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Altos precios del ternero durante todo el 2020, un precio del gordo que recién comenzó a reaccionar hacia el último trimestre del año y un maíz a valores inéditos, llevaron a reconfigurar los planteos de engorde puros tal como se venían desarrollando.

En este contexto, también el criador encontró incentivos para retener por mayor tiempo los terneros y prolongar las recrías a campo, motivado no solo por el muy buen valor que ofrecía la invernada sino también por el resguardo monetario que le reportaba mantenerse capitalizado en hacienda en lugar de hacerlo en pesos.

De acuerdo a los datos que se conocen a través de los movimientos de hacienda registrados en la Dirección Nacional de Sanidad Animal del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), de enero a diciembre de 2020 un total de 9.880.126 terneros y terneras fueron trasladados con destino invernada y cría, lo que significa unos 311.090 terneros/as más que en 2019. Medido contra el stock inicial de terneros y terneras al 31 de diciembre de 2019 (14.964.614 cabezas), los traslados de 2020 involucran al 66% de ese stock comparado con un 64% equivalente en 2019.

Ahora bien, dentro de estos movimientos totales reportados, unos 2.097.688 terneros y terneras tuvieron por destino establecimientos inscriptos como engorde a corral en los registros del Senasa, es decir un 21% de las cargas ingresaron de manera directa al feedlot. Los restantes movimientos (7.782.438 terneros/as), corresponden a traslados de un campo a otro para continuar con una recría pastoril.

En 2019, estos mismos registros daban cuenta de un movimiento de terneros con destino a campos de recría de 7.278.236 animales, unos 504.202 terneros menos que el pasado año. En 2018, los registros muestran movimientos con este mismo destino equivalentes a 7.208.153 animales y en 2017 de 6.693.596 animales. En concreto, en los últimos tres años, de 2017 a 2020, los terneros y terneras trasladados a otros campos para continuar su recría pastoril, se vieron incrementados en más de 1 millón de animales.

Este cambio de tendencia no necesariamente da cuentas de un cambio entre actores de la cadena. Si bien, en particular este último año, se ha visto a muchos criadores demorar la salida de los terneros e incluso incorporar invernada de terceros para aumentar su propia recría, también los feedlots han debido reconvertir sus planes de engorde, abandonando los modelos tradiciones concebidos 100% a grano, dando paso a una etapa de recría previa.

De acuerdo con el último informe de encierre elaborado por la Cámara Argentina de Feedlots (CAF) al 1ro de enero de 2021, el 34% de los animales ingresados a recría lo hicieron a campo mientras que, a igual mes un año atrás, las recrías a campo representaban el 27% de los ingresos con este destino.

Si bien este año el feedlot tradicional ha sido uno de los grandes perdedores del sistema, con relaciones de compra tanto del ternero como del grano que -en su combinación- resultan inéditas, la integración de una fase de recría previa no viene a atender solamente una situación coyuntural. Por el contrario, las ventajas de incorporar mayor cantidad de kilos baratos logrados a pasto previo al ingreso a los corrales, es una tendencia que se viene consolidando por diferentes motivos.

Por un lado, las perspectivas futuras del precio de los granos dan cuenta de un escenario con valores muy sostenidos para los próximos años, situación que posiblemente conduzca a relaciones insumo-producto más elevadas en relación a la media de los últimos años.

Por el otro, la prolongación de las recrías bajo sistemas pastoriles permitirá lograr un mayor peso medio de los animales al momento de la faena. En efecto, si comparamos el peso promedio de la res a gancho lograda en los últimos 6 meses, tenemos casi 229 kilos a gancho contra un promedio de 226 kilos logrados en el último semestre de 2019. Es decir, esta mayor cantidad de animales que siguieron sumando peso en recrías en lugar de ingresar directamente al corral, ya se está viendo reflejada en las estadísticas de faena de los últimos meses, aunque muy probablemente su efecto se consolide en los siguientes.

Sin dudas un dato muy alentador que, de sostenerse, permitirá despegar definitivamente los números de producción argentina, de la media histórica que venimos sosteniendo en los últimos 30 años.