Daniel Lovano - dlovano@elpopular.com.ar

Contra lo esperado por el gobierno, y especialmente por los consumidores, en lugar de tomar el tobogán en este 2022 los índices inflacionarios en la Argentina van subiendo una escalera de la que sacan beneficios unos pocos y se perjudican casi todos.

De punta a punta en enero el Indec reportó un aumento en el costo de vida del 3,9% y una suba interanual del 50,7%; en febrero trepó al 4,7% mensual y al 52,% interanual y ayer por la tarde se supo que marzo (con el agravante además de la guerra que disparó los precios de los commodities) siguió la tendencia con el 6,7% y el 55,1%.

En este contexto los grandes supermercados cuentan con las armas suficientes para amortiguar los efectos del espiral inflacionaria. Ahora, ¿cómo transita este karma que parece eterno el almacenero de barrio?

Ese que está siempre; el que no tiene problemas en dar fiado cuando la guita no alcanza; donde aún subsiste la libreta de tiempos que el vocablo "inflación" no estaba tan internalizado en la vida de los argentinos; el que presta el oído para escuchar las buenas y también las malas, y el que en muchos casos durante la pandemia se comportó más como un amigo que como un comerciante.

Luis Sosa fue el presidente del Centro de Almaceneros de Olavarría y hoy (con ese cargo vacante) es el vicepresidente. "Todos los meses tenemos movimientos de precios y cuesta mucho conseguir mercaderías. Doy un ejemplo: la mayonesa 'Natura' por 250 la estábamos vendiendo un mes atrás a razón de 110 pesos y hoy anda en los 150. Son fluctuaciones muy altas" dijo.

Como dato saliente, reveló que los almaceneros de barrio no disponen de los parámetros habituales. "Antes se sabía que había un aumento en marzo, uno en agosto y uno en diciembre y listo. Cada aumento iba de la mano de un 2, un 4, y un 8% era una locura. Hoy tenemos un 8% todos los meses" contó.

El alza de las harinas siempre tuvo un peso significativo en el aumento del costo de vida y era esperable un salto importante: a las remarcaciones vernáculas se agregó el aumento del precio internacional del trigo por la guerra de Ucrania, uno de los principales productores mundiales de este cereal indispensable para la mesa.

"Aumentó y cuesta conseguir -y sobre todo a precio razonable-, lo mismo que el aceite, el azúcar. Hay distribuidores que tienen en stock, pero habría que pagar un sobreprecio que no existe. Como tampoco se consigue nada de los productos de 'Precios Cuidados'. Si nosotros hoy respetáramos los precios de este programa cuando tengamos que hacer la reposición seguramente perderíamos plata" especuló Sosa.

Las bebidas dieron un salto antes de las Pascuas y está previsto otro para después, anticipó: "Las gaseosas vinieron con un aumento en los últimos días, cuando había aumentado hace un mes y medio, y ya nos anticiparon que el lunes van a subir las cervezas".

Sosa habló del poder que tienen las firmas líderes en la instalación de los precios. "Arcor, Coca Cola y La Serenísima manejan el mercado; donde ellos aumentan, los va siguiendo todo el resto. He hablado con los viajantes y ellos tienen una presión enorme para vender, porque no se vende" comentó.

Explicó la conducta de los consumidores en la Ciudad: "Se están volcando a las segundas marcas; compran la cebolla, la zanahoria, el paquete de fideos o de arroz para el día.

Antes iban a la harina 'Pureza', 'Favorita', ahora se vuelcan a harina Chacabuco. Igualmente, en fideos están buscando alternativas".

El fútbol, aunque suene absurdo, es un ejemplo del cambio de hábitos producto de la crisis.  "El martes jugó Boca por la Copa Libertadores. Normalmente cuando jugaban Boca, River o la selección nosotros nos preparábamos porque vendíamos salamines, vendíamos quesos, picadas, vendíamos cerveza, gaseosas. Hoy no; de 10 ventas que hacíamos hoy tenemos dos o tres" comparó.

Se aproxima una Pascua distinta, según Sosa: "Estamos a nada del Viernes Santo y en otras épocas tenías encargues de acelga, de tartas, para hacer empanadas. Pedíamos lista para no quedarnos sin los productos y hoy viene muy chato. Se compran un arroz, un atún y con eso están. La gente compra para comer en el día a día. Se ha perdido todo lo que es el extra".

"Los precios están variando todas las semanas. Antes era un 2 ó un 3% que por ahí no lo volcábamos a los precios, pero ahora es el 5, 7, 9"

Julio De Felice supo ser presidente de la agremiación de los almaceneros olavarrienses, pero sigue siendo una voz para hacer un diagnóstico de esto que ya forma parte de la vida cotidiana. "Los precios están variando todas las semanas. Antes era un 2 ó un 3% que por ahí no lo volcábamos a los precios, pero ahora es el 5, 7, 9. Pensemos que la inflación es del seis y pico, pero en alimentos mucho más. Seguramente en la comida va a rozar el 10% mensual" recordó.

El panorama se pone más denso cuando aparece el desabastecimiento. "Aceites 'Natura' se consigue una caja, dos; los mayoristas racionan, venden por unidad, y nosotros no podemos trabajar así" se quejó.

