Su conducta fue guiada por su habilidad maquiavélica y por la necesidad. La Vicepresidenta llevó a cabo una maniobra casi genial. Le ordenó al Ministro del Interior, un discípulo suyo, que amagara con la renuncia, -maniobra que otros imitaron-, y puso en jaque al Presidente y a la estabilidad institucional. Es decir, como decía Helios Eseverri, tiró de la cuerda pero cuidando de no cortarla. ¿Cuál es la medida? Solo el ex líder local lo sabía.

La Vice era partidaria de re-lanzar su gobierno castigado por el voto de la gente pero Alberto tuvo un ataque de autonomía y se había negado a modificar su gabinete.

Tanto Cafiero como Frederic o Felipe Solá o Bazterra ya estaban demostrando su incapacidad y su inoperancia y Cristina entendió que enfrentar noviembre sin hacer ningún gesto político era prácticamente suicida.

A la Vice poco le importó la institucionalidad y decidió jugar a fondo. Las acechanzas judiciales la empujaron a realizar este tipo de movimientos casi temerarios. Alberto amagó con una resistencia, pero ella redobló la apuesta y le publicó una carta que movió todo el tablero en el que el Presidente se sentía seguro. Fue como el célebre "Yo acuso" de Emile Zolá frente al caso Dreyfuss, solo que la Vice se dedicó a bombardear a su compañero de ruta con todo su poder de fuego. Antes había hecho una avanzada una diputada suya para husmear el escenario y luego ella cargó con todo a un Alberto que ya no maneja nada. Si hasta le organizan fiestas en Olivos y durante la cuarentena, quedando más desubicado que Kicillof con las conjugaciones de verbos.

A Cristina, su "oponente" le duró menos que un misil al líder norcoreano. Luego de la carta, que se pareció demasiado al mensaje directo de una regente monárquica situada por encima aún de la Presidencia (Catalina de Médicis, por ejemplo), pasaron solo algunas horas para que Alberto entregara todos sus amigos políticos y solo faltaron sacrificar a los de su infancia en el barrio.

La Vice ya lo conoce y sabe hasta donde puede ir. Por eso avanzó hasta ahogarlo por completo. El resultado fue que a Alberto solo le quedó Cafierito en el gabinete, pero lo confinó en un puesto que para el kirchnerismo siempre fue de menor cuantía. (Perón, en cambio, aseguraba que la verdadera política pasaba por lo internacional).

En el kirchnerismo, las relaciones exteriores siempre fueron desechables y eso explica que hayan estado a cargo por funcionarios como Héctor Timmerman, Felipe Solá, y embajadores como Ricardo Alfonsín o Daniel Scioli, o Alicia Castro, por ejemplo. Pero pese a sus carencias de idoneidad estarían percibiendo sueldos de unos 15 mil, pero en dólares físicos.

Cristina, a fondo

A Cristina, como a Macri en 2019, no le quedaba otra alternativa que seguir avanzando. Si no lograba "re-lanzar" su gobierno, la paliza del domingo quedaría como una ignominia dificil de remontar. Por eso fue que se apropió de Juan Manzur, y en nombre suyo, el resto de los gobernadores para quitarle toda reacción al Presidente que para ese entonces solo la veía pasar.

Ella misma, y tapándose la nariz fue quien lo propuso al tucumano para Jefe de Gabinete y de paso, en ese ajedrez del poder, se comía una torre de Alberto y de rebote se sacaba de encima a Felipe Solá con una carambola a tres bandas.

Cristina estaba dispuesta a todo, hasta de atosigar a su elegido hasta la humillación. Así concibe la política la Vice, y el Presidente no tiene otra alternativa que la de intentar esconder todos sus desastres de gestión y personales con el embarazo de su pareja Fabiola, la denominada con ese arcaísmo de "primera dama".

Supuestamente un crío del primer mandatario puede tranquilizar el escenario hasta noviembre, o como lo hizo Cristina se lograba ocultar la derrota de las Primarias y temas tan molestos para el gobierno como la tremenda pobreza y desigualdad que azota al país, la incultura, la falta de futuro, la corrupción, o el machismo de Cristina y Alberto de nombrar una sola mujer entre veintiún ministros y sin que la responsable de políticas de género diga algo.

