- El ''profe'' es el psicólogo del grupo - dijo un deportista.

- Con el vestuario, la noche y el barrio que tengo, no necesito psicólogo en el cuerpo técnico - acotó un entrenador

- En las rondas de mate soy un poco el psicólogo de los muchachos - aportó el utilero.

Aunque se siguen escuchando este tipo de frases, sobre todo en el fútbol, cada vez son menos los que se resisten a la presencia de un psicólogo como parte de la atención integral del deporte y el deportista.

En un cuarto de siglo se pasó de mirar de costado al licenciado Oscar Mangione, como una rareza en el cuerpo técnico de Boca Juniors, a hoy que el licenciado Marcelo Roffe es una de las voces más escuchadas en el deporte, no sólo en la psicología aplicada al deporte.

Los tiempos han cambiado y no hay que ir tan lejos; las carreras de los principales deportistas que tiene hoy Olavarría han sido y siguen siendo asistidas por reputados profesionales de la psicología deportiva.

"La psicología del deporte comprende el estudio científico de las personas y sus conductas en el contexto del deporte, de la actividad física y la aplicación práctica de dicho conocimiento", definió el licenciado Rafael Squillaci.

"Es el psicólogo especializado en deporte quien debe trabajar estas cuestiones, ya que nos encargamos de brindar herramientas psicológicas para que los deportistas puedan dar su mejor versión en la parte mental, siendo que ellos tienen una habilidad técnica, una preparación táctica y una preparación física, pero cuando no se entrena la mente, se está dando ventaja", acotó.

Rafael estudió la Universidad de Buenos Aires (UBA). Una vez egresado hizo el posgrado, especializándose en Psicología del Deporte en APDA (Asociación de Psicología del Deporte Argentina).

En 2005, cuando presenció el Congreso de la "V Jornadas Nacionales de Psicología del Deporte", fue que terminó de afirmar la rama dentro de su profesión.

Squillaci explicó los aspectos que aborda un psicólogo vinculado con el deporte: "El entrenamiento lo trabajamos en variables como la motivación, planteamiento de metas a corto, mediano y largo plazo, planteamiento de objetivos, concentración, focalización de la atención, como también control de miedos, presiones y ansiedades, logrando transformar desde nuestro rol esas presiones/amenazas en motivaciones".

En "las lesiones, el retiro", identificó Squillacci otras dos situaciones relevantes en el trabajo de psicólogo deportivo.

El resultado es "un círculo que da lugar a la cohesión grupal, definida como el sentimiento del nosotros por encima del Yo. Estas variables se van interrelacionando y armando para construir mayor fortaleza mental, posibilitando que al momento de la competencia se puedan soltar y dar su mejor versión".

También hizo referencia a un vocablo muy de moda en la vida y en el deporte, "resiliencia", aunque para nada nuevo.

"Hay mucho para hablar de esta capacidad para superar las adversidades, sobre cuándo se va transformando el dolor en fuerza motora y en el caso del deportista no tiene otro camino que enfrentarlo y hacerse fuerte. En la vida cotidiana las personas pueden elegir no afrontar esta transformación, mientras que en el deporte si el deportista no se fortalece no puede avanzar", reflexionó.

Alguien dijo alguna vez que la mente es tan importante en un deporte, que la diferencia entre Federer, Djokovic y Nadal con el número 100 del ranking ATP "es la cabeza".

"Un concepto clave dentro de la psicología del deporte es el de fortaleza mental, definida como la habilidad para desempeñarse de manera consistente en el rango superior de los talentos y habilidades sin importar cuales sean las circunstancias competitivas", enfatizó el licenciado Rafael Squillaci.

"Motivación, control, autoconfianza, concentración y conocimiento de sí mismo son los componentes claves del mencionado concepto. El rol del psicólogo deportivo incluye el rol de investigador, de docente y de consultor -de deportistas o equipos deportivos- para mejorar su rendimiento mental" consideró.

Squillaci se desempeñó en el área de Salud Mental de una Institución Psicoterapéutica en Capital Federal hasta el año 2013, acompañándolo con continuas capacitaciones tanto en el área clínica en el ámbito de la psicología del deporte.

En 2014 se radicó definitivamente en su ciudad, Olavarría.

Rafael reconoció que los prejuicios con la labor de los psicólogos en el ámbito deportivo no han sido del todo desterrados y que aún sigue siendo un área inexplorada por instituciones y deportistas, aunque cada vez menos en la elite.

