Mil grullas, muchas historias, un homenaje y el deseo colectivo de que "todo esto termine"
El viernes, en el sector que tiene La Biblio en Parque Helios Eseverri, se colgaron mil grullas en homenaje a Facundo Barrionuevo (joven colaborador del proyecto) y también a quienes fallecieron en pandemia. "De alguna manera, fue como acompañar el vuelo de tantas personas que ahora extrañamos y que se fueron en un año doloroso".
La jornada tuvo lugar el viernes, como cada 6 de agosto. Gente de todas las edades se acercó a lo largo del día para plegar una, dos o decenas de grullas en homenaje a todas las personas que partieron en pandemia, "era de alguna manera como acompañar el vuelo de tantas personas que ahora extrañamos y que se fueron en un año doloroso", sintetiza la referente de La Biblio, Andrea Fernández.
Así, se plegaron mil grullas, muchas historias detrás y el homenaje a un gran colaborador de La Biblio "para que estas grullas acompañen su vuelo". Facundo Barrionuevo falleció el año pasado, él y su hermano Federico impulsaban cada año esta propuesta con talleres, actividades y grullas de papel que sumaban a este espacio. Ahora, en la actividad estuvo presente su recuerdo, junto al que de todos aquellos que perdieron la vida en pandemia.
La propuesta nació en Rosario y se replica a lo largo y ancho del país: cada 6 de agosto frente a un nuevo aniversario de la bomba de Hiroshima se pliegan mil grullas para pedir un deseo.
Desde hace 23 años, "Mil grullas por la paz" promueve una intervención "en la que las personas pliegan grullas y las envían a Rosario. Nosotros nos hemos sumado años anteriores y las hemos enviado con otras instituciones, con escuelas, con personas particulares, o las hemos plegado en la Biblio. Casi siempre son colgadas en la Ciudad de los niños y niñas", explica la referente de la Biblio, Andrea Fernández.
Pero este año la actividad se descentralizó, "no hicimos el envío a Rosario", los impulsores del proyecto decidieron descentralizar y que cada ciudad o persona que quisiera sumarse lo haga desde su lugar, saque fotos y etiquete al proyecto. Con eso se haría un mapa en el que aparecen todas las grullas colgadas en todos los lugares del país donde hubo una grulla sumándose al proyecto.
El recuerdo
La leyenda cuenta que cuando uno pliega mil grullas, pide un deseo ese deseo se cumple. Esto fue lo que impulso a un niño de Hiroshima a poner manos a la obra para pedir por la recuperación de su amiga luego de que estallara la bomba. "Su amiga vuela, parte... esto que decimos cuando alguien fallece que vuela como las grullas. Si todos plegamos una, dos, la que cada uno pueda, eso le da a todo el sentido de lo colectivo y por eso a nosotros nos gusta participar", argumenta Andrea Fernández.
En este 2021, la actividad se resignificó. "Cuando empezamos con La Biblio y todavía era itinerante conocimos a dos amigos para nosotros, los mellizos Facundo y Federico que eran adolescentes en ese momento, iban a la escuela Industrial y siempre nos acompañaban y compartían jornadas con nosotros. Es más, nos ayudaron en la construcción de la casita donde funciona la biblioteca así que son parte de la familia parquera", cuenta la referente del espacio.
Y explica que ellos hacían "cosas maravillosas con el papel y en origami. En muchas oportunidades dieron talleres a los chicos, a las familias y plegamos muchas veces las mil grullas que estuvieron colgadas en La Biblio. El año pasado Facundo falleció y fue muy triste, muy sorprendente para nosotros porque además a una edad temprana. Fue un shock para todos, entonces este año cuando llega el momento de las grullas nosotros le propusimos su hermano hacer la intervención este año en homenaje a Facundo para que estas grullas acompañen su vuelo. Nos dijo que le parecía bien, pero que estaría bueno ampliar la propuesta y que sea un homenaje a todas las personas que partieron en pandemia. Era de alguna manera acompañar el vuelo de tantas personas que ahora extrañamos y que se fueron en un año doloroso. Además, poner intenciones para que esta pandemia se termine lo antes posible".
Fue un homenaje a Facundo "y Fede estuvo en el parque plegando grullas, también parte de su familia y todos participaron porque todos estuvieron haciendo grullas en su casa. Y muchas otras personas que se sumaron".
Federico, por ejemplo "plegó las hojas de la ultima materia que rindió. Hizo mil grullas para esta intervención que se hizo el viernes. No pudimos colgar todas porque no las pudimos enhebrar, pero colgamos muchas".
Detrás de cada grulla
Cada grulla tiene una historia, una intención o un deseo. "Hubo una señora, Nelly, que llegó con un montón de grullas que había plegado en la cuarentena con cada papel que llegaba- ya sea el paquete de la yerba, de la harina, un papelito que estaba en su casa- todo lo plegó y llegó con un ramillete de grullas que era un colorido de envases y de colores reutilizados que dio un colorido maravilloso".
También estuvieron "las señoras del taller de Upami que fueron con su profesora y colgaron las grullas que aprendieron a hacer en los talleres virtuales. Y después fueron muchas familias que plegaron una o dos.
"Plegar grullas es totalmente terapéutico: uno va encontrando un papelito en su casa y todo lo que escuchamos de las personas que hacen origami y que estuvieron en el parque es esto de encontrar un papel y de plegarlo. Durante este tiempo de pandemia muchas personas sobre todo de las tercera edad, que estuvieron mucho tiempo solas descubrieron en eso o en cualquier otro trabajo manual una compañía y una terapia. Así que a nosotros nos pareció re lindo esto también de que participen, que llenen de color el lugar y que pudieran ir al aire libre después de tanto tiempo estando en su casa, encontrarse al solcito, con otras personas y sumarse a una propuesta colectiva", describe Andrea Fernández.
Y define que "fue maravilloso porque cada uno llegaba sin que se concentrara cantidad de gente porque nosotros no podemos hacer actividad, no tenemos permitido todavía. Entonces llegaban, dejaban su grulla, se sacaban una foto y sumaban su intención. Algunas tienen mensajes de paz y de amor. Algunas hasta tienen el nombre de alguna persona que quieren recordar y otras simplemente en las que las intenciones fueron puestas de corazón".
Todas esas grullas fueron colgadas el viernes y quedaron allí, en aquel rincón mágico del Parque Helios Eseverri. "Ahora con la lluvia seguramente ya no estén y está bien que así sea porque significa soltar. Una propuesta al aire libre para que la gente disfrute y las suelte para que pase lo que tenga que pasar. Es una obra colectiva de arte donde todos hicieron su aporte, pero es arte efímero también".
Las grullas en el Parque permitieron "resignificar todo esto que nos está pasando, ponerle color, acompañar esto que decimos: el vuelo de los que parten. Nuestra idea es no quedarnos en la historia triste, sino resignificarla. Facundo partió y es muy doloroso, pero es una persona que nos dejó mucha luz y nos llenó de arte. Es inevitable ver las grullas colgadas y recordarlo desde la alegría, más allá de todo lo doloroso".