Por lo tanto, frente a esto, la revolución cultural de Cristina y del kirchnerismo "se pegó el palo" (como dijo Juan M. Urtubey) con el nuevo gabinete y en nombre de la experiencia y la territorialidad.

Efectivamente, lo que le interesó a la Vice fue el volumen político para correr los Cafieritos o las Frederic y que el peronismo histórico acudiera a salvar su kirchnerismo ya exhausto por tantos errores no forzados.

Bucca, votos y massismo

En sociedades agrietadas como la argentina, el voto es un acto puramente emocional. Se vota por odio o por amor, por rechazo o afinidad emocional, pero escasas veces por una cuestión racional. De allí la existencia de los "núcleos duros" o inamovibles, y la ausencia del diálogo. Los extremos acaban absorbiendo a los votantes y Sergio Massa padeció esto desde que decidió lanzarse con su propio partido.

Después de tantos fracasos el tigrense decidió repetir la estrategia de Mijail Gorbachov en la antigua URSS quien fue secretario del Comité Central hasta que accedió al poder para llevar a cabo su plan de modificar un sistema tan arcaico como injusto como lo fue la Rusia soviética. Hoy, Gorbachov es quizá el líder más importante que ha dado el siglo veinte.

Sergio Massa pretende hacer algo parecido e ir siendo el referente de los moderados y racionales del Frente de Todos y desde allí gestar el cambio que necesita al menos su estructura.

El bolivarense Eduardo "Bali" Bucca, primer candidato a senador provincial por el FDT se ha propuesto orientar su campaña hacial el massismo en todo este tiempo que queda hasta noviembre. Le faltarían unos 7 mil o 7 mil quinientos votos para poder ganar una banca que luego heredaría Liliana Schwindt, dicen, si es que "Bali" va al Ministerio de Salud.

El razonamiento es simple: Olavarría y toda la Séptima no es kirchnerista y pululan los "anti" y por ello habría que mostrar dirigentes racionales, moderados y dentro de la normalidad. Las posiciones políticas son construcciones políticas sustentadas en la realidad y en un cierto pragmatismo (ver Angela Merkel) y no ideologizadas hasta la incomprensión como la conciben ciertos sectores K.

Bucca nunca fue kirchnerista y cuando pudo diferenciarse lo hizo. Por lo tanto, es muy probable que de aquí al 14 de noviembre aparezcan por estos lugares figuras vinculadas a estas realidades como José I. de Mendiguren (por las pymes locales), un Julián Domínguez, hombre muy vinculado a la Iglesia y a una política agropecuaria que no demonice a los productores, o de pronto que nos visite el propio Sergio Massa que buscó ser una alternativa independiente dentro de la interna desatada en el Gobierno en la semana pos Paso.

Una alternativa moderada

Como todo es gradual, hasta la evolución de las especies lo es, y así lo planteó Darwin quien rechazó de plano el saltacionismo tan vigente en esa época porque algunos biólogos habían extraído ese concepto de la geología y sus cambios bruscos en la geografía planetaria.

De igual modo, los cambios políticos también atraviesan procesos largos y complejos. En Olavarría y posiblemente en otros distritos de la Sección, el massismo busca canalizar gran parte de la oposición a un Cambiemos en franco crecimiento.

Es así como el peronismo independiente y otros sectores nostálgicos del eseverrismo se orientan hacia un massismo renovado que podría salir de un organismo demasiado contradictorio como lo es hoy el FDT. En ese rumbo anda José Eseverri, pero por un lado le falta tiempo y no encuentra por ahora el canal para recuperar su antiguo alineamineto con el espacio del tigrense.

Pero ya está surgiendo otra figura de un peronismo moderado y con fuerte perfil olavarriense a quien muchos miran como el futuro candidato a intendente para 2023 de un espacio en el que el kirchnerismo duro o se adapta y se suma o correría el riesgo de ser una tercera fuerza casi testimonial.

