Tantos años de fracasos en las sucesivas gestiones fueron generando una carencia de formación de cuadros políticos realmente estremecedora.

A ello se le podría añadir, aunque con honrosas excepciones, la falta de actividad de los partidos políticos que es el lugar en donde realmente se forman, -o debieran formarse- los cuadros dirigentes.

Posiblemente la crisis de 2001 provocó un enorme retroceso en la política institucionalizada y dentro de la institucionalidad, se llevó puetos a los partidos políticos. El golpe final al Partido Justicialista lo dio Eduardo Duhalde quien inventó una ley de lemas totalmente distorsionada (no sumaba los sublemas) para obstaculizarle a Carlos Menem su vuelta al poder.

A partir del golpe de mano de Eduardo Duhalde, el país se quedó sin partidos y fueron naciendo los De Narváez y aquellos que desde fuera de la política crearon verdaderas empresas transformándose ellos mismos no en líderes sino en gerentes de estructuras que buscaban en el poder político la manera de sumar clientes a su emprendimiento.

Sus ideologías ligadas al utilitarismo más acendrado y a una concepción netamente material y especulativa, despojó a la política de su rasgo místico y trascendente. Pasó esto porque se perdió de vista la dimensión humana de la actividad y el impacto espiritual que puede tener el luchar por valores como la justicia distributiva, la libertad, la solidaridad.

La política sin la tracción de los valores es como una cáscara vacía, una oquedad insondable en cuyo abismo se pierde el sentido de vivir. En ese vacío existencial, como dice Silvio Rodríguez el ser humano se transforma en "un revoltijo de carne con madera", y despojado de toda trascendencia.

La política actual, entonces, pasó a ser una actividad mercantil cuyo objetivo es quedarse con el patrimonio público o una especie de demencia u obsesión por ese enriquecimiento ilícito que impulsa a realizar conductas tan locas como impensadas como las de arrojar bolsos con dólares por encima de los muros de un convento en horas de madrugada, por ejemplo, o el de vender sus propias convicciones por conservar las jugosas dietas de la función pública.

"La banalidad de las ideas conllevan a la venalidad de las conductas", decía un filósofo. Efectivamente, un político sin ideas ni valores es facilmente corrompible.

El debate televisivo fue una muestra palmaria de la mediocridad y de la ramplonería. Tuvo el formato de un talk-show y no de un debate en el que se dirimían las propuestas de las distintas ofertas electorales. La paradoja fue que el debate, en vez de ser esclarecedor, contribuyó a aumentar la desesperanza y el sentimiento negativo hacia la política.

Y bueno, no tendremos más remedio que apostar a un mejoramiento de la realidad con la pobreza intelectual que tienen los políticos. Es lo que hay.

La letanía de Victoria

El formato incluía dos cosas que contribuyeron al caos y a la polémica infértil, caótica y a la vez irritante y aburrida. Por ejemplo, se abrió un recreo de unos minutos para que cada uno dijera lo que quisiera y se enfrentara con los restantes como si estuvieran en una cancha de fútbol. "No busques tu conciencia en un regateo", decía alguien y efectivamente el pasaje sirvió para incrementar aún más la mediocridad y la confusión general.

La otra variante fue el de un cruce bipolar de preguntas y respuestas, que no fueron ni una cosa ni otra. Nadie supo formular una pregunta y nadie supo o quiso responder lo que le preguntaba su interlocutor. A propósito de ello, no saber preguntar significa que no se ha aprendido el mecanismo para conocer lo que piensa el otro sobre tal o cual tema. O no se aprendió ese mecanismo o nunca les interesó a nadie saber lo que opina el prójimo, y ese es uno de los defectos del dogmatismo político que asuela la Argentina. Esto es, se cierran en sus propias verdades y no hicieron de la pregunta un mecanismo de la curiosidad o de la humildad intelectual.

Victoria Tolosa Paz repetía incansablemente "¿y por qué perdieron?..." como una letanía imparable porque pretendía seguramente irritar a Diego Santilli interrumpiendo su explicación o simplemente porque por ahí transfería su propia pavura de perder cuando esto es una contingencia lógica y esperable en cualquier democracia.

La candidata del FDT hubiese deseado que su oponente fuera Macri y no Santilli y parecía contestarle al ex presidente en vez de al candidato de Juntos.

