En este contexto, los bonistas del canje pueden comenzar con el proceso que los habilita a reclamar el pago inmediato de la totalidad de la deuda que poseen (cláusula de aceleración). Entre las tantas consecuencias de entrar en cesación de pagos, una de ellas es que se abre la posibilidad a que se disparen los contratos de seguros contra default argentino (CDS).

En medio de estas negociaciones, los bancos locales intentaron avanzar sobre un acuerdo con los fondos para comprar los derechos crediticios del juicio y de esta forma evitar un quebranto patrimonial por el lado de los bonos que tienen en cartera, pero al mismo tiempo obtener una ganancia indirecta por el incremento en su capitalización bursátil. En este contexto, las acciones de estas entidades bancarias gozaron de una suba de sus cotizaciones que en total generaron ganancias por 1.000 millones de dólares. Posteriormente, se conoció que estas negociaciones no llegaron a buen puerto, por lo que al país todavía le queda la esperanza de negociaciones con la banca internacional.

Al verse caídas las negociaciones, tanto Standard & Poors (S&P) como Fitch Ratings calificaron a la deuda argentina en "default selectivo", lo que significa que no todos sus bonos fueron impagos, dejando por fuera de esta nota los bonos emitidos bajo legislación local. Si bien hay mucho para dudar sobre el prestigio de las calificadoras, lo cierto es que las bajas de calificación desmejoran la reputación del país en los mercados de crédito. Y cuanto más se prolonguen en el tiempo, mayores serán los impactos en la confianza, volatilidad y acceso al financiamiento y, por ende, en la economía.

El juez Griesa ha convocado para hoy a las partes a una reunión para definir los pasos a seguir, mientras siguen las discusiones acerca de si efectivamente se ha producido un "default" o la cesación de pagos es provocada judicialmente.