Agencia DIB

Según una famosa canción de The Beatles, el cielo tiene diamantes. Para otras culturas esos puntos son almas que brillan, o fuegos alejados, o agujeros en la cubierta de la noche. Como sea, el cielo estrellado siempre atrajo a los hombres, que buscaron mil formas de contemplar y registrar el movimiento de los astros. Con los años y la invención del telescopio nacieron los observatorios. En Argentina el primero fue el de Córdoba, creado por Domingo Faustino Sarmiento en 1871. En la provincia de Buenos Aires la disciplina astronómica nació en su capital, La Plata. Además, existieron o existen otros lugares desde donde mirar hacia la Vía Láctea.

El tránsito de Venus

El Observatorio Astronómico de La Plata es el más antiguo de la provincia y nació de un hecho extraordinario. El 6 de diciembre de 1882, el planeta Venus pareció cruzar frente al disco del Sol, visto desde la Tierra. Ese fenómeno, llamado tránsito, puede ser divisado solo desde ciertos lugares. El de 1882 se podía distinguir desde nuestro país. Así que, según se describe en el blog historiadelaastronomia.wordpress.com, "el Gobierno de la provincia de Buenos Aires fue invitado por el director del Observatorio Astronómico de París, Amédée Ernest Barthémy Mouchez, a colaborar en la observación del singular fenómeno, con el objeto de contribuir a la determinación de la paralaje solar".

Entonces, el gobernador Dardo Rocha nombró, el 1º de noviembre de 1881, una comisión especial dirigida por el entonces director de la Escuela Naval de Buenos Aires, el francés Francis D. Beuf, para determinar qué lugar de la provincia era el mejor para instalar una estación de observación del tránsito de Venus. Resultó elegida la ciudad de Bragado.

Desde Francia

El instrumental de observación vino de Francia y entre los elementos comprados se encontraba un telescopio refractor de 21,6 cm de diámetro de objetivo, fabricado por P. Gautier de París. Luego del fenómeno celeste, del que cuenta la leyenda que finalmente no pudo verse porque ese día estuvo nublado, el equipo pasó a formar parte de un observatorio aún no existente pero que estaba previsto como uno de los edificios fundacionales de la capital provincial por nacer, La Plata.

El Observatorio fijó como fecha de su nacimiento el 22 de noviembre de 1883, cuando se promulgó el decreto en el que se nombra el director. Y los edificios comenzaron a construirse en 1884 bajo la dirección de Beuf y la colaboración del ingeniero Pedro Benoit.

El misterio de las estatuas

En el origen del Observatorio yace un enigma: "Nunca aparecieron las esculturas que, según el proyecto original, iban a estar en las fachadas del edificio pare rendir homenaje a grandes científicos de la astronomía: Johannes Kepler, Isaac Newton, Galileo Galilei, Pierre Simon Laplace, François Arago y Wilhelm Bessel", como cuenta Nicolás Colombo en "Misterios de la Ciudad de La Plata". A fines de 2009 surgió el "Proyecto Beuf" para recuperar estas estatuas. Finalmente, las imágenes quedaron a cargo del artista plástico Xavier Fontenla. Y el 22 de noviembre de 2013 el Observatorio quedó completo, con las esculturas perdidas de los sabios.

El observatorio de La Plata pertenece desde 1905 a la Universidad Nacional de la ciudad. La necesidad de formar astrónomos llevó a que allá por 1935 se creara la Escuela de Ciencias Astronómicas y Conexas, primera en Latinoamérica, y en 1983 nació la Facultad de Ciencias Astronómicas y Geofísicas.

En junio de 2013 se inauguró en el predio un moderno Planetario, cuya cúpula geodésica añade un bello contraste al paisaje clásico de los domos de los telescopios.

San Miguel

El segundo observatorio de la provincia nació el 12 de diciembre de 1935. Ese día se inauguró el Observatorio de Física Cósmica de San Miguel, institución creada por iniciativa del presidente del Consejo Nacional de Observatorios, monseñor Fortunato Devoto, obispo auxiliar de Buenos Aires y ex director del Observatorio de La Plata.

El nuevo complejo fue destinado al estudio de las influencias de la actividad solar en la Tierra, en particular en el clima y los movimientos sísmicos, por lo que vinculaba estudios astronómicos con los meteorológicos y geofísicos. Era una época donde el estudio de la influencia del Sol sobre la Tierra estaba en boga, y hasta se hablaba de que "hasta para las muchachas de cierta edad no muy florida, pero siempre en estado de merecer, inclusive las viudas jóvenes, se aumentan las probabilidades de matrimonio según los períodos del sol".

El sitio elegido para instalar el observatorio fue un sector del predio que ocupaba el Colegio Máximo de la Compañía de Jesús ubicado junto al pueblo de San Miguel y de la línea del Ferrocarril Pacífico, a unos 30 km de Buenos Aires.

En el pabellón principal, cuyo diseño y dirección fue realizada por el ingeniero Jorge Mayol, se albergaban los instrumentos de medición y registro de corrientes telúricas, potencial atmosférico, conductividad eléctrica del aire, presión barométrica, la biblioteca y otras dependencias.

Después de muchos años de actividad el observatorio pasó a manos de la Fuerza Aérea y luego a las de la Municipalidad local. Hoy en día se encuentra en proceso de puesta en valor y recuperación, ya que el edificio original del observatorio quedó abandonado.

Mercedes

En la ciudad de Mercedes se encuentra el Observatorio Astronómico Municipal "Ingeniero Ángel Di Palma". Fue creado en 1974 y comenzó a funcionar cuatro años después.

En 2007 fue reubicado en una zona rural, para tener mejor calidad de cielo, protegido por una ordenanza municipal que preserva el cielo del lugar en un radio de 1 kilómetro.

El observatorio se ubica en un predio de aproximadamente media hectárea, cedido por la Dirección General de Cultura y Educación de la provincia de Buenos Aires, detrás de la escuela rural Nº 15. En tiempos normales recibe visitas todos los fines de semana.

Alternativas

Además de estos lugares con décadas de historia, también se puede contemplar el cielo en Monte Hermoso, donde un grupo de aficionados levantó a pulso un observatorio. Y sin tener telescopios, hay mucho por aprender en el parque Cielos del Sur de Chivilcoy, toda una plaza dedicada a la enseñanza de la astronomía.

La noche estrellada encierra secretos y maravillas. Desde cualquier campo bonaerenses se puede sentir el vértigo del infinito, pero al poner el ojo en el ocular de un telescopio el universo se abre. Los observatorios bien valen una visita.