En la noche del miércoles último, festividad de la Inmaculada Concepción de María, se celebró la santa misa en el Parque Mitre (en el sector de Almirante Brown y Álvaro Barros). Antes de la misa se rezó el rosario. 

El oficio religioso fue concelebrado por sacerdotes de las distintas parroquias de la ciudad y en encabezado por fray Pablo Bajuk, de la parroquia San Francisco y Nuestra Señora de Monte Viggiano.

En la celebración participaron distintas comunidades parroquiales y colectividades de la ciudad, instituciones y colegios, muchos de los cuales asistieron con estandartes, imágenes o vestimenta identificatorio.

Por la pandemia de coronavirus, esta tradicional actividad religiosa que se realiza todos los años no se pudo se realizar el año pasado y ahora retomó su celebración, en lo que además será el cierre del año Jubilar de San José.

"Hace un año estábamos en plena pandemia; ahora podemos volver a realizar esta expresión pública de fe, expresando nuestros pedidos y agradecimientos, de este tiempo tan difícil, que a toda la humanidad, nos ha tocado vivir", expresan los organizadores. "Como comunidad de Olavarría, queremos celebrar a nuestra Madre la Virgen, con tan honda celebración para el pueblo de Dios", añadieron.

Por otra parte, el Papa pidió a la Inmaculada Concepción el milagro de la curación de los enfermos.

En la solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, el papa Francisco se dirigió en la mañana del miércoles 8 de diciembre a la plaza España, en Roma, donde veneró de manera privada la estatua de la Inmaculada Concepción.

A su llegada, poco antes de las 6.15, el Papa saludó a la embajadora de España ante la Santa Sede, María del Carmen de la Peña Corcuera, quien estaba acompañada por un par de funcionarios españoles y "se disculpó por la hora", ya que todavía no había amanecido.

Luego, el Santo Padre colocó un cesto de rosas blancas en la base de la columna sobre la que se encuentra la estatua de la Virgen y permaneció en silencio orante.

"El Papa pidió el milagro de la curación para los numerosos enfermos; la curación para los pueblos que sufren tan duramente las guerras y la crisis climática; y la conversión, para que derrita el corazón de piedra de quienes construyen muros para alejar de sí mismos el dolor de los demás", informó la Oficina de Prensa de la Santa Sede.