Rodrigo Fernández

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"De chico me gustaba escribir cuentos y en la escuela cuando nos daban una actividad para inventar historias a mi me encantaba redactar muchas hojas" dice Leo Yunger cuando en diálogo con FINDE explica qué cosas lo fueron llevando por el camino de la escritura hasta la salida de su primer libro.

No sabe por qué se le viene ese recuerdo de escribir "muchas hojas" porque "en ese momento escribir mucho no era común en los pibes de mi edad".

Lo que si recuerda perfectamente es a su padre llegando a su casa natal en Espigas. "En mi casa tenía el ejemplo de mi viejo, que escribe desde siempre décimas camperas. El llegaba de trabajar y se sentaba a escribir versos. Eso de ser escritor para mi no era algo de como uno se imagina a los grandes escritores en una biblioteca, en la soledad o oscuras, sino que era algo más cotidiano. Tenía que ver con la mesa de la cocina de mi casa y los cuadernos que tenía mi viejo lleno de anotaciones".

A los 16 años empezó a escribir "cuentos y reflexiones, cosas que me pasaban pero siempre ficcionalizadas. En ese momento no los compartía con nadie porque era un necesidad, algo que me gustaba hacer a mi". Aunque no sabe bien porqué, asegura. "En la adolescencia puedo decir que empecé a escribir cuentos. Después ya cuando empecé a ir a la facultad comenzó en un taller literario y "ahí fue darle forma para compartirlos".

El camino del libro

"Entre el 2018 y el 2019 me surgió la idea de juntar todas esas cosas que había escrito, seleccionarlas y ver qué forma podían tener" cuenta. Así fue como tenía todo listo para la salida de su primer libro de cuentos: "El gol a los agrónomos y otros cuentos", publicado por la editorial Del Altillo.

"Otra pata importante en mi vinculación con la escritura tiene que ver con mi experiencia como lector. Cuando empecé la facultad conocí el mundo de los libros por fuera de los que nos daban a leer que tenía que ver con las Ciencias Sociales. Iba a la biblioteca Amoroso y me llevaba de a tres libros cada 15 días". Por sus manos pasaron Soriano, Galeano, Fontanarrosa, Cortázar, Borges, Sacheri.

"Son los que me gusta leer, no sé si puedo decir que me identifico con ellos porque siento que es mucho" dice y se ríe. "Me gusta leerlos y me gustaría hacer algo como ellos" afirma.

"En la lectura de esos autores uno va construyéndose" explica. "Cada uno de ellos tiene su particularidad. Algo que a mi me gusta es cuando una cuestión muy puntual se convierte en algo que puede rebotar en la imaginación del otro y llevarlo a un lugar que es propio y que no tiene que ver con aquel lugar propio del autor" expresa y agrega: "Cuando Soriano escribía "No habrá más penas ni olvidos", "Una sombra ya pronto serás" o "Los cuentos de los años felices", a mi me llevaban a mi infancia en Espigas aunque estuviera escribiendo sobre Colonia Vela. Creo que esa es la magia entre el lector y quien escribe. Te permiten acercarte a mundos distintos que están basados en las experiencias propias".

"La selección y el armado del libro fue organizado junto con la editorial Del Altillo" cuenta y explica que "el proceso lo inicié con llevando un montón de cosas que había escrito en mucho tiempo y recientes" En un primer momento tuvo que decidir qué libro quería. Si uno de "cosas sueltas, donde haya poesía, relatos, crónicas, ensayos. De alguna manera decidí hacer un libro de cuentos".

"Fue muy lindo ese proceso porque algunas cosas que a mi me gustaban había que transformarlas en algo más parecido a cuentos. Así que no sólo hubo que seleccionar sino que hubo que reescribir y escribir. El criterio era no publicar cosas que ya estaban publicadas.

Un ambigüedad que completa el relato

"La ambigüedad me encanta porque es lo que permite ese rebote con el otro, esa pieza que el otro debe poner para completar el cuento. El cuento se completa cuando alguien lo lee" asegura y señala que " dejar esa idea ambivalente, de que una cosa puede significar algo pero otra a la vez". Por eso explica que también otra de sus influencias a la hora de escribir es el Indio Solari.

"Esa ambigüedad, ese sentido que le da, un disparador para que quien lea o escuche pueda completar y darle esa vuelta de tuerca a lo que uno escribe" describe.

