Este domingo cerró el tercer Festival de Jazz de Olavarría. Sin embargo, como dijo Valentín Reiners tras interpretar dos temas con la banda, "cuando empezamos hace 20 años con los encuentros de jazz, esto era impensado para nosotros. Gracias de todo corazón".

El Teatro Municipal, literalmente, brillaba. Con todos los cuidados y los protocolos vigentes por la pandemia de coronavirus que atravesamos, recibió al variado público. En definitiva fue una noche muy especial. Volvió a abrir sus puertas tras poco más de un año y tres meses.

Había emoción y música en el aire. Afuera, no sé cuántos grados bajo cero, de un domingo de pleno julio en Olavarría. Y ahí estaba el público, respondiendo a la invitación de escuchar jazz, en vivo.

Del 16 al 19 de julio, Olavarría disfrutó de destacadas presentaciones de artistas locales y nacionales del género, que le dieron un marco inmejorable.

¿El público? La estrella destacada por Ingrid Feniger e Ignacio Montoya Carlotto, las dos caras visibles de la organización que contó con el apoyo municipal y provincial.

El orgullo y la satisfacción que flotaban en el aire se transformaron en palabras "en el interludio", que ocuparon Montoya y Feniger sobre el escenario; mientras atrás, salía una banda -"Haiku" que hicieron una presentación impresionante con Valentín Reiners, Esteban Landoni, Quique Ferrari y Sergio Wagner- y armaba la otra que sería la encargada del cierre.

"Es la continuidad de un trabajo que se viene haciendo hace muchos años. Es algo que sucede hoy pero viene desde hace mucho, desde los tiempo de Adolfo Corleto" dijo ella rebosante de entusiasmo, llena de energía como es Ingrid. Toda música.

Hubo palabras de agradecimiento para "la gran facilitadora local que es Agustina Marino" y resaltó lo importante que es "generar el espacio en buenas condiciones, darles el tiempo y las formas a los artistas".

A su lado, Ignacio acompañaba de pie, mientras su cuerpo parecía rebosar del entusiasmo. Un Teatro lleno con el aforo permitido, con adolescentes, niños y adultos, todos y todas escuchando jazz. Sí, algo impensado para Olavarría hace algún tiempo no muy lejano.

Feniger remarcó "la entrega auditiva del público, venir a exponerse a escuchar. La sensación es que vienen abiertos a nuevas propuestas y eso habla de una madurez artística" remató.

Montoya Carlotto había dado la bienvenida y ahora tomó al palabra para agradecer al equipo técnico del teatro, porque dijo, "ustedes lo ven todo así bonito y suena precioso, pero están desde muy temprano trabajando". Se despidió misterioso: "Esperamos tener novedades dentro de poco".

Y así, entró "Juana Sallies Grupo" y desacomodó al público con un repertorio que exploró la música experimental, llena de océanos, bosques y cielos. Sin embargo, nadie se movió de su butaca. Y hasta hubo aplausos de pie.

Abrió el Teatro Municipal señores y señoras, hay cultura y seguirá habiendo mientras existan quienes luchen por abrir ventanas, crear los espacios e invitar a mundos sensoriales nuevos. En vivo, volver a encontrarnos y seguir cuidándonos, porque NADA reemplaza a la cultura.