Un año más tarde, el sistema educativo afronta una nueva realidad con el retorno de la presencialidad: combinar en un modelo híbrido lo que se hizo desde siempre con lo que llegó para reemplazarlo temporal, o definitivamente en algún caso.

Sobre lo que fue el 2020 y lo que afrontarán en 2021 expusieron el profesor Pablo Wagner, director de la Escuela Secundaria Nº 1 "Jorge Luis Borges", y el profesor Maximiliano González, quien ocupa el mismo cargo en la Escuela Secundaria Nº 22 "María Elena Walsh".

"En general, porque lo hemos hablado en reuniones que hemos tenido a lo largo del año pasado con los directores, realmente sorprendió a todo el sistema educativo el hecho de no hacer clases presenciales" reconoció el profesor Wagner.

La cuestión administrativa fue la primera que debieron afrontar las instituciones, dijo: "En ese tiempo se estaba armando el papeleo relacionado con la conexión de los chicos y todos los trámites que se arman en una escuela".

"Eso se cortó, y fue un lío armar los listados, registrar los cambios de turnos en un trabajo conjunto con los preceptores para evitar que a los chicos no les llegaran los materiales. Eso más o menos nos llevó un mes" recordó.

Allí fue prioritario armar grupos para el equipo de gestión, para la relación con los preceptores, para reorganizar la cuestión administrativa y formalizar la interconexión con los turnos. "Fue un trabajo devastador para nosotros" afirmó.

"Hoy, con el diario del lunes, analizamos las clases a través de Zoom, y a esta altura del año pasado ni conocía este tipo de plataformas. Después apareció el Meet, que no lo había escuchado en mi vida. Eso nos pasó a la mayoría de los docentes" admitió.

"El otro gran problema que tuvieron las escuelas fue armar los listados y entregarlos a los profesores para que ellos pudieran tener una previsión con los alumnos" indicó.

Fue cuando la herramienta tecnológica pasó a ser un problema.

"Había muchos chicos que no tenían teléfonos; docentes que tenían teléfonos viejos y aparecieron los problemas para comunicarse con Whatsapp; chicos y docentes que no tenían computadoras. Toda esa complejidad hubo que resolverla por parte del alumno o por parte del docente" explicó Wagner.

Afloraron entonces las estrategias para romper o disimular las desigualdades: "Prestamos computadoras que nos habían quedado del plan ‘Conectar-Igualdad’, que en su momento fue interrumpido (por el gobierno anterior) a algunos docentes que no tenían; prestamos teléfonos viejos a los chicos. Armamos una articulación como para evitar que nadie quedase desvinculado ante la nueva realidad".

Subsanado el inconveniente, algunos docentes llegaron a los alumnos con Whatsapps, otros con Classroom, otros vía mail, otros por cuadernillos, otros se apersonaron con fotocopias en sus domicilios.

"Así nos manejamos el 70% del personal y el 100% de las escuelas. Fue un gran desafío, muy desgastante y -como siempre-, la escuela pública estuvo a la altura" afirmó el profesor Wagner.

En su caso explotó (literal) el teléfono celular de tanta información que fue llegando a partir de la novedosa normalidad educativa.

"Los chicos además mandaban los materiales a cualquier hora del día o de la noche, recibíamos todo el tiempo llamadas de los padres preocupados por el rendimiento de sus hijos. Esto va a quedar en el anecdotario para todos los docentes" anticipó.

Su evaluación sobre el uso de las plataformas es positiva.

"La herramienta digital fue provechosa para lograr la conexión, pero no fue masiva. Por ejemplo, al Classroom  donde había 30 alumnos se conectaban sólo 10" apuntó.

"Las herramientas digitales, en general, fueron muy útiles, porque si no hubiesen estado no habríamos tenido clases. Muchos dicen que no hubo clases; clases hubo, y un gran esfuerzo de los equipos de gestión, que fueron ‘Maradona’ adentro de la cancha, todos eh" enfatizó.

Aquella franja social que pudo contar con conexión a Internet, una computadora, un teléfono, según Wagner no tuvo ninguna dificultad para el proceso enseñanza - aprendizaje.

"Otro tema es si aprendieron o no aprendieron; ahí dependía de cada pibe" aclaró, y acotó que "no podíamos saber si los chicos habían logrado aprender o no según los métodos estandarizados que teníamos de evaluación".

"No obstante las particularidades, las plataformas digitales salvaron el año escolar. El chico que no las tuvo, ahora está en la revinculación" apuntó el director de la "José Luis Borges".

Coincidió con uno de los diagnósticos más fuertes. "La pandemia resaltó la gran desigualdad que existe, aunque cada escuela utilizó las herramientas disponibles para poder disimularla dentro de sus recursos" señaló.

Por caso, la Cooperadora de su escuela afrontó una tarea ciclópea durante el pasado curso lectivo, que la dejó sin recursos para el que está comenzando.

Wagner calificó al año pasado como "desgastante", pero también de "crecimiento, porque cuando uno aprende crece y las instituciones -con todos los equipos de gestión- crecieron".

Por segundo año consecutivo, en este 2021 la educación argentina se apresta la novedad: ahora trabajar un híbrido entre presencial y virtual.

"Va a ser algo nuevo, que ya se empezó a hacer. Esperamos arrancar, y que no venga este rebrote porque retornaríamos a la virtualidad, y no queremos que los chicos sientan la desigualdad social para acceder al conocimiento" reflexionó.

Según el profesor Maximiliano González, director de la Escuela Secundaria Nº 22 "María Elena Walsh" que funciona en el edificio de la Escuela Nº 17, la pandemia obligó a "romper estructuras y amigarse con la tecnología, que fue lo que más nos complicó en un primer momento".

"En un principio fue difícil, porque los profes no entendían cómo llegarles desde la virtualidad a los chicos. Manejamos muchas estrategias, el Classroom resultó frío, entonces hicimos hincapié en Whatsapp y con el Zoom la relación docente - alumno se hizo más cercana y la cosa mejoró un montón. El chico necesita estar en contacto con el profe, verlo, recibir una devolución personalizada".

Adecuarse a los horarios de los estudiantes fue otro apartado dentro de la virtualidad.

"Los chicos encontraron en la nocturnidad un espacio para compartir con sus amigos, con sus familias, para jugar y durante el día se la pasaban durmiendo. Entonces hubo que adaptar los horarios, y no podíamos poner una clase a las 7.30 de la mañana porque estaban todos durmiendo" graficó.

"Trabajar los vínculos desde otro lado" fue la característica de su escuela. "Nosotros somos una escuela céntrica, chica y los chicos contaron con sus dispositivos" destacó.

"Hay muchas cosas que llegaron para quedarse" pronosticó González sobre el énfasis de la virtualidad en la educación. "Seguir trabajando con el drive, que nos allanó mucho el camino" manifestó.

Ante un ciclo lectivo que contendrá de lo nuevo y de lo anterior, González consideró que "representa una incertidumbre ahora el comienzo de las clases con un sistema híbrido, que va a hacer convivir virtualidad y presencialidad. Va a ser todo un desafío para nosotros los protocolos de inicio, el ingreso escalonado a las escuelas, las burbujas, etc.".