Es fotógrafo desde la adolescencia. La historia de las últimas décadas de la ciudad está concentrada en sus imágenes. Y hoy, a 25 años de aquel 25 de enero de 1997, reconoce que el crimen "nos cambió la cabeza a todos". Marcelo Kehler, jefe de fotografía de este diario, analiza que "a través de la impunidad creían que podían seguir usando métodos propios de la dictadura y que podían callar a todos. José Luis lo único que hizo fue hacer su laburo y mostrar con sus fotos la cara del poder. Y fue pensar que simplemente por sacar una fotografía te pueden asesinar. En esos años todavía era así y creo que eran los últimos coletazos de la dictadura, dentro de gobiernos elegidos. Y la sociedad dijo no, basta y reaccionó y reaccionamos los laburantes de prensa. Y empezamos a salir a la calle y a decir basta. Hoy ya no quedó nadie preso. Y de alguna manera siento que fue el final de toda una etapa".

Como Menajovsky, Marcelo reconoce que "fue un antes y un después en la profesión del reportero". Y se centra en "el compromiso con el laburo, el cuidar la imagen. El tener una mirada más comprometida al momento de fotografiar. Las fotografías empezaron a hablar por sí mismas. Y creo que nos cambió la cabeza".

Hoy –dice- "estamos tan acostumbrados a ver imágenes, porque suceda lo que suceda hay una imagen. Pase lo que pase en el mundo siempre aparece una foto y todos tienen una cámara en el bolsillo. Y no hay miedo de fotografiar y de mostrar con libertad. Para que todo eso suceda, un compañero, un colega, lamentablemente tuvo que dejar la vida. No fue en vano. Creo que nos cambió la cabeza a todos. Y hoy más que nunca me parece que hay que decir 'No se olviden de Cabezas' con el enorme reconocimiento por todo su trabajo".

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