"La cabeza se distrae, la incertidumbre también jode. Una vez decidido a rendir y con una fecha en el horizonte fue más fácil", recuerda el ahora profesional.

La última materia que rindió hace apenas unas semanas fue Toxicología y Química Legal y cuenta que "fue todo medio surrealista". Primero porque volvió a Olavarría y estuvo preparando la materia acá, "cosa que nunca había hecho". Hubo un espacio especial para eso: "preparamos un escritorio improvisado en la habitación y pude estudiar ahí. Luego fueron los nervios normales de un final, salvo que en vez de ir en colectivo a la facultad me levanté y fui al living, donde estaba la tablet y los auriculares, con todas las baterías cargadas y procurando que no se cortara internet". A sus papás, lo deportó hacia las habitaciones, "para que no se escuche nada raro".

Cuando terminó ese momento de preguntas y de demostrar a los profesionales del otro lado de la pantalla que los conocimientos estaban en su máxima, vino el "festejo". En el patio, "mis papás se esforzaron para que fuera lo más parecido a haber rendido `normal`", valora Leo.

"Me tiraron cosas, me cortaron el pelo. Y desde Mar del Plata, que tengo a mi hermano, novia y amigos también se portaron espectacular. Me hicieron carteles, remeras, pancartas e incluso después por video llamada me pasaron un vídeo con fotos mías, como si fuera un cumple de 15", relata sonriente.

Y aclara que "no salimos a la calle ni nada parecido. La verdad que como anécdota es bárbara. Me hubiese gustado celebrar de manera física con los que están en Mar del Plata, pero ya va a haber tiempo para eso" para la "mugre, la caravana, las reuniones familiares.