Ola Rosa va camino a sus cuatro años, ahora como asociación civil y el sueño intacto del bote propio
El remo es su principal actividad y el cáncer de mama la experiencia en común. En 2018 comenzó a gestarse esta agrupación de mujeres sobrevivientes que tomó su mayor impulso el año pasado. La agrupación que adquirió su personería jurídica recientemente se abre a la comunidad.
Julieta Portillo / [email protected]
Forman parte de la red que reúne a 27 agrupaciones en todo el país. Son mujeres sobrevivientes del cáncer de mama y vienen "remando" en Olavarría desde hace casi cuatro años con el objetivo de crecer, consolidarse y sanar en equipo.
Así es Ola Rosa, un espacio "saludable, recreativo, terapéutico y de acompañamiento" que tiene al remo como su principal actividad con la motivación de sobreponerse física y mentalmente. En ese camino, sueñan con el bote dragón que les permitirá mejorar la calidad de vida.
La cita es cada jueves, en un desayuno que hace de excusa perfecta para reunirse, reírse, charlar y coordinar actividades. Los sábados, por su parte, se reserva a distintas iniciativas que en esta época de frío reemplaza al remo.
La agrupación comenzó a gestarse en 2018 y tomó su mayor impulso el año pasado. Ahora, como asociación civil, en un café céntrico de la ciudad las integrantes de Ola Rosa cuentan a EL POPULAR sus historias, metas y cómo llegaron al grupo, en una extensa entrevista que enseña cómo hacer frente a las dificultades y contagia también la alegría de celebrar la vida.
María Eugenia Montero, Margarita Pellegrini, Daniela Bosque, Blanca Alveza, Silvina Gallastegui, Viviana Peralta, Stella Roldán, Verónica Antonio y Laura Rodríguez hablan de proyectos y desafíos, mientras reúnen fondos para adquirir el bote dragón, esta embarcación que permitirá remar en equipo también dentro del agua.
"Hemos avanzado muchísimo desde que surgió Ola Rosa en 2018", asumen con ese empuje que mantienen firme desde el mismo día en que recibieron el diagnóstico.
"Fueron pequeños pasos, pero se logró un montón", definen todavía con la campaña de la venta de cervezas solidarias al hombro para reunir fondos para su bote.
Ola Rosa nace en 2018 "como idea de tres compañeras que se unieron a un proyecto que es mundial y de a poco fueron convocando gente. La cuarta integrante fui yo, que me uní como profe de educación física porque dentro del proyecto uno de los requerimientos era ése para hacer un acondicionamiento físico del tren superior operado. Me uní y de a poco fueron sumándose otras participantes", comienza contando Eugenia Montero.
El primer tramo de esa recuperación tuvo como escenario el Parque Helios Eseverri, "era muy divertido, éramos varias y después empezamos a familiarizarnos con los kayak dentro de una pileta de natación para aprender a subir, a darse vuelta, a reiniciar la subida, etc".
Con el tiempo "empezamos a hacer técnicas de remo fuera del agua, en sillas y con palos de escoba como si fuera el remo", recuerdan entre risas aquellos inicios en los que recurrían a las herramientas que había a mano. Hoy, casi cuatro años después, el crecimiento de la agrupación es evidente y el sueño del bote dragón está cada vez más cerca.
Primero fue el Club Estudiantes el sitio de cada remada, un hábito que no es obligatorio pero que sirve de modelo de aquello que puede lograrse en base al deporte. Más tarde fue el grupo Remada Verde el que prestó su colaboración y aportó sus kayak para que la actividad no frene.
Ahora, durante el invierno más crudo, el remo pasa a segundo plano pero otras iniciativas reemplazan esta costumbre de reunirse en una actividad física que reconforte el cuerpo y también el alma.
El grupo
"La verdad es que se ha formado un grupo espectacular. No se qué pasó o en qué momento se alinearon los planetas. Pero desde octubre del año pasado se empezaron a dar todas las cosas, una atrás de la otra", reafirma Laura Rodríguez a días de que el grupo se convierta en asociación civil y aquellos remos improvisados al borde una pileta hayan dado el puntapié para consolidar este deporte, pilar central en la agrupación.