Si no hay presentaciones judiciales contra la ley que prohíbe la reelección indefinida, Juntos por el Cambio reemplazo para Ezequiel Galli, y es Hilario, su primo y actual secretario de Gobierno quien fue reservado en estas legislativas para dentro de dos años. Continuará la polarización pero con otros actores y perfiles que podrían llegar a atenuarla.

En el contexto actual, la apertura y el optimismo por un escenario pospandémico parecen ser los ejes centrales de la campaña. El oficialismo, con las mayores flexibilizaciones en los horarios nocturnos y en fiestas, como la de Doma y Folclore, que ya se creían olvidadas y a nivel nacional, el retorno del público a las canchas y los barbijos en los bolsillos.

Reformas ultra necesarias

_NOTA

C.F.

Hace un mes, el candidato a diputado nacional, Emilio Monzó decía que teníamos un gobernador a quien "votamos con la lista sabana y no sabemos quien es". Por lo tanto recomendaba "cambiar ahora la lista sábana así conocemos los diputados por la Provincia. El sistema está dado así para evitar el control. los diputados son elegidos por el gobierno nacional y por eso carecen de legitimidad en la Provincia ya que no nos representan a nosotros sino al gobierno nacional".

Y remataba con otra precisión: "el gobernador debe ser elegido en elecciones desdobladas". Son temas que siempre se hablan y se viene hablando, pero los proyectos duermen el sueño de los justos en Diputados sin que el Senado pueda dar su veredicto final.

Esto alimenta mucho más la idea de un régimen parlamentario provincial unicameral como también proponía Monzó. De esa manera se contribuiría a reducir el gasto político, una demanda popular que también viene de años.

Cuando se les habla de estas cosas, los políticos responden invariablemente que el gasto no es significativo. lo que es una una excusa para continuar teniendo esta bolsa de trabajo que son los empleos legislativos.

Actualmente, en la Legislatura provincial existe un promedio de diez "asesores", eufemismo aplicable a varios ñoquis cada legislador, y el gasto es enorme e insoportable para la gente.

Un Parlamento provincial unicameral al menos reduciría a la mitad ese número. Las anomalías son varias, similares a las que se dan a nivel nacional. Las bancas suelen ser la gerencia de verdaderas pymes familiares y cuando el abuso es notable, los legisladores se cruzan sus familiares para simular y disfrazar el nepotismo.

La unicamerabilidad sería la primer reforma que habría que hacer, la segunda sería la eliminación de las Paso y la tercera podría ser al Colegio Electoral para federalizar el sistema de elección del Presidente y vice de la Nación porque hoy por hoy, y después de la Reforma constitucional de 1994, al primer mandatario lo pone el Conurbano por su densidad poblacional. El régimen de elección directa acordado en el Pacto de Olivos consolidó el voto instrumental, el clientelismo y el populismo.

Con la mayor densidad de población alrededor de la centralidad del poder, a mano del "toma y daca" electoral, todo es más facil. Solo hay que repartir plata, electrodomésticos, colchones o alguna cosa y el voto se hace más factible.

Por lo tanto sería muy apropiado volver al Colegio Electoral para distribuir un poco mejor ese poder tan concentrado que hoy impone su decisión a través del voto directo.

La otra reforma sería la boleta única, de papel o electrónica, para quitar de una buena vez las famosas sábanas que son caras, antiecológicas y abren la posibilidad al fraude. Además, quien tiene la centralidad del poder se impone por disponer de un mayor aparato y alcance en la población.

Finalmente, y junto con la unicamerabilidad y la boleta única, urge eliminar las Paso porque no solo son costosísimas (se presupuestaron 184 millones de dólares, es decir, unos 36.000 millones de pesos o un número de viviendas que podrían cubrir todo el déficit habitacional de la Nación) sino que por ser simultáneas generan un escenario conflictictivo y un riesgo para la gobernabilidad simplemente porque invita a comparar los resultados entre los protagonistas. Hoy en el mundo se está dejando de lado este sistema de Primarias simultáneas y se está pasando a las internas partidarias y por varios motivos: para ahorrar dinero público con herramientas que no se usan y segundo porque son innecesariamente riesgosas para la gobernabilidad.