"Yo ingresé en el ICO, gracias a Héctor Amoroso y a ‘Yiya’ Lhouerrou. La escuela primaria fue un poco accidentada: cursé los primeros grados en la escuela Nº 8, hasta que me fui a Cacharí con mis padres, pues ellos se trasladaron hasta allí por razones de trabajo. Allí comencé cuarto grado pero no lo terminé. No quise continuar viviendo allí, y regresé a Olavarría para vivir con mi abuela materna. Entonces comencé a cursar nuevamente cuarto grado en la Escuela Normal, hasta que un día discutí con mi maestra y decidí no continuar los estudios... Prefería jugar a la pelota con mis amigos del barrio... ¡la escuela me aburría mucho!

"Cierto día de 1942 un señor me vio en la calle, más precisamente en la esquina de Sargento Cabral y 9 de Julio, y me preguntó a qué escuela yo estaba asistiendo. Le pregunté quién era él, y porqué me hacía esa pregunta. Allí me enteré que se llamaba Héctor Nicolás Amoroso, docente de escuela primaria, y director de un Instituto Secundario que él había fundado unos años atrás... Él acostumbraba a recorrer las calles de Olavarría para invitar a los chicos a asistir a la escuela. Cuando se enteró de que yo había abandonado los estudios primarios, habló con mi abuela y con su autorización me llevó a la casa de María Luisa Lhouerrou, quien, a pesar de mi oposición y rebeldía, me preparó para rendir exámenes libres de los grados que me faltaban. Yiya fue mi maestra, mi amiga, mi segunda madre….. Con su magnífica ayuda, pude rendir los exámenes en la escuela N° 17, y aprobé cuarto, quinto y sexto grados en la misma semana. Había finalizado la escuela primaria, y me convertí en ‘materia prima’ para comenzar a estudiar en el Instituto Coronel Olavarría, donde María Luisa y Héctor eran docentes y directivos.

"En 1943 ingresé al establecimiento que funcionaba en la calle Rivadavia a media cuadra de Del Valle. Cursábamos por la mañana. Algunos días teníamos Educación Física en el club Estudiantes. Recuerdo que las calles eran de tierra, y varias veces nos embarramos los zapatos o zapatillas para llegar a club.

"En abril de 1946, el profesor Amoroso nos informó que nuestro ICO había sido reconocido oficialmente como Colegio Nacional. Teníamos trasladarnos al edificio de la Escuela Normal. Cursamos allí cuarto y quinto años, junto a mis queridos compañeros: Nelly Occhi, Arnaldo Bintana, Tomás Luis Pía, Luisa Canevello, Elsa Ginocchio, Edeville Elena, Angélica Andreu, Rosalía Velo, Pedro Nouzeilles, Carlos Ronco, José Ibáñez, Roberto Noël Domecq, Miles Mac Gaw, Fanny Ripoll, María Dominga Pagani, Elsa Ghidina, Néstor Diez, Olga Agosti, Diego Pauloff, Carmen Calvo, Roberto Ratner, Joaquín Aguiar, Rubén Villani y Antonio Salas.

"Varios de ellos se fueron de viaje de estudios a la provincia de Córdoba, acompañados por Yiya Lhouerrou. Yo no pude ir, pues había comenzado a estudiar para ingresar en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Buenos Aires. Me encontré con ellos en la Capital, cuando regresaban hacia Olavarría.

"Con muchos de ellos mantuve lazos de amistad para siempre. Los atendí y operé como pacientes en el Hospital Municipal y en mi consultorio". Héctor Cura recordó con gran afecto a María Luisa Lhouerrou, la querida "Yiya" o "la Francesa", primera rectora del Nacional...: "Recuerdo que cuando yo estaba ejerciendo como médico en el Hospital Municipal, Yiya me llevó de regalo un cuadro muy bello que todavía está allí: una réplica de ‘Los girasoles’, de Vincent Van Gogh. Fue mi gran amiga de la vida...".

Y concluyó Héctor Cura: "No se qué hubiera sido de mi vida si no me encontraba con el profesor Amoroso, aquel día del año 42... Él me rescató de la calle; me convenció para que cambiara la pelota de fútbol por los libros. Y Yiya se encargó del resto...".