"Sin bien ya se viene trabajando desde hace varios años, falta un montón todavía como para terminar de entrar en los grupos y en los equipos. Aunque se han hecho algunas cosas para arreglar desaciertos de algunos profesionales, los prejuicios subsisten y seguimos buscando nuestro rol, con formación, especialización y haciendo las cosas de buen modo", comentó.

"Ahora parece que la cosa se está abriendo más porque existe una mayor aceptación en el fútbol, pero hay un montón de deportes donde la psicología deportiva está instalada desde hace tiempo. Y en Europa dejó de ser tema de discusión desde hace rato. Acá estamos atrasado con generaciones y personajes que tienen otra mente", comparó.

A modo de ejemplo dijo que muchos entrenadores se han arrogado el rol de motivadores sin ningún fundamento científico.

Squillaci arremetió con el discurso del que "sólo sirve ganar y del segundo nadie se acuerda". En tal sentido opinó que "eso lleva a encontrarnos con un montón de presiones ya desde el deporte infantil. Los chicos ya no juegan para divertirse, por placer, sino para ganar o llegar a ser Federer o Messi".

"Son muy pocos los que llegan a la elite y muchísimos menos los que son figuras. Nosotros a eso lo trabajamos. Después hay que estar preparado para lo otro, porque la gran mayoría se queda afuera, tienen que vivir de otra cosa, y hay que prepararlos para otra cosa. Por suerte en clubes como Lanús, River hace tiempo que vienen trabajando de otra forma", subrayó.

"Qué se hace -se preguntó- con la frustración de ese montón de chicos que se van a quedar en el camino dentro de una sociedad tan cruel. Hace un montón de años que se viene luchando desde la psicología deportiva para encontrar las respuestas".

"Somos auxiliares de un entrenador dentro de un equipo deportivo, como también lo es el médico, el preparador físico, el nutricionista, o un kinesiológo", describió.

En el cierre, Rafael definió las condiciones psicológicas para un buen entrenador: "Debe formar un buen equipo de trabajo, saber comunicar para que los deportistas puedan comprender el mensaje que les está llegando, y tener coherencia entre lo que dice y lo que hace".

"Ejercer su liderazgo con el ejemplo; y comprender al deportista como sujeto individual de acuerdo a su personalidad y no tratando a todos como si fuesen iguales", cerró.

La altura y la mente

La fuerza de la mente en un deportista cobró vigencia con un tema muy actual: la presentación de la selección argentina en Bolivia por las eliminatorias sudamericanas para el Mundial de Qatar 2022.

Cada vez que aparece este compromiso en el calendario, surgen los análisis profesionales -y de los otros- sobre cuánto hay de fisiológico y cuánto de psicológico en la incidencia de la altura sobre el rendimiento físico en La Paz.

"Ahí existe una cuestión fisiológica vinculada con la altura, pero después hay que abordarla mentalmente", consideró el licenciado Squillaci.

"Lo importe es trabajar la cuestión mental, porque es clave por toda esa cuestión que hay dando vueltas en el ambiente. Mentalmente un deportista debe estar preparado para poder competir con ese condicionamiento", analizó.

"Cuando el licenciado Marcelo Roffé formaba parte del cuerpo técnico de José Pekerman se abordó esa cuestión para llegar a un determinado resultado. Después se puede dar o no se puede dar, y a eso nosotros somos ajenos", apuntó.

En esta cuestión, resaltó que "la importancia de poder trabajar sobre la concentración, pudiendo controlar factores externos (como puede ser la altura) e internos, logrando mayor fortaleza mental".

"Lograr que el cuerpo y la mente estén focalizados va a resultar una tarea ardua"

También para los deportistas este 2020 ha sido un año muy especial, y la vinculación entre pandemia, psicología y deporte merecen un apartado.

"La pandemia genera una variedad de emociones, visualizadas tanto a nivel clínico como deportivo" dijo el licenciado Squillaci.

Quizás la palabra más fuerte en todo este tiempo ha sido "incertidumbre".

"Es la más presente, sus niveles aumentaron significativamente y no hay claridad de lo que puede significar todo esto en nuestras vidas. Los motivos de consulta recibidos mayormente en estos meses parten de problemas de ansiedad, miedo, angustia, entre otros" reveló.

Sobre la incertidumbre amplió que "es uno de los mecanismos psicológicos que más energía mental consumen. No saber qué va a pasar desgasta mucho, y en poco tiempo. Por ende, pueden aparecer cambios significativos en el estado de ánimo, en los hábitos alimenticios, en el descanso y en la forma de relacionarse con las personas del círculo más cercano".

