Según un pormenorizado informe publicado por el diario online Infobae, "a medida que se desarrolló la pandemia de Covid-19, aumentó el interés en las pruebas de anticuerpos como una forma de medir hasta qué punto se propaga la infección e identificar a las personas que pueden ser inmunes". De esa manera, quienes presentan una mayor concentración de anticuerpos se transforman en potenciales donantes de plasma.

En el debate, se analiza cómo se pueden utilizar las pruebas de anticuerpos y se aclara que "las pruebas de anticuerpos de coronavirus fueron el foco de mucha investigación y cobertura de prensa". Así, en el marco de una investigación fueron propuestas "cuatro posibles razones para las pruebas de anticuerpos".

En primer lugar, se emplean "para el diagnóstico de personas con síntomas actuales que sugieran Covid-19, cuando la prueba de antígeno no logró detectar el SARS-CoV-2, especialmente en aquellos que se presentan dos semanas o más después del inicio de los síntomas (cuando la prueba de anticuerpos se vuelve más confiable)".

En segundo lugar, pueden utilizarse "para las personas que actualmente están asintomáticas, para evaluar si tuvieron una infección previa por Covid. Esto puede incluir personas con alto riesgo de enfermedad grave o personas con riesgo ocupacional de infección (por ejemplo, trabajadores de la salud) para brindar tranquilidad o para informar decisiones personales sobre el regreso al trabajo".

Otra posibilidad de uso de las pruebas de anticuerpos es que permite"monitorear la calidad y longevidad de la respuesta inmune en pacientes con Covid-19 previamente confirmada o potencialmente para monitorear la respuesta a la vacunación. Si el tratamiento con plasma de convalecencia resulta eficaz para tratar la enfermedad, las pruebas de anticuerpos también influirán en la identificación de los donantes adecuados". Y además sirven "para encuestas de seroprevalencia para investigación y monitoreo de salud pública".

De todas maneras, el informe señala que "estas estimaciones de precisión deben interpretarse con cautela. De los estudios en la revisión, se consideró que el 89 por ciento tenían un alto riesgo de sesgo, con la consecuencia potencial de que muchas de las pruebas probablemente sean menos sensibles de lo informado (lo que significa una mayor probabilidad de falsos negativos)".

Asimismo, se establece que "la mayoría de los estudios reclutaron pacientes hospitalizados, que a menudo presentaban síntomas graves y que es probable que tuvieran una mayor respuesta de anticuerpos que los de la comunidad. Ninguno midió directamente la precisión de la prueba en pacientes asintomáticos".