Nació un pichón de cóndor andino en el bioparque de La Máxima
El cóndor andino, el ave voladora más grande del mundo, ha sido honrado por las comunidades originarias de Sudamérica, quienes lo consideran un nexo sagrado entre los hombres y Dios.
Abundante en otro tiempo, este animal emblemático, eslabón simbólico con nuestro pasado cultural, se ha convertido hoy lamentablemente en un desafío para la conservación.
Por lo que esta noticia que se dio a conocer recientemente, viene a sumar esfuerzos al Proyecto de Conservación del Cóndor Andino (PCCA) y a nivel local consolida una de las misiones centrales de nuestro Bioparque, dedicado a la conservación, reproducción y reintroducción de especies en sus ambientes naturales y especialmente permite consolidar los lazos de la pareja reproductiva "Rawson y Curá".
El hecho además se constituye en un importante logro para el equipo de Bienestar Animal, que viene trabajando desde hace años en el Proyecto de Conservación Andina.
Este pichón, a diferencia de Mawun, el primer cóndor del 2019, será criado por sus padres en La Máxima, en la condorera, en el espacio que se encuentra especialmente acondicionado para su bienestar.
En este sentido, el director del Bioparque Flavio Maldonado, solicitó respetar los procesos biológicos necesarios, por lo que se recomienda cuando realicen visitas por el sector, hacerlo en silencio y con mucho respeto hacia los animales.
Proyecto de Conservación del Cóndor Andino
Esta especie tiene una muy baja tasa reproductiva, necesitan más de 10 años para alcanzar la madurez sexual y, cada pareja, sólo es capaz de criar un solo pichón, cada dos o tres años.
Sin embargo, en cautiverio, es posible aumentar su capacidad reproductiva, retirando el primer huevo de la temporada y dejando el segundo al cuidado de sus padres.
El Programa de Conservación Cóndor Andino (PCCA), se originó en el año 1991, en el marco del Programa Binacional entre Chile y Argentina, un ejemplo de colaboración internacional que ha logrado reintroducir 183 ejemplares en todo Sudamérica.
Su principal objetivo es asistir a la conservación de estas fabulosas aves y su majestuoso ecosistema, a todo lo largo de la cordillera, para asegurar la supervivencia de quien es considerado el Espíritu viviente de los Andes.
El uso de radiotelemetría y transmisión satelital, asociado a intensos trabajos de campo, permitieron crear un GIS (Sistema de Información Geográfica) específico para esta especie en el marco del Programa Laboratorio de Investigación Registrado de Intergraph de la FBA. Además fue creado un software especial, llamado Decosat, un programa simulador de vuelo que ayuda a comprender mejor los patrones de sus desplazamientos. Gracias a esta moderna tecnología, es posible descubrir el uso que hacen del ambiente, sus dormideros, su capacidad de vuelo, preferencia de hábitat, entre otras cosas. Esta información orienta la toma de decisiones que hacen a la conservación de estas fabulosas aves y el equilibrio de su majestuoso ecosistema.