Tolosa Paz buscaba afanosamente re-crear la grieta y no alcanzaba a ver que ésta era una estrategia que no le convenía de ninguna manera.

Pero las obsesiones suelen jugar malas pasadas. Santilli cuidó no caer en esa trampa que sí suele alimentar también Macri simplemente porque como a Cristina, les conviene, por propia supervivencia, preservar esa grieta. A los dos los moviliza su temor a la Justicia y ambos intentan permanentemente resumir la política nacional en ese eterno enfrentamiento.

Ambos, Cristina y Mauricio se parecen a los personajes de "El duelo", aquella novela alucinante de Joseph Conrad que narra la obsesión por pelearse que tenían durante gran parte de sus vidas dos militares napoleónicos.

En síntesis, tanto Tolosa Paz como Santilli, aunque posiblemente en menor proporción, parecían representar dos delegados o hipóstasis de los máximos oponentes, Cristina y Mauricio. Aunque por ahí esa fue la estrategia de ambos.

La grietita

El otro enfrentamiento, o "grietita" podría decirse, fue el de José L. Espert con Nicolás Del Caño. El choque de prejuicios fue palmario y olvidable. La izquierda nacional no discutió sino que acusó al "libertario" de supuestos negociados y no proponía nada. El economista insistía con hacer referencia a su trabajo escrito que podría haber citado verbalmente para facilitar su difusión.

Ambos representaron lo que pudo haber sido un debate del siglo diecinueve o una discusión, por decirlo así, de dogmas y no de políticas puntuales sobre los problemas de la realidad.

Por sobre todas las cosas, la política argentina se ha quedado sin ideas, que es el insumo más importente de esta actividad, con escasísimos políticos por vocación y demasiados pescadores de dietas.

El Waterloo seccional

Esa búsqueda del arcón en donde estarían los votos deseados por Eduardo Bucca, ha generado algunos hechos impensados. Por ejemplo, y bajo el planteo de una nueva estructura de poder dentro de la Séptima que equilibre un poco las fuerzas que responden al diputado César Valicenti y las que podría construir Eduardo Bucca bajo su liderazgo, que es algo por construir todavía.

En ese sentido, el bolivarense optó por no extender esa disputa en Olavarría y deja esta ciudad para la batalla final. Por ahora se afincó en Azul, y desde allí y con la ayuda que le está brindando un peronista moderado como Pablo Puppio (con la colaboración de la ex senadora Mariel Urruti) intenta sumar unos 5.000 votos allí, especulando que el peronismo de Bertellys y Vieyra los pudiera acompañar.

En Olavarría, el Waterloo final se daría después. Por ahora cuenta con el apoyo del ex concejal peronista moderado, de Sergio Milesi, autor del proyecto que elevaba el impuesto a la piedra en un 50% de la alícuota, y que le trajo al Municipio un plus de recaudación que hoy es de 500 millones de pesos anuales por encima de lo que se recaudaba con la alícuota anterior.

Ahora, y casi como prefigurando un plan de gobierno de una posible candidatura a intendente, propone financiar con el recurso minero, tal vez con algún incremento, (todavía no lo ha dicho) un frigorífico para hacer de Olavarría una plaza exportadora de carne de primera calidad vinculando los dos principales ejes productivos del partido.

C.F.

El buquismo, por decirlo así contaba con el apoyo y el compromiso de algunos miembros del partido de Guillermo Moreno, pero una deserción de último momento del espacio que conduce el resistido ex secretario de Comercio habría provocado movimientos un tanto equívocos a partir de la incorporación de algunos jóvenes camporistas quienes no se sabe si cambiaron de identidad o si se incorporaron al morenismo para incluirlos en el FDT. De todos modos, esto sería solo un detalle, porque hoy por hoy todos terminarían trabajando para el mismo objetivo.

Salvo que Ezequiel Galli pretenda utilizar el rasgo profundamente crítico del morenismo hacia el kirchnerismo y los invite a trabajar para sus candidatos a través de su canal "peronistas para el cambio" que se referencia en Mariano Ciancio.