"Es un tiempo prolongado de transformación de nuestras vidas y rutinas cotidianas", según Rafael.

"En un primer momento hubo cierta sensación de euforia, con intentos para sobreadaptarse a la situación. Pero desde hace un tiempo se empezó a visualizar una etapa marcada por la aparición de situaciones de agotamiento, mecanismos de renegación y negación en aquellos que creen que el coronavirus no existe, que no es grave o que no les va a afectar, así como la naturalización del riesgo, llevándolos a incurrir en conductas que los ponen en riesgo a ellos y a terceros" observó el licenciado Squillaci.

"Esta naturalización del riesgo es una incorporación de ese peligro en la vida cotidiana, como puede verse claramente en la realización de reuniones sociales/familiares, siendo que estas aún no están permitidas en nuestra ciudad" graficó.

Sobre la comunidad deportiva en particular, afirmó que "en su gran mayoría están sintiendo el impacto del Covid-19, dado que se cancelaron eventos, competiciones y los centros de entrenamiento y clubes estuvieron cerrados".

"Deportistas, padres, dirigentes y profesionales en el deporte estamos trabajando para desarrollar, solucionar y reestructurar nuevas metas y objetivos. Favorablemente las organizaciones y los profesionales de la salud mental intentamos atenuar los efectos de esta situación por medio de un online desde el inicio" destacó.

En ese sentido individualizó que "a consecuencia de la cuarentena comenzaron a aparecer en los deportistas numerosos síntomas, debido a las restricciones deportivas impuestas. Posteriormente comenzaron a generarse interrogantes sobre cómo dicho contexto repercute en el funcionamiento físico y en cómo afecta a su aspecto psicológico".

Entre los síntomas mencionó "enojo, apatía, evitación, estados depresivos o ansiedad. También comenzaron a observarse alteraciones en varios de los componentes de la fortaleza mental, a partir de la imposibilidad de entrenar y competir con normalidad, afectándose la autoconfianza y la motivación".

"La cuarentena fomenta el aumento del pensar por sobre el hacer, haciendo que en muchas ocasiones las ideas no se orienten a conceptos constructivos, sino a mensajes internos que les provocan temores e inseguridades, generando un efecto negativo" enfatizó Squillaci.

Lo específico de la psicología del deporte, argumentó que "todas las variables se vieron afectadas, porque los objetivos se atenuaron, surgió la incertidumbre y por ende la motivación (que es el esfuerzo y la energía que uno pone) se puso en riesgo. Por lo tanto, actualmente resulta conveniente adaptar los objetivos a la nueva realidad".

Squillaci mostró su preocupación porque "otra de las problemáticas que se observa con intensidad es que se visualizan en exceso escenarios futuros, centrados excesivamente en lo que puede llegar a ocurrir, de manera pesimista en la mayoría de las ocasiones".

"Como consecuencia de ello, pueden aparecer ciertos montos de ansiedad, siendo definida como exceso de futuro, resonando en frases del tipo ''no vamos a volver a la normalidad, la sociedad va a cambiar'', ''la manera de hacer eventos deportivos va a cambiar, la manera de entrenarnos también''. El cerebro no distingue entre lo que imaginas y la realidad, por lo cual imaginarse en una situación que provoca miedo, hará que el cuerpo responda como si esa situación fuese real".

"Es una respuesta que nos prepara ante una amenaza, pero si la misma es muy intensa o prolongada en el tiempo, surgen los inconvenientes" precisó.

El licenciado Squillaci dijo que "es muy diferente tener rutinas en los entrenamientos, a transitar el día con exceso de pasividad, conectado a la tecnología, como ha sucedido en los primeros meses con mayor intensidad, y aún continua".

"Por ende, preparar psicológicamente a los deportistas antes de regresar al trabajo es fundamental, para lo cual resulta beneficioso realizar técnicas de visualizaciones y control de pensamientos con los mismos, entre otros recursos" aconsejó.

"Nada será igual después de la pandemia" no cesa de repetirse desde que comenzó esta crisis sanitaria que ha puesto al de mundo patas para arriba.

Para Squillaci la frase tiene su extensión a la actividad: "Tampoco lo será en el mundo del deporte, por lo menos en un futuro cercano. Lo que está claro es que el papel de los psicólogos es imprescindible en esta transición, encontrándonos en una situación excepcional y, por lo tanto, los pensamientos e ideas que tenemos también son excepcionales".