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Nuevamente el jueves, como parte del cuento "El muerto", de Jorge Luis Borges, al Presidente le fue concedida la posbilidad de ser él quien anuncie el plan agroindustrial. Por una necesidad electoral, la Vicepresidente necesitaba mostrar unidad, Cristina salía de su odio ideológico contra ese sector, pero le dejaba a Alberto Fernández el acting de su arrepentimiento y su retroceso emocional.

Y bueno, para eso lo eligió, para hacer todo aquello que ella jamás haría porque su perfil se lo impide. La Vice utilizaba a Alberto como una suerte de alter ego que le hacía el trabajo desagradable para su personalidad.

Mientras tanto crece un nuevo líder que poco a poco se va quedando con el gobierno. Es un nuevo "turco" venido desde el Noroeste argentino, tan pragmático con el anterior de los Noventa.

Esta vez, el nuevo bombero político es un tucumano millonario, dicen, pero, como el Conde de Montecristo, todos aseguran que es rico pero nadie sabe cómo hizo su fortuna.

Lo cierto es que Juan Manzur, esgrimiendo un peronismo ortodoxo y pragmático, surge como el salvador o el sepulturero, según como se lo mire, del kirchnerismo que no supo equilibrar su relación con el capitalismo para construir, como pregonaba Perón, un sistema también capitalista pero con justicia social o humanizado, aunque esto parezca dificil y contradictorio.

Es decir, el jueves, la Vicepresidenta volvió a insuflarle un poco más de vida a un Presidente que ya había matado políticamente y engendraba un jefe de Gabinete que podría llegar a ser el germen de su propia destrucción o el de ambos a la vez. Porque no se pude descartar un resultado electoral que también le afecte la carrera política al gobernador tucumano.

Problema de tercios

Mientras Bali Bucca buscaba adaptarse a la mentalidad de la Sección para poder ganar una banca separándose del kirchnerismo por el estilo o la ideología, dicen que cayó en la Séptima una orden de mostrar unidad y adhesión del massismo al Frente de Todos.

El referente seccional, al menos por ahora, del Frente Renovador, Ricardo Lissalde quien convocó a Saladillo a todos los dirigentes distritales a manifestar esa decisión. No sea cosa que por una banca el massismo se quedara sin espacio nacional.

Allí fueron Eduardo Rodríguez, Inés Creimer y Gastón Sarachu para reafirmar junto al resto massista sus vocaciones frentistas.

Sergio Massa pretende seguir en el FDT pese a que habría impulsado a Alberto a disputar poder contra Cristina, y para algunos termina haciendo un "negocio pampa". Porque de ser casi un tercio cuando se presentaba sin el kirchnerismo, hoy es un tercio de un tercio general.

Sus defensores argumentan que "el Frente Renovador ya se iba cayendo, que en la Argentina no hay lugar para terceras fuerzas porque la grieta no lo permite y además, el tercio que Sergio exigió para acompañar al kirchnerismo en el FDT se lo está respetando", con lo cual el massismo ya parece resumirse hoy en un proyecto de poder y nada más, y esperar tener en sus manos el manejo de un megaministerio de economía para aplicar su modelo propio, como si eso fuera posible.

La paradoja massista

Massa debería leer la novela "Los dioses tienen sed" de Anatole France, o revisar la historia para darse cuenta que si en una mesa se está jugando al pocker, él no puede pretender que de pronto cambien el juego por el chinchón, o lo que es lo mismo, que en un régimen tan cerrado y verticalista como el de la Vice o el de Macri, por ejemplo, no es posible cambiar las reglas de juego que ya están fijadas por quienes ostentan la hegemonía. También es cierto que ninguno de los dos representan la racionalidad hegeliana.

En dicha novela, se cuenta el triste y paradójico destino de un revolucionario francés que elige una estrategia entrista para modificar esa máquina de guillotinar en la que se había transformado una revolución que pretendía ser lo contrario al absolutismo monárquico que se pretendía erradicar. El resultado fue que este héroe francés del siglo dieciocho acabó ascendiendo a un alto cargo y no le quedaba otra alternativa que firmar las sentencias de muerte o renunciar.

