vuelta gradual a la presencialidad se planteó en dos etapas: la primera a partir del 30 de agosto y durante todo el primer mes, con el objetivo de realizar un análisis posterior sobre cómo resultaron las actividades, y la segunda etapa, corresponde al último trimestre del año, con la posibilidad de agregar o quitar nuevas actividades, teniendo en cuenta el análisis previo, y la evolución de la pandemia.

En el caso de la Facultad de Ciencias Sociales, las actividades que contarán con instancias presenciales optativas son aquellas que requieren laboratorio y talleres, como así también las que exigen el uso del estudio de radio y/o equipamiento de facultad para filmación, y las actividades prácticas específicas del Taller de Producción de Textos (ciclo común).

La secretaria académica Gabriela Loustaunau explicó que "se está pensando en una presencialidad combinada". Y agregó: "se utilizarán espacios de aulas híbridas, que se están ambientando en las instalaciones de la Facultad para poder cumplir con los protocolos correspondientes".

La utilización de aulas híbridas implica que los docentes deberán utilizar estrategias para poder dictar la clase de manera presencial y virtual a la vez, en burbujas, con grupos reducidos de estudiantes y con los protocolos correspondientes.

En el caso de la Facultad de Ingeniería, las actividades aprobadas incluyen trabajos experimentales o de laboratorios para las distintas carreras, los exámenes y defensas de trabajos finales que requieran uso de laboratorio y las actividades de campo. "Ya tenemos para empezar a usar 4 aulas habilitadas y pensamos equipar todas las aulas de ingeniería para poder dar clases con algunos alumnos en el aula y algunos alumnos en sus domicilios", confirmó la decana María Peralta.

También, desde el Centro de Emprendedurismo e Innovación en conjunto con la Facultad de Ciencias Exactas se está trabajando en el armado de medidores de dióxido de carbono a utilizar dentro de las aulas. "Es un equipo que mide la cantidad de dióxido de carbono en el aire, y cuando se llega al límite establecido emite una alarma, que indicaría que ese espacio necesita ventilación", expuso la decana.

En cuanto a la Facultad de Salud, el decano Héctor Trebucq explicó que cuentan con una doble restricción: no sólo la imposibilidad de llevar a cabo cursadas presenciales, sino también la restricción de presencialidad a la hora de realizar las prácticas en los servicios y centros de salud. "Eso generó dificultades, y despertó reacciones en la opinión de los estudiantes que exigían sus prácticas, con toda lógica, más en carreras de salud que requieren mucha práctica", expresó el decano.

En base a las demandas estudiantiles, desde la Facultad se pensó en posibles alternativas: "Vamos a hacer las prácticas habituales, en menor frecuencia y en menor tiempo y le vamos a agregar prácticas alternativas, en controles de salud en la comunidad, en los programas Detectar, RTA, en centros de telemedicina, en las guardias del hospital, etc", explicó Trebucq. Un dato a tener en cuenta es que los y las estudiantes que realicen las prácticas deberán contar con al menos una dosis de la vacuna contra el Covid-19.

Respecto de las clases teóricas virtuales: "Estamos proponiendo que las clases no sean tan expositivas sino que se intente promover la problematización a través de casos clínicos porque eso los acerca más a la práctica profesional", contó a este medio.

La opinión de los estudiantes

Desde las unidades académicas se han realizado diferentes encuestas al estudiantado para poder recabar información sobre sus demandas e inquietudes, y se han llegado a conclusiones diversas, lo que tiene que ver también con el tipo de carrera y las exigencias que cada una conlleva.

Las principales demandas de los estudiantes de Salud estuvieron centradas en la aceleración del inicio de prácticas, y la mejora de las clases virtuales.

En el caso de Sociales las conclusiones fueron diversas: "Hemos visto que, los y las estudiantes han logrado permanecer en la cursada virtual, en algunas ocasiones mucho más que en la presencialidad, es decir se ha notado un incremento en la permanencia", comentó Gabriela Loustaunau. También resaltó que hubo estudiantes que habían pausado sus estudios y, que con la virtualidad retomaron su carrera o finalizaron sus tesis.

La realización de manera presencial de las prácticas pre profesionales, que involucra a los estudiantes que están transitando el tramo final de las carreras fue la demanda más solicitada.

Desde la Facultad de Ingeniería se realizaron encuestas a estudiantes (casi 400) y a la comunidad docente sobre el estado de vacunación, y para consultar si estaban en Olavarría y, si en el caso de volver a la presencialidad se podrían trasladar nuevamente a la ciudad. "Un 83% de los estudiantes que respondieron tienen una primera dosis, un 7% segunda dosis, un 10% ninguna", por otro lado "están afuera un 30% aproximadamente de los estudiantes. De ese 30%, un 80% estaría dispuesto a volver si hubiera presencialidad, y un 20% no volvería", aportó Peralta.

A la hora de debatir sobre presencialidad sí o no, los aprendizajes y la forma de enseñar no deben ser únicamente lo relevante de la discusión, también se debe tener en cuenta lo psicológico, y no pasar por alto que los jóvenes también tuvieron que rearmar sus rutinas y adaptarse al nuevo contexto. "El sentir de los estudiantes es que nos dicen que se encuentran cansados, desmotivados. El año pasado era la novedad de la virtualidad y este año se nota el cansancio un poco más.", reflexionó Peralta.

"Sin duda la pandemia nos ha dejado una enseñanza para poder repensar no sólo los procesos de enseñanza y aprendizaje, sino también la presencialidad a partir del segundo cuatrimestre y para los próximos años también", concluyó Loustaunau.

Lo cierto es que aunque sea de manera gradual, con protocolos y limitada, la presencialidad en la universidad ya es un hecho en Olavarría. Esta segunda mitad del año permitirá en las 3 sedes los encuentros híbridos (en burbujas) y, si el contexto lo permite, se podrá pensar en una presencialidad permanente para el 2023.