Pese a que la felicidad sigue latente, luego de un año de escolaridad virtual, los docentes enfrentan un enorme desafío en lo pedagógico. Más aún en aquellos colegios en donde los niños no contaban con acceso a las clases en línea. "En nuestra escuela no pudimos hacer clases virtuales ya que la situación económica de muchos chicos no lo permitía. Entonces cuando llevábamos los bolsones de alimento a sus casas, les dábamos un cuadernillo para que ellos completaran en la semana", afirmó Sabrina Duarte, docente de la escuela Nº 52.

De esta forma, el reto para los docentes y los equipos de apoyo escolar es que los chicos puedan recuperar los contenidos perdidos. Por su lado, aquellos alumnos que cumplieron con todas las actividades propuestas están pasando por un proceso de asentamiento de contenidos. En este sentido, la psicopedagoga Marlene Cortavarría del colegio Fray Mamerto Esquiú, aseguró que "hay muchos chicos que realizaban las actividades, pero no sabemos cómo era el aprendizaje que se había dado. Por lo que, estamos retomando los contenidos prioritarios para poder seguir con los del año siguiente".

En el caso de los alumnos que no pudieron completar sus actividades durante el 2020 y tienen dificultades en su continuidad pedagógica están transitando por el periodo de intensificación que se extenderá hasta el 31 de marzo con el objetivo de que retomen contenidos y que tengan una base más sólida para el presente período lectivo.

La mayoría de las escuelas locales están implementando las burbujas de 15 alumnos que van rotando la asistencia al establecimiento durante la semana para cumplir con los protocolos de distanciamiento obligatorio. Es decir, que el trabajo con los alumnos no solo se realiza dentro de los colegios: "Estamos intentando aprovechar al máximo los momentos compartidos en el aula y luego se les entrega un cuadernillo con actividades para que completen en su casa. En caso de que tengan alguna duda nos comunicamos por WhatsApp que es una aplicación con la que cuentan la mayoría de los chicos", explicó Duarte.

¿Cómo afecta en lo emocional?

Si bien en la era en que vivimos los niños pueden comunicarse con sus amigos fácilmente, el retorno a las clases presenciales y el poder compartir momentos con sus pares y maestras es una de las claves para su desarrollo emocional. "Los niños son seres sociales por naturaleza por lo que ellos necesitan estar en contacto tanto con sus pares como con la figura de docente. La escuela es la primera apertura a una socialización secundaria, es la salida de la familia a la sociedad", aseguró la psicóloga Yesica Schamberger.

Luego de un 2020 repleto de cambios en la rutina de los niños que los mantuvieron alejados de la vida social, es muy importante el acompañamiento de padres y docentes en el proceso de adaptación a una nueva modalidad de educación. "Lo primordial es escuchar a los niños y a partir de ahí intentar ayudarlos lo máximo posible a generar rutinas claras. siempre teniendo en cuenta el rol que cumple cada uno", señaló la psicóloga.

En este mismo sentido, la psicopedagoga Cortavarría contó que "la idea es que los chicos se sientan acompañados todo el tiempo por nosotros, porque para ellos fue muy difícil la situación del año pasado y ahora tienen que pasar por otra cotidianeidad que también es diferente a la que estaban acostumbrados".

La adaptación a los nuevos protocolos

La higiene personal, la utilización de barbijos y el distanciamiento social son solo algunos de los puntos que indica el estricto protocolo de vuelta a clases. En este sentido, la necesidad de los niños de socializar es una de las causas por las que la psicóloga Schamberger aconseja que "estas normativas deberían incluir mucha creatividad, empatía y respeto por los alumnos".

En algunos casos puntuales están habiendo dificultades para que los chicos adopten las medidas de seguridad impuestas. "Suele pasar que los chicos quieren jugar o alguno no quiere usar el barbijo y los demás lo imitan, entonces se hace muy complicado", aseveró la docente de la Escuela N° 52.

Una situación completamente opuesta se está dando en el colegio Esquiú, según relata su psicopedagoga: "los chicos entienden la situación, saben que las reglas son estrictas y que de esa manera se tienen que cumplir".

Sin embargo, los desafíos de adaptación no solo pasan por el lado de los alumnos, sino que también afectan el desarrollo del rol docente. En este sentido, Duarte explico que "muchas veces los chicos necesitan que les des una mano. Y uno hay cosas que no puede dejar de hacer, entonces con el barbijo y un contacto mínimo yo intento ayudarlos".