Pos 50: personas sin edad para jubilarse pero demasiados años para conseguir trabajo
Formaron el Movimiento de Trabajadores Desocupados con 30 años de aportes. Son más de 33.000 en el país. Testimonios de personas que no llegan a la edad jubilatoria y sobreviven con changas. Hay dos proyectos en el Congreso, uno del oficialismo y otro de la oposición, que los contemplan.
“En un momento, decidí poner fin a la búsqueda formal de trabajo. Dejé de ponerme las mejores pilchas para ir a buscar empleo. Quería trabajar en lo mío, mis últimos 25 a 30 años habían sido en sistemas. Pero al buscar, o te filtraban antes o bien te dabas cuenta de que, por la edad, no ibas a entrar”. Hugo Daivez, quien refleja esas palabras que forman parte de su propia historia, tiene hoy 69 años y, hasta lograr llegar a la jubilación, estuvo desocupado durante 6 años. A pesar de haber empezado a trabajar a los 15 y tener más de 40 años de aportes, cuando finalmente en 2010 la gráfica Massuh quebró, quedó fuera del mercado laboral. Superaba los 30 años de aportes pero no llegaba a los 65 necesarios para jubilarse. En ese lapso terminó sobreviviendo con la venta de piezas gráficas por su cuenta y resguardando su salud y la de su familia con los ahorros de años.
Su historia no es única ni excepcional. Se multiplican por el país las mujeres y hombres como Hugo Daivez. Alrededor de 2500 se nuclearon en el Movimiento de Trabajadores Desocupados con 30 años de aportes (https://www.facebook.com/Mtdmas30aa), que nació en 2013 a partir de la movida de Daivez y un grupo de sus compañeros de Massuh. Las estadísticas del Anses en 2015 hablan de 33.000 personas en esa misma situación.
A su vez, se redoblan las historias de trabajadores que superan los años de aportes pero son sub60, en el caso de las mujeres y sub65, en el de los hombres, que aún están en actividad en empresas grandes o pequeñas al borde de la muerte y que sienten la espada de Damocles sobre sus cabezas.
Tal es el caso de Juan, que hoy tiene 54, empezó a los 18 a hacer aportes, y mira con angustia la enorme cantidad de años que le restan en una firma local que, desde hace años, está al filo del cierre. "Yo creo que debería existir la posibilidad de la prejubilación. Se sabe bien que después de los 55 vas a vivir de changas, no vas a tener la posibilidad de vivir de otra cosa si te quedás sin laburo. Y con una prejubilación, en la que cobres aunque sea la mínima hasta llegar a la edad para jubilarte con lo que te corresponde, vas a poder tener cobertura social y una cierta tranquilidad. Sobre todo, en una edad en la que más se necesita. Pero como en mi caso, son 40 años aportando, en una empresa que se está terminando y vos decís, qué voy a hacer. Pero encima, uno está en una edad en la que no te quiere nadie".
Aspirar a la mínima
Indudablemente las repetidas crisis socioeconómicas, el aumento del promedio de vida y la multiplicación de los mercados laborales informales redundan –entre otras cosas- en que los muy jóvenes, por falta de experiencia y los que superan los 50, por exceso de experiencia, sufran similares procesos discriminatorios. Así queda plasmado en un documental de la OIT en donde queda al desnudo que las personas de 18 a 25, son buscadas para puestos de menor experiencia y jerarquía; las de 25 a 35, para espacios de mayor responsabilidad con experiencia previa fundamental pero las que tienen más de 40 ó 45, con probada experiencia en determinados cargos o especialidades, son directamente descartadas por la edad.
Diana nació y vive en Olavarría. "Soy de la generación que se jubilaba con un solo trabajo, a lo sumo dos", cuenta. "Cuando no había cumplido diez años, empecé a trabajar en emprendimientos familiares y no dejé de hacerlo nunca. Pero mis aportes jubilatorios comenzaron recién a los 25, con un trabajo estable y en blanco. Casi toda mi vida laboral transcurrió en una sola empresa, en la que llegué a cargos jerárquicos. Pero hace diez años me quedé sin trabajo, con 25 años de aportes y 50 de edad y eso me condicionó el futuro. Aporté el mínimo como monotributista durante estos diez años, lo que me generó perder la posibilidad de que Anses tuviera en cuenta mis aportes más importantes. Estos diez años he vivido juntando de aquí y de allá para llegar a fin de mes; tengo cinco años más de aportes que los requeridos. Llegué a los 30 en 2016. Si me hubiera podido jubilar, sería posible hacer el promedio con mis sueldos más altos. Pero no. Apenas aspiro a una mínima para el final de este año, con mucha, mucha suerte".