"En ese juego me encanta cuando sucede que una historia que uno inventó, tomando elementos de la realidad, y después terminando rebotando de tal manera en quien lee que te dicen: sí, sí, esto me pasó a mi. Un cuento inventado pero que puede ser posible, creo que esto también es parte de estos espacios a completar por el lector" afirma.

Con respecto al oficio de escribir, como le gusta decir, narra una pequeña anécdota. "Hace un tiempo me preguntaron en una escuela cómo era escribir. Yo les decía que eran dos patas. Por un lado está la creatividad, la idea cuando uno va a escribir un cuento. Eso puede suceder todo el tiempo. En cualquier momento del día, el cuento aparece. Puede llegar la inspiración en la calle o haciendo las compras".

"Me gusta escribir todo el tiempo pero distintas cosas"dice y cuenta que tiene cuadernos donde va escribiendo todo lo que se le ocurre y muchas veces allí aparecen principios de lo que luego será un cuento.

"La otra pata es el método, que es el trabajo. Una vez que está escrito eso que salió de una, después hay leerlo, en voz alta y trabajarlo. Hay cuentos que quedan años en esas carpetas que tengo y después surgen. En "El gol a los agrónomos" hay cuentos que tienen 10 años y otros que salieron en los meses previos a que salga el libro".

Por eso señala que el proceso es "primero estar abierto a ese cuento que puede aparecer en cualquier momento pero que no alcanza solamente con la inspiración sino que hay que ponerle horas de estar sentado dándole forma a eso que va a ser el cuento para compartir".

Una novela, quizás. Un libro de cuentos, seguro

Actualmente está trabajando en un nuevo libro de cuentos. "Estuve trabajando en la compilación de un nuevo libro de cuentos que seguramente salga a principios del año que viene".

Por otro lado menciona que le gustaría escribir una novela. "Creo que es un formato lindo, distinto al cuento. Por ahí con los cuentos me siento muy cómodo porque de alguna manera convive con la escritura académica de mi trabajo. Los cuentos entonces son como un recreo" "Tomarme el trabajo de escribir una novela la tendría que pensar como unas vacaciones, mas que como un recreo, de mi escritura cotidiana de artículos, de teorías, de conceptos que tienen que ver con mi rol de docente y como investigador de la universidad" Por eso se siente más cómodo con los cuentos, "aunque eso no quita que en un futuro pueda tener ese tiempo y ese trabajo para una novela".

"A los que recién están empezando a escribir, les diría que se tengan confianza, que lo que cada uno hace vale y que encuentren a los aliados para tirar una pared, dice apelando a una metáfora futbolera, para poder compartirlo y empezar a hacer andar lo que uno escribe" manifiesta y agrega que "escribir se puede, el tema es empezar a compartirlo".

El día que quisieron matar a Patricio Rey

R. F.

En el 2017 un grupo de compañeros de la facultad, que trabajaban en Radio Universidad, lo convocaron para hablar del fenómeno del Indio Solari desde una perspectiva de antrópologo social y además como seguidor del ex cantante y compositor de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. "Abordarlo desde ese lado era algo como que no iba a decir mucho", explica Leo Yunger.

"Entonces les propuso compartir con ellos una crónica sobre el suspendido recital de Los Redondos en la ciudad".

"¡Alto! ¿Quién de todos es Patricio Rey?," se llamó el relato en el que "todo ese sentimiento y esas cuestiones que se dicen sobre qué va a pasar cuando venga el Indio, por ahí al estar ficcionadas digan más que lo que uno puede dar cerrado". Los chicos de la radio entonces tomaron el texto y lo produjeron de una forma distinta: lo convirtieron en una especie de radioteatro.

"Ahí sentí que el cuento no era mío, sino de quien lo leía. Porque no sólo lo leyeron sino que le agregaron música y sonido e incorpora cosas que no estaban en el cuento", señala.

Para el autor, "quien produjo esa obra radiofónica tuvo una interpretación, le agregó algo que se le ocurrió a él, que detrás de esas palabras podía estar determinada canción y podía haber un grupo de gente cantando aunque no lo mencione el cuento".

"A mi me encantó y me quedó esas sensación de que a partir de que alguien lo lee lo está interpretando mucho más", afirma.