Su mirada sobre la conducta de los consumidores reflejó que "en todas las crisis nos sentimos un poquito mimados por el cliente, porque como no llega a cambiar el auto, comprar una casa se vuelca a los pequeños gustos, como puede ser la comida. Puede venderse un poquito más, aunque hoy por hoy en el mostrador vemos que no le alcanza".

Como propietario de una parrilla, admitió que "a veces me da vergüenza decirles el precio de un kilo de carne asada, o cuando llevo un encargo y el bulto más chico son 2 ó 3 mil pesos. La semana pasada los pollos subieron dos veces y este fin de semana creo que aumenta otra vez".

 "Hoy nuestros mayoristas pasaron a ser nuestros competidores"

"Son 200/300 pesos el cajón; un aumento me lo puedo comer yo, el otro no" subrayó. En la charla con De Felice apareció un ingrediente de no tan larga data: "Hoy nuestros mayoristas pasaron a ser nuestros competidores. Los que antes abastecían al almacén de barrio hoy les venden a nuestros propios clientes".

"Rompieron la cadena comercial; rompieron todos los códigos, como se diría en la tribuna. Antes la cadena era fabricante, distribuidor, mayorista, minorista y consumidor final" describió y alertó a los carniceros "que se empiecen a preocupar, que cuando lleguen los frigoríficos se van a terminar las carnicerías porque les van a vender directo al público".

"Es legal, pero no es ético y se olvidaron de que toda su vida vivieron del almacenero minorista, y ahora por cuestiones del 'sálvese quien pueda' salieron a venderle a la gente y en la crisis le conviene porque se está ahorrando un peso que corresponde a lo que sería nuestra ganancia", marcó.

De Felice apuntó también a los distintos gobiernos: "El que es 'nacional y popular', el otro que no era 'nacional y popular', no nos tienen en cuenta. Siempre arreglan con las multinacionales, con las grandes cadenas y se olvidan del almacenero minorista y la función social que cumplimos, que nunca se las puedo hacer entender".

"Los dirigentes no alcanzan a comprender la función social que hemos cumplido históricamente los almaceneros minoristas. Es el que presta el teléfono para llamar al médico, el que escucha, el que da fiado y el que, en la pandemia, cuando los almaceneros de barrio salimos a auxiliar a los mayores y a los no tan mayores que no llegaban a fin de mes. Siempre fue así y nunca lo entendieron" recalcó.

Hablan de 'Precios Cuidados' y a los almaceneros nunca nos llegan

"Hablan de 'Precios Cuidados' y a los almaceneros nunca nos llegan. Uno siempre piensa que, si tienen intenciones de armar algo bien, que llegue desde La Quiaca a Ushuaia, que sea para todos" sumó.

Hace una semana, ante un dilema que se presentaba a los agentes inmobiliarios por el tratamiento de la nueva ley de alquileres, una de las reflexiones coincidió con el remate de Julio De Felice: "Gobiernan para Buenos Aires y para el Conurbano, o para las grandes capitales, pero la mayoría de la gente en el interior no va a las grandes cadenas, sino que va a los 'chinos', a los almacenes, a los autoservicios barriales, que hoy estamos siendo golpeados con este mal inflacionario".

Frutas y verduras con otros condicionantes

Las frutas y verduras participan del fenómeno inflacionario, aunque hay condiciones de estacionalidad o incidentales que repercuten en el precio para arriba o para abajo según Antonio, titular de Frutería "Los Mendocinos". "Primero que nada a nosotros la inflación nos pegó por culpa del clima. Esos días de calor que tuvimos en enero quemaron muchísimo la producción local, así como las quintas de Mar del Plata, La Plata y toda esa zona" precisó.

Asimismo, la tragedia en todo el Norte hizo su parte. "Tuvimos una gran sequía que ocasionó los graves incendios que conocemos todos y también nos afectó muchísimo" indicó Antonio. "Ahora, como si fuera poco, nos están dando con todo el aumento del gasoil. El mercado es siempre igual, entra poca mercadería y los precios suben, entra mucha y las frutas y verduras valen dos mangos" analizó.

A los incrementos los individualizó especialmente en las verduras: "La fruta está y llegado el momento hay que sacarla al precio, no queda otra, porque no se puede guardar"

"Las verduras en cambio se van produciendo y van saliendo y si nos agarran esos días de tanto calor, que afuera del invernadero hacían 40 grados y adentro más de 60 o 70, se quema todo y al entrar poca cantidad al mercado los precios se van para arriba" agregó.

En la actualidad las principales alzas corresponden al tomate, el morrón y la lechuga. "Tuvimos hasta un 200% y más también" disparó.

El consumidor de frutas y verduras fue bien definido por Antonio: "Están tan habituados a estos asuntos que siempre se acostumbran. Si hoy un kilo de tomate vale 200 pesos, en lugar de llevar un kilo llevan medio, una planta de lechuga, una zanahoria, un pedazo de repollo y hacen la ensalada igual".

Por el lado de las frutas, el cliente sigue la melodía que le canta la estación, dijo: "Ahora se está terminando la fruta de carozo (durazno, ciruelas, pelones) y como queda poco se va a un precio elevado, entonces se vuelcan a la manzana, la pera, las mandarinas o las naranjas, que se consiguen por 100 pesos el kilo o menos".

"El cliente va compensando los aumentos con la fruta y las verduras que son de la estación, entonces sigue consumiendo lo mismo, adecuándose a la época del año" afirmó Antonio.