Blanca Alveza también fue de las que se unió a poco del nacimiento de Ola Rosa. "Me encantó el grupo, me siento muy bien acá", afirma.
Margarita Pellegrini sostiene que "la dinámica de funcionamiento nuestra es genial. Es como que nos vamos repartiendo roles, cada una de acuerdo a sus características va haciendo alguna actividad. Y eso tiene que ver con ese cambio de energías que hubo y que a veces es difícil ponerle palabras, pero es sumamente positivo para nosotras y para la comunidad".
El grupo es abierto y la idea es que toda aquella persona que esté transitado o haya transitado el cáncer pueda sumarse. También quienes acompañaron a un enfermo o simplemente quienes busquen un espacio recreativo, saludable y terapéutico"
¿A qué se debe este impulso? "No sabemos, se fue dando. Pero evidentemente estamos llegando mucho con nuestro mensaje y esa es nuestra intención", coinciden.
En el caso de Margarita, "entre al grupo porque mi papá me mostró una nota en el diario. Yo estaba en pleno tratamiento así que solo ingrese al grupo de whatsapp y ahí iba recibiendo todo lo que se generaba y el acompañamiento que me daban. Sentía que los mensajes del grupo me llegaban y me ponían muy bien. Yo había remado cuando era adolescente y algún conocimiento tenía así que en ese aspecto me inserté rápidamente y en otros aspectos también porque cuando me quise acordar hacia de todo, estaba metida en medio de la ola".
Daniela Bosque llegó por medio de una amiga que conoce a una de las chicas de Ola Rosa. "Siempre veía que remaban pero nunca me había acercado al grupo. En febrero empecé a participar más activamente", dice quien aporta al grupo la parte gráfica.
Verónica Antonio es colaboradora "y de a poco me voy sumando en lo que puedo. Por ahí hay chicas que son miembros más activos pero yo acompaño siempre con el corazón y cuando puedo me junto"
Para Vivi Peralta, el grupo representa muchas cosas. Es encontrar compañía, es intercambiar experiencias, "hablar de lo que nos pasó y mirar para adelante con nuevos proyectos. Es muy lindo".
Crecimiento
"Con inmensa alegría dimos un nuevo paso, firmamos la escritura de nuestra asociación civil", anunciaron hace apenas unos días a través del Facebook, esa red social que las conecta con una comunidad virtual que va haciéndose cada vez más grande.
¿Qué significa esto? Un gran paso, sin lugar a dudas. "Este es el inicio de un montón de otros trámites que tememos que hacer, pero vamos a poder tener nuestra cuenta bancaria para poder ir sumando aportes y encarar la compra del bote que es a lo que estamos apuntando. Estamos totalmente ansiosas para que llegue ese momento y queremos compartirlo con todos. Así que este es el camino que decidimos recorrer, que aunque es complejo nos va a ayudar a llegar a nuestro objetivo", exponen mientras preparan una interesante actividad para el 7 de agosto, fecha en que cumplen los 4 años como agrupación y una obra teatral que traerán al Teatro Municipal el 19 de ese mismo mes.
Ahora, agradecen "a mucha gente que nos ayudó en todo este tiempo. Y en esto en particular, desde las oficinas del Municipio, con Gabriela Aressi y Laura Sequeira que nos facilitaron un montón las cosas y nos enseñaron porque hemos tenido que estudiar para hacer todo esto. Nos encontramos con algo que se llama escritura que tenemos que firmar y donde aparece si tenemos bienes o no, los derechos y los deberes, las fechas en las que tenemos que convocar a reuniones, etc. Pero estamos aprendiendo, nos tenemos que ir capacitando también en esto para hacer las cosas como corresponden. Desde el principio dijimos que queríamos lograr esto".