Pero al tigrense, luego de leer la columna del domingo pasado de este Diario, lo convenció su rol de un nuevo Mijail Gorvachov, aquel renovador y destructor de un sistema cerrado como el de la URSS pero "solo debe tener la paciencia que tuvo el ruso para apropiarse del poder", dicen sus seguidores.

La banca y sus dilemas

El candidato bolivarense lucha por su banca en el Senado y está dispuesto a pelearla con todo. y no quiere ser otro Pagola cuando en el 2009 se quedó afuera por tan solo un 0,01 por ciento (obtuvo el 33,32 % en vez del 33,33 %). El caso hoy tramita en la Justicia bonaerense porque aquella vez esa banca se la terminó quedando el Acuerdo Cívico y Social por un sobrante.

En la fila espera ansiosa Liliana Schwindt, quien guarda la esperanza, algo remota quizá, de que el bolivarense se vaya a ocupar la vacante que dejó Daniel Gollán en Salud y ella ocupe la vacante que le dejaría Bucca en la Cámara Alta. Pero, ¿cuál es el criterio que prevalece en esos casos, el de género o el del corrimiento? ¿Judicializaría el tema la olavarriense como lo hizo en Diputados de la Nación arriesgándose a esperar los tiempos de la Justicia? No olvidemos que Pagola todavía está esperando un fallo desde 2009, cuando lo dejaron afuera con la ñata pegada contra el vidrio del Senado o el régimen tratará de conformarla con otro carguito.

Distritalización

Bucca está convencido que no le faltaría mucho para poder llegar al tan ansiado piso y en un encuentro del jueves con el jefe de gabinete provincial, Martín Insaurralde, el otro bombero político, quien le dio todo su apoyo y exhortó a los intendentes de su palo político a hacer lo mismo. Quizá se enteró que la lista seccional no fue muy respaldada por los jefes comunales de la Séptima que aspiraban a tener algún poder de decisión en los nombres que la integrarían y que al final no habrían sido atendidos. Al menos es la queja que manifestaron o por lo bajo, o de manera indirecta como lo hizo Gustavo Cocconi quien consideró que "es muy importante escuchar a los intendentes", acompañando de ese modo la "distritalización", promovida por Insaurralde, frente al poder de la birome camporista. Al respecto, sorprendió que en Azul, y en la visita del ministro de Desarrollo Social de la Nación, "Juanchi" Zabaleta, el candidato bolivarense le haya cedido la palabra a Pablo Puppio, uno de los protagonistas de aquel acuerdo que llevó a José Inza al municipio azuleño. Se trata de un peronista muy moderado y racional, muy cercano a la posición de un peronismo institucionalista y republicano, y es el que Bucca quiere que lo acompañe en Azul en esta lucha por la banca en el Senado.

También busca lo mismo en Olavarría, dos distritos claves para reunir los tan ansiados 6 mil votos para llegar al piso, y ya lo o los habría encontrado. Hubo reuniones la semana pasada en las que participaron estos actores pero todavía falta el eseverrismo que no ha logrado aún recuperar aquella gente que hoy encuentra en Ezequiel Galli la continuidad de un modelo parecido. "Si Maxi (Wesner) aguanta el resultado (sacó un 27 por ciento de los votos) y en Azul, que es clave, se remonta algo, hay posibilidades", dice una fuente del espacio bolivarense y no bolivariano, modelo que Bucca rechaza tajante.

"Azul es clave", repiten, y suponen que el peronismo azuleño debería recuperar aquella unidad que lo llevó al poder pero sin engendrar otro Inza. Bucca fue designado como coordinador de la campaña y no se sabe aún cual será el rol de Valicenti quien siempre fue el líder de la Sección ¿Se está gestando un sucesor?

Juntos o vencidos

Mientras el Pro y el radicalismo prefieren creer que el plan "platita" tendrá un efecto muy limitado y que en noviembre continuaría la inercia electoral de septiembre, por las dudas se preparan para una campaña intensiva para consolidar sus figuras e inpedir el posible fraude que imaginan que podría darse en algunos lugares del Conurbano.

Este lunes, Ezequiel Galli junta a los intendentes y candidatos de la séptima en Olavarría, lo que cristalizaría la foto de la unidad de Juntos y con Ezequiel a la cabeza.

