"Ahora vivimos perplejos por la politización de la vacuna. La vacuna, que como el Santo Padre nos dijo repetidas veces, debe tener un alcance universal, nadie debe quedar sin ella, y primero merecen recibirla los que tienen la responsabilidad de los cuidados esenciales".

"Con esto tenemos que tener una gran delicadeza porque se trata de la vida y la muerte. Cuando nosotros estamos frente a la posibilidad de sostenernos en la vida, eso no se puede politizar. La vacuna es para bien de todos", aseveró.

El prelado sanisidrense comenzó su mensaje para el primer domingo de Cuaresma recordando que "el Evangelio nos dice que el Espíritu lo lleva al desierto y así el Señor vive algo que es tan nuestro, que es tan humano: la lucha, el combate entre el bien y el mal, la decisión".

"Y esto lo hace en el ambiente desierto, donde está despojado de todo, donde será solamente lo esencial: o el corazón para Dios o el corazón para otro lado".

El obispo focalizó luego su reflexión en la realidad del país, observando "las tentaciones" que tienen hoy los argentinos, y dijo: "Pienso en que tenemos la tentación tremenda de autodestruirnos, y de boicotearnos lo que nos puede hacer bien".

Monseñor Ojea invitó a pedirle al Señor "no ceder ante la tentación y la ruptura de la división, así es el espíritu del mal que nos lleva a romper, a cortar nuestra relación con la naturaleza dentro de nosotros mismos y con los hermanos y hermanas".

"Pidámosle al Señor que venció la tentación, que superó la prueba, que nos dé la fuerza para vencer esta tremenda tentación de autodestruirnos", concluyó. Agencia AICA