Agradecen a los escribanos Franco De Zorzi y María Cecilia Fioroni. Además, a integrantes de Rosa Fénix de Neuquén, una agrupación como Ola Rosa que "nos facilitaron los bocetos que ellas hicieron para estas escrituras, así que también ellas nos marcan el camino a seguir".
Es que, asumen, "hemos avanzado muchísimo desde que surgió Ola Rosa en 2018 justamente gracias a la gente con la que nos hemos encontrado. Si no tenés un equipo donde muchas personas se pongan la camiseta y colaboren en forma desinteresada, la verdad es que no hubiese sido posible esto".
La misma experiencia desde miradas distintas
Claudia Roiz y Laura Cheistwer se conocen desde los 14 años y transitaron el cáncer de mama en simultáneo, con un diagnóstico que les llegó con 15 días de diferencia.
Hoy, a sus 63 llevan una obra de teatro a todos los lugares donde sea posible y a beneficio de Ola Rosa, se presentarán en Olavarría el 19 de agosto a las 21, en el Teatro Municipal.
La obra se llama "Una vivencia compartida: el busto es nuestro" y hace eje en la experiencia de estas dos amigas y cómo atravesaron la enfermedad, con miradas completamente opuestas.
En la obra transforman el dolor en una experiencia creativa, contando sus diferencias, sus angustias, sus miedos; a veces con humor y otras no tanto. Hablan del amor, la sexualidad, la muerte, la vida.
"Tuvimos que operarnos hacer rayos, a las dos nos pasó igual. Pero lo vivimos de forma absolutamente diferente", cuenta Claudia Roiz desde Buenos Aires.
Recuerda que "Laura iba a rayos y se ponía a charlar. Y yo lloraba. Cuando tuve el diagnóstico dije: 'me voy a Brasil' y me fui con amigos. Laura en cambio decía que se iba a morir. Fueron vivencias muy distintas".
Todos esos sentimientos fueron escritos por cada una y dieron forma tiempo después a esta pieza teatral que atraviesa distintos estados de ánimo. "Creemos que es un propósito que nos dio la vida y la queremos mostrar porque además el cáncer todavía sigue siendo un tema tabú. Todo lo que nos haga bien sirve y creo que podríamos tomar la enfermedad como maestra de la vida".
Durante una hora, el público podrá conectar con las sensaciones más variadas y sin dudas más de uno se verá reflejado en esta historia.
En invierno
Sin el remo, en esta época las sobrevivientes de Ola Rosa preparan distintas actividades. El encuentro es cada sábado y ya hicieron una caminata por Cerro Largo guiada por Paula Mignoli en la que se unieron unas 60 personas, un taller de biodanza en Corim, bajo la coordinación de Juan Abel Rodríguez. También una clase de yoga con Carla Cortés, una charla en el CEMO con Guías Scout y niñas de 12 a 16 años. Y una charla en Lalcec sobre coaching ontológico, a cargo de Fernanda García Nero.
"Nuestra idea es que las actividades sean gratuitas, abiertas y libres". Así, se prepara ahora un encuentro de mind fullness con Gabriela Iturralde, kundalini yoga con Mónica Rossi. También se organiza una clase de árabe y una bicicleteada con Bisitour.
"Ellos se brindan, son propuestas que nos llegas y nos encanta que así sea porque tiene que ver con esto de abrirse, de acompañar, de sanar".
En febrero, además, Ola Rosa comenzó a diseñar el Monte Rosa en Parque Sur. Plantearon los árboles que van a dar flores rosas y están dispuestos en forma de lazo. La acticvidad tuvo lugar en el Día Mundial del Cáncer. Posteriormente se impuso el nombre al lugar, en una jornada donde participaron miembros de Pelucas Solidarias que reúnen mechones de pelo para fabricar pelucas y "Cascos Fríos" que explicaron cómo utilizar ese material durante el tratamiento oncológico.
Así, las integrantes de Ola Rosa destacan "la generosidad y la solidaridad de nuestra ciudad. Es impresionante y no hablamos de lo económico, hablamos de lo afectivo también, porque en cada propuesta que hacemos nos sorprende la cantidad de gente que nos acompaña".