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El 2020 ha sido un muy buen año para el criador y para quienes hacen ciclo completo, pero no así para el invernador y el feedlotero. Altos precios del ternero durante todo el año, un precio del alimento en niveles históricamente altos y valores de la hacienda terminada que recién comenzó a reaccionar a la suba en los últimos meses del año, son los principales determinantes económicos de este balance.

El área de Coordinación de Análisis Pecuario del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación (MAGyP), trimestralmente monitorea la evolución de los márgenes brutos para distintos modelos ganaderos productivos desde junio de 2011.

Tomando como base estas series, en primer lugar, se comparan los resultados económicos -márgenes brutos por cabeza- para los planteos más característicos de cada actividad ganadera: cría en Cuenca del Salado (modelo base), invernada en Región Subhúmeda (de alta producción) y ciclo completo en Córdoba. En todos los casos, los márgenes están expresados en dólares y referenciados al último trimestre de cada año (valores a noviembre) a fin de quitarle el efecto estacional.

En los últimos tres ciclos, tanto la cría como el ciclo completo registran márgenes crecientes. En el caso de la cría, la última medición a noviembre arroja un margen bruto $ 12.373 por cabeza equivalentes a unos USD 155, casi 30% más que lo resultante un año atrás medido en moneda extranjera.

Recordemos que este año, la cría prácticamente no sufrió la presión estacional que normalmente sufre el precio de la invernada durante la época de zafra. Por el contrario, gozó de un comportamiento atípico -producto de condicionantes externos- en el que el ternero mostró una gran firmeza durante estos meses y que incluso logró reafirmar durante la segunda mitad del año.

Al igual que la cría, los modelos de ciclo completo también presentan muy buenos resultados, aunque con menores ganancias interanuales. De acuerdo a estos cálculos, un planteo de ciclo completo en el Centro-Sur de Córdoba obtiene $ 6.192 por animal o USD 77,50, casi 20% más en dólares que a igual fecha del año pasado.

Si bien, estos planteos no se vieron afectados por el mayor costo de la compra de los terneros, la mejora en los resultados resulta algo más moderada por la reacción tardía y más limitada del precio del gordo. No obstante, debemos considerar que el aumento de precios de la hacienda terminada comenzó a registrarse con mayor firmeza a mediados de octubre, acelerándose durante diciembre, por lo que estos resultados aun no estarían contemplando la totalidad de la corrección.

Si comparamos el promedio de los valores corrientes a diciembre, el precio del ternero aumentó un 103% mientras que el gordo un 73% en relación a diciembre de 2019, en ambos casos muy por encima de la inflación esperada para todo el año.

Otra variable que contribuyó a la mejora de resultados de ambos planteos es la venta de vacas de descarte que, medido en igual lapso, registra un aumento cercano al 80% interanual.

En el caso de la invernada, donde ya entra en juego la relación de compra-venta de la hacienda, el balance resulta muy desfavorable, en especial en los planteos de alta productividad. Medido en dólares, el margen bruto de un planteo de invernada intensiva, cayó un 75% en el último año, al pasar de 57 a 14 USD/cabeza.

Como se ha mencionado, el precio del gordo, recién comenzó a acompañar la suba del ternero hacia el último trimestre, manteniendo una relación de compra-venta muy por encima de la media durante todo el año. La reciente suba del gordo, durante el mes de diciembre, ha llevado nuevamente la relación a niveles promedio de 1,30, tras haber fluctuado entre 1,45 y 1,50 durante los últimos seis meses.

Si a esta relación de compra-venta se le suma el alto precio del maíz, que subió 20 puntos más que el gordo (93% a diciembre) los resultados para los planteos de recría con terminación a corral y engorde tradicional a grano, se tornan aún más ruinosos. La relación maíz/novillo que, históricamente ha fluctuado en torno a 85 puntos, llegó a marcar en octubre cerca de 140 puntos, para luego aflojar en estos dos últimos meses -especialmente en diciembre por la recomposición del gordo- y cerrar en niveles de 115 kilos de novillo por tonelada de alimento.

Es así como un feedlot tradicional que engorda hacienda propia, llegó a perder más de $10.800 por cabeza ingresada por ciclo, un quebrando de USD 136 que se profundiza casi 3 veces respecto de los USD 56 que perdía a finales de 2019.

En este sentido, si bien la recría previa logra morigerar parcialmente la pérdida al limitar el contra margen en unos USD 86 por animal, el deterioro sufrido de un año a otro resulta similar en ambos casos.

Claro está que, estacionalmente no es el mejor período para evaluar los planteos de engorde, pero al comparar los resultados con igual corte todos los años, nos independiza de este patrón. En efecto, este abrupto deterioro en los márgenes condujo al feedlot a una descapitalización más acelerada que otros años para esta misma época, con índices de vaciamiento más pronunciados y menor nivel de reposición, un 25 a 30% menos que un año atrás. En adelante, los fundamentos que determinaron el actual balance parecieran sostenerse en el mediano plazo.

La menor oferta de terneros que se espera para la próxima zafra, incluso con menor presión de venta producto de la prolongación de las recrías a campo, sumado a un contexto macro que seguirá demandando estos bienes como ‘reserva de valor’, mantendrán firmes los valores de la invernada.

Similar firmeza se espera exprese el precio internacional del maíz, por mayor demanda, pero también por latente riesgo a pérdidas de cosecha. Aunque las recientes medidas adoptadas por el gobierno nacional para asegurar el abastecimiento interno del cereal, podrían llegar a alterar localmente estos fundamentos.

Por el lado del consumo interno, termómetro esencial para los valores del gordo, nada parece haber cambiado en términos de la precariedad de su poder de compra. Mas allá del ‘veranito’ comenzamos a ver hacia fin de año, con el relajamiento de las medidas de aislamiento y un mayor gasto destinado al consumo de carnes dentro de un presupuesto que sigue siendo muy acotado, el impulso de la demanda no pareciera tener mucho más resto.

A la luz de estas variables, el 2021 promete continuar siendo un año muy favorable para la cría como así también para los engordes a campo manteniendo un fuerte desafío de reconversión a aquellos planteos más intensivos, con estructuras pesadas y menos flexibles ante cambios de contexto.