Es decir, la genética tiene que ver con todo y muy especialmente con las patologías médicas. Sin embargo, salvo para cosas muy concretas, mirar un genoma secuenciado no nos dicen demasiado sobre la mayor parte problemas, rasgos o enfermedades de nuestro día a día. El motivo es simple: si la genética fuera un idioma, la humanidad estaría aún sacándose el A1.

Sin embargo, el NHS (el sistema de salud británico) está poniendo en marcha un experimento de "medicina personalizada" en el noreste de Inglaterra que pretende solucionar parcialmente este problema.

Sin embargo, el NHS (el sistema de salud británico) está poniendo en marcha un experimento de "medicina personalizada" en el noreste de Inglaterra que pretende solucionar parcialmente este problema.

Al fin y al cabo, los investigadores seleccionarán a mil pacientes que usarán millones de marcadores genéticos que se cruzarán con todo tipo de factores de riesgo (la edad, los antecedentes familiares, el estilo de vida...) para producir lo que se denomina "puntuación de riesgo poligénico" y examinar si este tipo de enfoques puede usarse para "predecir" la enfermedad cardiovascular (y para ajustar los tratamientos).

¿Por qué la enfermedad cardiaca? Por una cuestión de potencialidad. Aunque según los investigadores este tipo de enfoques permitiría usarse en otras enfermedades (como cáncer de mama, próstata y piel, diabetes tipo 2 o trastorno bipolar), lo cierto es que las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en el mundo. De cada 100 personas que mueren en el mundo, al menos 27 lo hacen por ella, según la OMS.

De hecho, el NHS cree que introducir este "cribado" genómico (en caso de que funcione) podría ayudar a identificar a 650.000 personas de entre 40 y 60 años con alto riesgo cardiovascular. De ellos, un 10% desarrollaría enfermedades en los próximos 10 años. Su apuesta es que, si consiguen "pasar de tratamientos reactivos a preventivos", estos mecanismos podrían reducir más 15.000 casos de enfermedad y evitar más de 2.000 muertes en una década.

Nos acercamos a un momento del desarrollo técnico de la genética muy complicado en el que nuestra genética se va a convertir en una herramienta muy poderosa para cuidar y mejorar nuestra propia salud. Y, a la vez, un riesgo que pueda colisionar con los derechos humanos y cambiar de forma radical nuestros sistemas de salud. Este será uno de los grandes debates del futuro; lo que pasa es que ese futuro lo tenemos ya encima. (Fuente www.xataca.com)