Papa Francisco: "La Navidad es un fuego perenne que Dios encendió en el mundo"
Señaló el papa Francisco en la mañana de ayer miércoles en la audiencia general en la biblioteca del Palacio Apostólico del Vaticano. En vísperas de la Navidad, el Pontífice dedicó algunas reflexiones para celebrar con mayor conciencia "la fiesta del amor encarnado".
Antes que nada, recordó que "en la Liturgia de la Noche resonará el anuncio del ángel a los pastores: ''No temas, aquí les anuncio una gran alegría'' para todo el pueblo: hoy ''les ha nacido un Salvador, que es Cristo el Señor''. Y la señal será, escribe Lucas en su Evangelio, ''un niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre'' ". "También nosotros, como los pastores, nos trasladamos espiritualmente a Belén -recordó Francisco-, donde María dio a luz al Niño en un establo, porque no había lugar para ellos en el alojamiento".
Secuestrada por el consumismo. La Navidad, destacó el Papa, "se ha convertido en una fiesta universal, e incluso quienes no creen perciben el encanto de esta ocasión. El cristiano, sin embargo, sabe que la Navidad es un acontecimiento decisivo, un fuego perenne que Dios ha encendido en el mundo y que no se puede confundir con lo efímero. Es importante que no se reduzca a una mera fiesta sentimental o consumista".
"Una fiesta -añade- secuestrada por el consumismo, llena de regalos y buenos deseos, pero pobre en la fe cristiana y también en la humanidad". Por eso, Francisco pidió "frenar una cierta mentalidad mundana, incapaz de captar el núcleo incandescente de nuestra fe".
Dios está unido en Jesús a todo hombre, es uno de nosotros. El Pontífice recordó que el Concilio Vaticano II, "en un célebre pasaje de la Constitución sobre la Iglesia en el mundo contemporáneo", nos dice "que este acontecimiento nos concierne a cada uno de nosotros" porque "con la Encarnación el Hijo de Dios" se unió a todos los hombres.
"Trabajó con manos humanas -leemos en Gaudium et spes- pensó con la mente de un hombre, actuó con la voluntad de hombre, amó con el corazón de un hombre". "Dios, en Jesús, es uno de nosotros: es una realidad -comentó el Pontífice-, que nos da tanta alegría y tanto coraje".
La debilidad de Jesús nos revela el amor de Dios. Citando a San Agustín en las "Confesiones", el papa Francisco habló de la "debilidad" de Jesús humilde, que es una "enseñanza", porque "nos revela el amor de Dios". "La Navidad es la fiesta del amor encarnado y nacido para nosotros en Jesucristo. Él es la luz de los hombres que brilla en las tinieblas, que da sentido a la existencia humana y a toda la historia", expuso.
Para prepararse "con mayor conciencia" para la Navidad, el Papa señaló "un camino al alcance de todos: meditar un poco en silencio frente al pesebre, que es una catequesis desde ese día hace más de dos mil años", e invitó a releer su carta apostólica Admirabile signum, "Segno mirabile", dedicada a la tradición iniciada por San Francisco de Asís.
"Que renazca en nosotros la maravillosa manera en que Dios quiso venir al mundo, que el Señor nos dé la gracia del asombro para encontrarlo, para acercarnos a él, para acercarnos a todos. Esto hará renacer en nosotros la ternura. Ternura humana cercana a la de Dios. ¡Y hoy necesitamos tanta ternura, tanta necesidad de caricias humanas, ante tantas miserias! Si la pandemia nos obligó a estar más distantes, Jesús, en el pesebre, nos muestra el camino de la ternura para estar cerca, para ser humanos. Seguimos este camino. ¡Feliz Navidad!", concluyó en su mensaje.