Roberto Shedden: "Lo peor fue atender a los soldados de la guerra de Malvinas"
"El primero de noviembre cumplí 40 años en esto. ¿Por qué empecé?, porque conocí a algunas enfermeras cuando estaba haciendo el secundario y me insistieron para rendir examen. Me recibí en la Escuela de Sanidad Naval, en Puerto Belgrano (Punta Alta). Tenía otro trabajo y no quería entrar a enfermería, me presenté con la ilusión de no ser aceptado y quedé primero. Pero allí empecé mi carrera. No conocía nada de este ambiente, pero comencé la escuela y me gustó, me interé más y así hice toda mi carrera. Mi vida está dedicada a la enfermería" recuerda Roberto Shedden (61).
"Claro que recuerdo los primeros pasos. Uno, cuando llega al final de su carrera como yo, mira para atrás y parece que el tiempo fue cortito. Pasé muchas cosas en ese hospital. ¿Lo peor?, la guerra de Malvinas. Era muy jovencito y trabajaba en el Centro de Quemados, con los heridos graves que venían de las islas, también del crucero General Belgrano. Fue una época muy dura" dice este puntaltense que se casó hace 36 años con la olavarriense Graciela Trinchín ("la conocí en el hospital y formamos una familia", dice), con quien tuvo 5 hijos: Pablo, Daniela, Mauro, Franco y Gino, y seis nietos (Brisa, Micaela, Luz Mía, Milena, Sofía y Dante). "Mi hija Daniela es enfermera como papá y mamá, y trabaja en el hospital".
"En María Auxiliadora trabajo en la guardia y en el Hospital Municipal en Atención Primaria hace más de veinte años. Los trabajos son totalmente distinto. Trabajar en la parte comunitaria es diferente. Hay que tener una mirada social, una mirada hacia la problemática de la comunidad; no se atiende a las personas en forma individual sino a la familia, y cada familia es un mundo con un problema diferente. Es también algo muy crudo, porque se ven cosas que en una guardia no se ven. En la guardia se ve la urgencia", agregó.
Por último, Roberto quiso destacar algo más: "A mis colegas. Nosotros somos la parte oculta de la salud, pero somos el pilar fundamental de la salud. El enfermero es así, en cualquier lugar donde trabaje. Mis colegas son muy importantes, y lo que tenemos que recuperar es ese amor a nuestra profesión. No buscarla como una salida laboral, sino que tiene que haber convicción y pasión por este trabajo. Lo tenemos, seguro. Pero hay que rever algunas cosas. Pero todo pasa por la capacitación contínua, por esmerarte en la profesión. Hace un año me recibí de licenciado, es decir que estudié hasta hace poquito, y los jóvenes tienen que enforcarse en eso para sacar adelante nuestra profesión".