Movilizadora carta de la directora médica del Hogar de Ancianos
Son personas que "ofrecen sus cuerpos, sus brazos y sus cuellos para que los abuelos les abracen y tomen fuerza para levantarse de las camas
Son personas que "ofrecen sus cuerpos, sus brazos y sus cuellos para que los abuelos les abracen y tomen fuerza para levantarse de las camas, para evitar la postración y las tan temidas escaras. Mujeres que abrigan, abrazan, acarician, consuelan, dan la medicación diaria organizándola prolijamente y previamente cada una en su pastillero", valora De la Torre.
Son mujeres que "han dejado de lado sus familias, sus afectos, sus niñeces pequeñas, sus seres queridos -en algunos casos también ancianos y enfermos-, para pasar semanas enteras sin volver a sus casas, pensando en la mejor manera de preservar la salud de nuestros queridos viejos".
Con vaivenes y sentimientos encontrados, que "han llorado de bronca y de impotencia ante la realidad que hoy nos atraviesa ya que a pesar del esfuerzo, el dolor irrumpió en los amplios pabellones y no dejó rincón sin tocar para demostrar su poder de contagio pero tal es la generosidad entre ellas que no distinguen el resultado de un hisopado y, anteponiendo el cuidado de los abuelos y abuelas, se ponen al servicio de ellos y de sus propias compañeras voluntariamente".
Eso obligó a redoblar los esfuerzos y hoy "son 9 las mujeres que desde hace 10 días están luchando a brazo partido contra el Covid-19 en el Hogar, haciendo caso omiso a los síntomas que el virus les ocasiona en sus propios cuerpos para proteger y cuidar a los residentes del lugar. Esto significa que han decidido permanecer en sus puestos de trabajo".
Compromiso y empatía
Silvia De la Torre se siente parte de ese lugar, que conoce desde hace 24 años, "cuando comencé voluntariamente a confeccionar las historias clínicas por aquel entonces. Desde hace mucho tiempo soy la directora médica de este lugar y sigo sosteniendo que si un día me quedo sola en el mundo quisiera, como le digo siempre a Sofía, que me guarde una habitación del fondo a la derecha para poder ver el sol en la mañana porque ahí quiero estar los últimos días de mi vida".
No son tiempos fáciles, los admite y reconoce que como médica debe "mantenerme entera y sana para poder seguir trabajando y ayudando en los diferentes lugares de riesgo donde me desempeño. Siento que mi mente y mi cuerpo deben partirse en mil pedazos para que nadie que lo requiera quede sin atención, sin respuesta, sin acompañamiento, sin consuelo. Pero no se puede ni tampoco puedo poner en palabras tal sentimiento".
- En su emotiva carta, que difundió a través de un video por las redes sociales, se dirige finalmente a los familiares de los residentes del Hogar de Ancianos: "Que tengan la plena seguridad que sea cual fuera el resultado final en este lugar se puso corazón, entrega, responsabilidad y empatía. A quienes ya perdieron a su ser querido les acompaño su sentir y a este equipo de valientes mujeres, que lo están dejando todo quiero decirles, que estamos juntas para afrontar los efectos de esta pandemia. Que seguiremos trabajando como siempre: con optimismo, convicción y responsabilidad sabiendo que cada quien da lo mejor que tiene en pos de cada abuelo o abuela que reside en este hogar, en esta casa grande donde lo más importante son nuestros queridos viejos y por ellos lucharemos hasta el final".