Ezequiel continúa basando su campaña electoral en temas de gestión y no descuida su afán de conducir la Séptima. Los resultados de Azul lo obligan a realizar un esfuerzo más para reafirmarlo. La relación de fuerzas con el radicalismo seccional da casi una paridad (apenas 3800 votos de diferencia), que propondría una relación diferente, dinámica y controvertida entre ambos espacios dentro de Juntos.

Ayer, la candidata radical Danya Tavela estuvo reunida con Hilario Galli, Bruno Cenizo, Diego Robbiani, "Majo" González, pero también estuvieron Belén Vergel, Sebastián Matrella y Francisco González, como una muestra de buena convivencia. La paridad seccional les impone la necesidad de un diálogo permanente.

C.F.

Si bien es absolutamente cierto lo que dijo el polítólogo, Andrés Malamud, que no parece que se fuese a romper la rutina histórica de la Séptima acerca de que "el ganador se llevaría los tres senadores", lo cierto es que hoy el Frente de Todos busca afanosamente los votos que le faltan como si estuviesen buscando afanosamente descifrar el mapa que los conduzca al tesoro escondido de los votos faltantes.

Pero, vamos con los escenarios posibles. Por ejemplo, y teniendo en cuenta los últimos resultados dentro de los cuales Juntos sacó 85562 votos, que representan un 51,6%, Todos sumó 50062, esto es, un 30,15 por ciento y que el voto de Facundo Manes fue superior en unos 4.000 por sobre el de Diego Santilli, las estimaciones que se hacen son las siguientes.

Para el mismo escenario, Eduardo Bucca (FDT) necesitaría unos 5.500 votos más para sacar un 33,33 por ciento y poder entrar.

En cambio, si el escenario fuese el de la prepandemia, la cantidad las proporciones aumentan en virtud de la cantidad de votantes "nuevos" que podrían ir a votar. A los que no fueron, se les suma los que votaron en blanco y demás (los que quedaron fuera de las Paso) que sumarían unos 22 mil votos más que entrarían en el cálculo sumados a los nuevos votos válidos.

En ese caso, y si se mantiene constantes los porcentajes, y con una participación del 75 por ciento, el FDT debería sumar unos 12 mil votos más para poder alcanzar el piso que exige la banca.

Pero, contemplando un escenario intermedio de una concurrencia de entre el 70 y el 72 por ciento del electorado, Eduardo Bucca no tendría otra alternativa que sumar entre 9 y 10 mil votos a lo que sacó en las Paso, estimando siempre que el escenario sería uno intermedio entre el prepandémico y el último, esto es, el de las Paso.

El kirchnerismo realiza estos cálculos no solo sobre los que faltan ir a votar sino que también les suma los votos en blanco y los que quedaron afuera, algo muy dificil de trabajar electoralmente porque no se trataría solamente de convencerlos de que concurran a votar sino que además se los debe persuadir además que tienen que cambiar su voto- Y esto es sumamente difícil.

C.F.

La campaña oficialista basada en "platita" para los votantes no parece funcionar simplemente porque no resuelve los problemas de fondo como son la falta de trabajo y la inflación ejemplo, que es un problema de la economía macro, como precisó el politólogo Andrés Malamud, pero que se lo quieren adjudicar a los grandes empresarios con el trasfondo del congelamiento de precios. El plan platita ha pasado a ser una especie de coima electoral como la definió el ex presidente uruguayo, José "Pepe" Mugica.

El tema es que todo ello impacta directamente sobre las posibilidades que puede tener Eduardo Bucca para ingresar al Senado provincial.

La vinculación de la política nacional con el de la Séptima es directa. Entonces, mientras el Gobierno incurra en tantos errores no forzados como el narrado, el del conflicto mapuche, el derecho al cabernet Nieto Senetiner que proclamó Feletti como si el costo de la botella de casi 800 pesos estuviese al alcance de todos.

Malamud recordó que el ganador de la Sección siempre se llevó las tres bancas y no ve que "esta rutina se vaya a romper ahora", una reflexión válida para estos lugares pero no en el Conurbano en donde las voluntades parecen más flexibles y estarían mucho más sujetas al peso del aparato de los intendentes y al mecanismo de la política clientelar. Al respecto, se dice que los barones del Conurbano ya habrían contratado 35 mil remises, y plata es lo que puede sobrar porque, como dice un filósofo mexicano, "el dinero es necesario para llegar al poder, pero también éste puede crear dinero cuando lo necesite".