Quienes decidieron navegar la pandemia
Quienes tienen una visión diferente de la vida saben que hay que no hay tiempos para cumplir los sueños, si es que tienen posibilidad de concretarse. En este Estilo de Vida conocemos experiencias en medio del mar durante la pandemia. Historias especiales de personas que, rodeadas de naturaleza, disfrutaron de un confinamiento especial. Navegando.
Muchas personas decidieron emprender sueños y recorrer el mundo en colectivos, casillas rodantes, y hasta motocicletas o bicis. Pero otros, soñaron con navegar. Hans (58) y Katrin (43) son alemanes, ambos vivieron hasta 2018 en la isla de Ruguen (un hermoso lugar con montañas en el medio del mar). Ella era agente de turismo, él médico. Y dejaron todo, vendieron casa y autos y salieron a cumplir su sueño que lleva ya 3 años y que va por unos cuantos más. Tienen 3 hijos y un nieto que los contactan en todo momento y quienes están felices porque puedan concretar este proyecto.
Los encontramos en Quequén hace unos 15 días atrás donde estaban desde agosto en su velero Esmeralda. Su "casa" es sumamente confortable. Cuenta con tres habitaciones, una cocina, baño, muchos libros de navegación y, por supuesto, sus provisiones de comida e indumentaria.
La embarcación es holandesa y tiene 33 años de uso. Hans lo maneja con total confianza ya que desde muy chico aprendió a hacerlo.
El viaje en 2018 comenzó con destinos más cercanos primero y después de expandió hasta América del Sur, y nuestro país, que están recorriendo ahora. Siempre por mar.
Primero Alemania, después Inglaterra, Francia, España, Portugal fueron algunos d el los sitios que recorrieron. "Y después cruzamos el Atlántico", expresaron y lo hicieron en 3 semanas. Fueron miles y miles de kilómetros y una experiencia única.
Navegar el Atlántico
"Cruzar el Atlántico es tranquilo, manejamos 3 horas cada uno y navegamos por la noche también" pero al tener piloto automático, pueden descansar. Ese viaje de todos modos tuvo un momento que les produjo temor, "en un momento se cortó la cuerda y se cayeron las velas al agua. Las dos. Y tuvimos que tomarla juntos y traerla al bote. Había mucho movimiento y eso nos dio mucho miedo", reconoció la pareja. Fueron tres horas de tensión extrema y después, la calma.
De todos modos los sorprendió un espectáculo increíble, "lo que veíamos era mucha agua y muchos delfines" y al mismo tiempo sirvió para evolucionar. "Pensamos mucho en el viaje, sin otra gente, solo nosotros dos". Al mismo tiempo, esas semanas de viaje hasta que llegaron al Caribe fueron acompañadas por libros, música clásica, Pink Floyd y la comida vegetariana que preparan. Viven en total armonía con la naturaleza.
Además, gastaron muy poca nafta para ese gran trayecto, unos 300 litros. Y acuden mucho al viento que pueda llevarlos a donde ellos deseen (en menor velocidad) sin necesidad de consumir más.
Vivir la pandemia navegando
En la embarcación tienen internet y están con total conocimiento de todo lo que sucede en el mundo. De hecho, durante la pandemia se sintieron a salvo en su velero. "No tenemos miedo al coronavirus", expresaron pero sí pudieron observar en su recorrido que países como Brasil están "muy complicados".
En cada destino al que arriban y donde encallan se quedan unas semanas hasta que analizan cómo serán las corrientes de viento para continuar su viaje. En esos lugares bajan a tierra, recorren, conocen, hacen amistades y aprenden de la cultura. A pesar de ese contacto, "no tenemos miedo, cada viaje está muy bien", aseguraron y al momento de dialogar con El Popular Medios para esta nota estaban esperando que los vacunen contra el Covid-19 para seguir su viaje hacia la Patagonia.
"Es un sueño para nosotros estar en la Patagonia en verano, noviembre, diciembre". La idea es quedarse medio año más en Argentina y después seguir por Chile, e ir por el Pacífico hacia nuevos destinos.
El amor y el disfrute
Kartin y Hans tienen una complicidad y una paz que se contagia, que lleva a repensar la vida que elegimos. "Un día puede ser complicado, pero al otro día estamos juntos con mucho amor, tenemos mucha unión. Resolvemos los problemas juntos y estamos muy unidos en nuestra relación", afirmaron y completaron: "el amor debe ser muy grande para hacer este viaje".
Sobre el mejor día que vivieron contestaron en base a un aprendizaje, "el mejor día son todos los días. Cada vez que llegamos a un lugar, es maravilloso llegar a un lugar. Como cuando llegamos a Dominicana después de 3 semanas en el Atlántico, la pasamos muy bien, vimos el país y sentimos mucho placer".
El aprendizaje
Hans y Kartin ahora están navegando por San Blás, en busca de más experiencias que comparten en sus fotos a las que se puede acceder en su blog www.esmeralda-unterwegs.de .
Y con esta historia nos aseguramos de que arriba del velero todo es diferente. Ellos lo aseguran ya que "aprendés a disfrutar la vida, lo mejor que tenemos en la vida es cada momento. Una día tenemos vida y un día ya no la tenemos más. Nos gusta la vida". Y para finalizar, nos pidieron que "si tienen un sueño, háganlo. No esperen a dos años más adelante, si pueden háganlo ahora".