El radicalismo llevó a cabo un plenario también en Olavarría y se compromete a "trabajar mucho en la campaña porque no olvidemos que Belén (Vergel) está sexta en la lista de concejales y tampoco le queremos regalar al kirchnerismo una banca en el Senado. Por lo tanto, ellos suponen que en nuestro espacio van a gravitar las internas posPaso, pero nosotros estamos más unidos que nunca", subrayan. "Nuestro adversario principal es el kirchnerismo y le vamos a ganar", aseguran como la principal idea fuerza para esta revancha que se tomaron a apenas dos años de haber perdido el poder.

Procusto y el kirchnerismo

El kirchnerismo acabó eludiendo el ideal doctrinario de Perón de un capitalismo con justicia social e integrado entre todos los sectores (al menos la intención de hacerlo) y al final cayó en lo que se llama la aplicación del mito de Procusto, un personaje mitológico que utilizaba un dispositivo especial para igualar forzadamente la altura de sus huéspedes, esto es, si superaba esa medida estandarizada que el quería imponer, le amputaba parte de sus miembros y si no alcanzaba, lo estiraba hasta el descuartizamiento. El significado era ese, el de la igualación forzada, tan injusto como la misma desigualdad social, en la que cayeron varios regímenes políticos, fundamentalmente algunos en Latinoamérica y en los últimos cincuenta años.

A medida que la situación se fue agravando económicamente, el kirchnerismo fue dejando de lado ese ideal peronista del capitalismo "humanizado" y se fue inclinando por un régimen igualador en base a un ingreso universal tan bajo e insuficiente con el que pretendió sustituir el trabajo digno y el ascenso social. De esa manera acabó en algunos grotescos como el de confundir a un kiosquero o un comerciante cualquiera o un empresario pyme como un "burgués capitalista".

De esa manera, se terminó pasando una guillotina horizontal en la sociedad para acercarse el mito de Procusto, el de la igualación forzada pero a fuerza de subsidios insuficientes para vivir.

De esa manera van quedando afuera de esa mitad de la población asistida algunos trabajadores formales, los pocos que van quedando, y por encima, casi como privilegiados, castas de políticos, dirigentes sindicales nacionales, referentes judiciales y empresarios amigos del poder. El resto es una masa de asistidos que van cayendo poco a poco en un clientelismo estructural con el que el poder se asegura su continuidad.

El mito de Procusto, entonces, vuelve con esta concepción social que ahora esgrime un proyecto de ley para apropiarse de los depósitos bancarios como lo hizo Erman González o como lo reeditó Domingo Cavallo con "el corralito" y luego Eduardo Duhalde con "el corralón".

Relaciones peligrosas

Ésta ha sido una semana de reuniones dentro del FDT. Las hubo con Insaurralde, también Ricardo "el Ñato" Lissalde convocó al massismo en Saladillo para reafirmar su alineamiento con la coalición que lo vincula al kirchnerismo y allí fueron algunos pero faltaron nuevos y supuestos aliados muy importantes y quizá los que "el Ñato" esperaba que fueran.

El saladillense tiene una prisa que sus apalabrados en la última semana no parecen tener. Es que viene algo complicado de Ferrocarriles y ahora se le ha presentado otro conflicto en Aubasa cuando decidió desarticular "kiosquitos" que tendría el gremio, motivo por el cual Facundo Moyano (sindicato del Peaje) habría dado el portazo al FDT.

Cabe decir que los Moyano nunca fueron muy amigos del kirchnerismo y basta retroceder a la famosa y comentada discusión de Hugo Moyano con Néstor Kirchner, o las concentraciones y discursos anticristinistas en la Plaza de Mayo por el impuesto a las Ganancias en los salarios de los trabajadores, o los mimos que la familia le hizo a Macri cuando éste buscaba neutralizar y cooptar al gremialismo.

En síntesis, la relación de Cristina y Hugo fue, parafraseando a Andrés Malamud, un pimpinelismo del poder. En síntesis, la relación entre ambos es áspera y distante y ya se han separado muchas veces, y no debe olvidarse que si bien el camionero cuenta con los aprietes de las movilizaciones, la caja de las obras sociales la sigue manejando Cristina. De todos modos, en el kirchnerismo ya piensan que al gremialismo lo va a dividir la polítización de los gremios y no otra cosa. Las ideologías suelen ir por detrás del dinero, pero esta vez será la política la que les construya muros internos.