Pedidos y agradecimiento al santo del pan y del trabajo, en otro año atravesado por la pandemia
No fue una celebración masiva, pero hubo muchas muestras de veneración y devoción. El templo del barrio CECO abrió sus puertas a las 8 y estuvo habilitado hasta las 20. Se ofrecieron cuatro misas para evitar la concentración de gente y tuvo una caravana de autos que recorrió calles y parroquias de la zona. Con un estricto protocolo, los fieles se acercaron a pedir y a agradecer.
A las 8, con la apertura de las puertas comenzaron a ingresar los primeros fieles. Como el año pasado, esta vez tampoco hubo agua bendita y dos integrantes de la comunidad parroquial se ocupaban de materializar las normas sanitarias con la toma de la temperatura y el rocío de alcohol en las manos.
Solo estaba permitido el ingreso con el barbijo puesto y respetando el un aforo permitido del 50%, en el marco de la pandemia que aquí permitió la presencialidad, a diferencia del santuario mayor que está ubicado en Liniers donde las restricciones en el marco de la pandemia volvieron a modificar la tradicional celebración católica pero que a diferencia del 2020 esta vez los peregrinos pudieron encontrarse con la imagen de San Cayetano, expuesta al aire libre.
La fiesta patronal de San Cayetano adquirió un significado especial después de un 2020 donde la celebración transcurrió de manera virtual y solo se permitieron los rezos individuales.
Ayer los fieles se acercaron para agradecer y venerar, pero también para pedir en el marco de una realidad laboral y económica que se ha tornado complicada.
Con el lema "San Cayetano te pedimos paz, pan y trabajo" la parroquia del barrio CECO celebró la fiesta religiosa desde temprano, a las 8, y ofreció cuatro misas con la intención de que la gente no se concentrara en un solo horario.
Marta vive hace más de 40 años en el barrio donde se ubica la parroquia San Cayetano, "vengo siempre y es un milagro que hoy podamos estar acá", dijo a EL POPULAR en referencia a este año y medio "que ha sido muy difícil".
Mensaje de esperanza
La primera de las misas tuvo lugar a las 10.30 y fue presidida por el obispo diocesano, monseñor Hugo Manuel Salaberry. Hubo otras a las 14, a las 17 y a las 19.
A su turno, el padre Marcos Picaroni definió que "sin trascendencia nada de esto tiene sentido. A través de la celebración religiosa nos acompañamos mutuamente", en referencia a este año y medio de una pandemia que tuvo su impacto en lo laboral y económico, pero también en la salud.
"Tenemos la figura del santo que es amigo de Dios y amigo nuestro, entonces nos acerca a Dios y nos ayuda a vivir estos tiempos difíciles", apuntó el párroco de San Cayetano.
"Toda la vida viví acá y vengo todos los 7 de agosto de cada año. Hoy con más razón porque el año pasado no tuvimos la posibilidad de presenciar la misa, pero además hay que agradecer que estamos saliendo de esta situación, que tenemos salud y pedir para que las cosas mejoren", dijo Marta ya sentada bien distante de los demás feligreses que aguardaban el comienzo de la primera misa del día.
Contó que vivió esta celebración con emoción porque "poder estar acá es una enorme posibilidad, es todo un milagro estar presente con todos los cuidados necesarios porque esto implica el compromiso de cuidarnos nosotros mismos y cuidar a los demás".
Gladys concurrió por primera vez. "Mi nieta Constanza viene a catecismo así que ahora me trajo a mí y la verdad es que vine para agradecer. Recién ahora estoy saliendo un poco más porque tengo un solo riñón y tuve que cuidarme muchísimo", dijo ya con la tranquilidad de haber recibido las dos dosis de la vacuna contra el covid.
En caravana de autos
A las estampitas, las velas y las espigas se sumaron ayer los dulces que estaban a la venta y una feria de ropa que realizaron desde Caritas San Cayetano para recaudar fondos y continuar con la asistencia a unas 70 familias.
El día cálido y de sol permitió sacar al aire libre ropa de niños, de hombre y de mujer, abrigo y calzado. "Es la primera feria que hacemos desde que comenzó la pandemia", dijeron las responsables de esta Caritas mientras acomodaban las cosas en las distintas mesas dispuestas para la exposición.
"Con lo que se recauda nosotras compramos alimentos para distribuir a las distintas familias que estamos asistiendo" y que han crecido en cantidad desde el año pasado.
"Hay mucha necesidad y les entregamos alimentos y ropa también, pero muchas veces se acercan para que podamos escucharlos, se necesita mucho eso también", explicaron.
Ayer, mucha gente se acerco al templo con bolsones de ropa para donar y de alimentos no perecederos. "Siempre la gente ha sido muy solidaria", destacaron.
Y explicaron que "hemos podido incorporar verduras que compramos a un precio módico a Sustentar Alimentos Olavarría" que nació en medio de una crisis como posibilidad de rescatar alimentos para ayudar a quienes más lo necesitan.
A las 15 llegó el momento de la procesión que en el marco de la pandemia también debió modificarse. Esta vez se realizó una caravana de automóviles, visitando con el Santo distintas parroquias.
El recorrido comenzó en el templo del barrio CECO ubicado en avenida Rossi 5015 y abarcó las calles Río Negro, avenida del Maestro, La Rioja, Avellaneda, Río Negro, Collinet (pasando por la capilla del Perpetuo Socorro), La Rioja, Las Heras (pasando por la capilla Ceferino Namuncurá), Córdoba, Balcarce, Islas Malvinas, Azopardo (pasando por la capilla San antonio de Padua), Tierra del Fuego, Buchardo, Urquiza, Pelegrino (pasando por la capilla Sagrado Corazón), avenida del Maestro, Islas Malvinas, avenida Rossi hasta el templo parroquial San Cayetano.