Recursos inhumanos
En plena pandemia se estrenó "Recursos inhumanos", una miniserie francesa que aborda la temática con toda la crudeza que justamente encierra la escasez de oportunidades laborales para quienes quedaron por fuera de las fronteras del sistema. Eric Cantona, aquel futbolista de la selección francesa, se pone en la piel de Alain Delambre. Más de 50, casado, padre de dos hijas, a punto de ser abuelo, viene sobreviviendo de changa en changa tras ser por 20 años el responsable de recursos humanos de una empresa. Y el desafío de aceptar o no condiciones, para un nuevo puesto, que le implicarán renunciar a su dignidad y a su ética.
Esa ficción deja al desnudo que la realidad de los trabajadores desocupados con más de 50 años trasciende ampliamente los límites de la Argentina. Esa serie pone en escena esta misma realidad en países europeos.
Organizados
Hugo Daivez se jubiló con "51 años de trabajo. A los 15, estudiaba de noche y de día empecé a trabajar en una empresa metalúrgica que después vaciaron. En mi primer y último empleo las empresas fueron vaciadas. Por eso siempre tuve en claro las cosas. Las empresas en general ponen a testaferros y nunca les tocan una sola propiedad cuando se funden. Pero a uno, lo toca y lo afecta en lo más profundo", dice a El Popular.
El movimiento nació justamente cuando vaciaron esa última empresa. "Estábamos la mayoría en los 50 y pico. Tomamos conciencia de la ley de jubilación anticipada por desempleo que rigió del 2004 al 2007 a raíz de la crisis de 2001-2002 y empezamos a movernos. Al inicio en forma individual. Pero nos dimos cuenta de que no era lo mismo que organizarnos. Eramos 7 u 8 personas en el primer tiempo y fuimos aprendiendo a los ponchazos. Hoy, con ocho años de experiencia, ya somos unos 2500 más o menos".
Proyectos en danza
Ramón tiene 32 años de aportes. Siempre como metalúrgico. Cumplió 58 en diciembre pasado y en abril de 2019 se quedó sin trabajo. Desde entonces no pudo volver a tener un empleo en relación de dependencia. Hace changas que le ayudan a sobrevivir pero a la vez, mastica la rabia de tener tantos años de aportes y saber que todavía le faltan siete para tener la edad de jubilarse. En abril se cumplirán los dos años desde su desempleo formal. "Hice de todo. Desde cortar pasto a hacer mandados. Yo no le hago asco a nada. Siempre laburé. Pero cansa andar saltando de una cosa a otra, porque además, sé que ya no me van a tomar en ningún lado. Mi hijo mayor, que vive en Buenos Aires, me insistió para que me fuera para allá. Pero sé que no podría vivir fuera de Olavarría".
Desde el Movimiento de Trabajadores Desocupados con 30 años de aportes, Hugo Daivez habla de sus expectativas. "Nosotros queremos un plano de equidad. Después si la solución es parcial o total, es otra cosa. Nunca hay planes de último empleo para personas como nosotros, sólo hay de primer empleo. No hay ingresos fijos, no tenés cobertura médica ni tampoco acceso al crédito al no tener un empleo formal. El único crédito puede ser usurario en alguna financiera. Con las estadísticas oficiales de 2015, éramos 33.000 las personas en esa situación. Y salvo en la etapa 2004-2007, a raíz de la crisis del 2001, en que salió la jubilación anticipada, ha sido lo mismo con todos los gobiernos". Entonces resume que "si vamos a lo que queremos, la de máxima sería una reforma previsional en la cual, como en Europa, tenés el derecho a optar. Es decir, si cumpliste con los años de aportes pero tenés una base de edad más baja, pedir una anticipada. Se deberían tener en cuenta los años que aportaste y deducir los años que faltan para la edad jubilatoria. Esa quita la aceptás si no tenés otra alternativa. De qué me sirve esperar a los 65 si a lo mejor me muero antes".
Los dos proyectos presentados –que de no tener tratamiento en 2021 perderían vigencia- son de Mirta Tundis (Frente de Todos) y de Alicia Terada (Juntos por el Cambio). Ambos permitirían una jubilación previa a la edad establecida, con la totalidad de aportes y tienen algunas variaciones técnicas entre sí.
Daivez argumenta que "desde 2008 hasta la actualidad, hubo más de 20 proyectos cajoneados. Todos, con gobiernos de distinto signo".