Puentes comunitarios para la inclusión social
En América Latina, los jóvenes que integran comunidades en situación de vulnerabilidad, frecuentemente encuentran dificultades para ingresar al mundo del trabajo y la producción y, por lo tanto, para generar sus propios ingresos. Esto conduce a que en muchas ocasiones se vean obligados a tomar trabajos -en caso de conseguirlos- informales, no calificados y precarios, que perpetúan su estado de vulnerabilidad, en especial cuando provienen de territorios o zonas marginales, están atravesados por problemáticas complejas como el consumo problemático y presentan dificultades para acceder a derechos básicos como salud, educación, deporte y justicia.
A partir de la complejidad que plantea esta problemática social en Argentina, científicas del CONICET en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) llevan adelante un programa de investigación-acción en conjunto con centros barriales de la Fundación Hogar de Cristo, que tiene como objetivo apuntalar proyectos de economía alternativa impulsados por las propias comunidades.
"Los programas estatales que atienden a este problema en la actualidad se enfocan en capacitar individualmente a los jóvenes para que puedan acceder a un trabajo formal, pero la experiencia muestra que el proceso de segregación es tan fuerte y la coyuntura económica tan dificultosa, que es muy difícil lleguen efectivamente a lograrlo", afirma Ana Miranda, investigadora del CONICET y coordinadora científica del proyecto que fue bautizado como Colectiva Joven.
La iniciativa parte del diagnóstico de que son los emprendimientos comunitarios, en forma de cooperativas de trabajo, aquellos a través de los cuales los jóvenes pueden no sólo capacitarse sino también insertarse en el mundo laboral y productivo y así poder generar sus propios ingresos.
"Apostamos a brindarle apoyo al trabajo territorial de la Federación para colaborar en darle un mayor alcance. Pero no se trata de que vayamos unidireccionalmente como científicas a enseñarles a los jóvenes algo que no sepan, sino de construir conocimientos con ellos a través del diálogo. Por eso decimos que se trata de un proyecto de investigación-acción: aspiramos a que sean los mismos chicos y chicas de los barrios los que coordinen la investigación y que eso también sea parte de su empoderamiento", asegura Fabiola Carcar, quien participa en el proyecto como investigadora e integrante de la Mesa Nacional de la Federación Hogar de Cristo.
Un proyecto: dos países
La investigación Colectiva Joven surgió a partir de un concurso convocado de manera conjunta por la Fundación de Investigación de San Pablo- Brasil (FAPESP) y el Canada''s International Development Research Centre (IDCR), bajo el título de "Innovación para la inclusión económica de la juventud marginalizada".
La presentación que resultó elegida se realizó a través de un consorcio que incluyó a FLACSO y a la Fundación Hogar de Cristo (con actividad en el Gran Buenos Aires), la Universidad Federal de San Carlos (UFSCar, Brasil) y la Organización Acción Educativa con actividad en la Ciudad de San Pablo. En Brasil el proyecto es coordinado por Maria Carla Corrochano, docente e investigadora de la UFSCar.
"La idea es que el proyecto nuestro y el de los colegas brasileros funcionen como espejos -más allá de las particularidades de cada país-, en los que las problemáticas de género asumen características distintas, por ejemplo en la intersección entre género y raza que investiguemos en dialogo con la obra de Patricia Hill Collins, una gran especialista en la temática", explica Miranda.
En la Argentina, el proyecto se formalizó a través de la Gerencia de Vinculación Tecnológica (GVT) del CONICET.
Etapas de la propuesta
El programa tiene pautada una duración de dos años e implica dos etapas. La primera tendrá como objetivo central identificar y analizar iniciativas relacionadas con la generación de empleo e ingresos por parte de colectivos e instituciones juveniles en regiones periféricas de San Pablo y Buenos Aires, a través de una metodología de investigación entre pares.
"En este sentido, nosotras ya estamos trabajando en la capacitación de distintos jóvenes que forman parte de estos colectivos, para que ocupen el rol de referentes y sean ellos quienes dirijan la investigación frente a sus pares con el propósito de identificar problemas y posibles soluciones para la generación de empleo a través de emprendimientos colectivos", señala Carcar.
La segunda parte del proyecto implica la creación de centros de apoyo para la inclusión productiva de jóvenes, tanto en San Pablo como en Buenos Aires, y la articulación de una red de organizaciones y agentes involucrados en la problemática del trabajo juvenil: instituciones juveniles, sindicatos, entidades comerciales, gerentes gubernamentales y representantes de organizaciones de la sociedad civil.
"Como parte de la primera etapa del proyecto, más allá de nuestro trabajo en terreno, lo que hicimos fue relevar ochenta microempresas cooperativas que funcionan en la Argentina vinculadas la Fundación Hogar de Cristo y armar un mapa. Esto se vincula con la segunda parte en la que apuntamos a generar redes del trabajo social que involucren emprendimientos que hoy funcionan aisladamente", apunta Miranda.
En cuanto a la creación de un centro de apoyo para la inclusión social, las investigadoras también apuestan a que tenga alcance nacional, dado que no necesariamente se asentará en un espacio físico, sino que implicará la generación de herramientas virtuales.
La iniciativa, en la que participan numerosos investigadores y becarios del CONICET, tiene reconcimiento como Proyectos de Desarrollo Tecnológico y Social (PDTS) y acaba de recibir un apoyo adicional a través de la convoctoria PICT 2018 Argentina 2020, para la realización de un trabajo de campo que completa la investigación de pares prevista en el Proyecto Colectiva Joven y que se integra en la estrategia de generación y transferencia en recomendaciones de políticas públicas basada en evidencia.
Contra la estigmatización
Entre las circunstancias que limitan las oportunidades laborales de los jóvenes de los barrios populares, se encuentra, junto con las condiciones de vulnerabilidad en las que viven y a los circuitos de violencia por los que están atravesados, la estigmatización social que pesa sobre ellos. La des-estigmatización aparece entonces como una de las tareas fundamentales para la inclusión social.
"El proyecto que planteamos surge de una investigación que muestra que existen barreras para el acceso al empleo de los jóvenes vinculadas a la construcción de estigmas en base a características físicas y a ciertos modos expresivos. Uno de nuestros objetivos es trabajar a través de acciones de comunicación que permitan romper la estigmatización o la desconfianza a partir de la productividad cultural de las juventudes", concluye Miranda. Fuente: Miguel Faigón/CONICET